martes, 28 de febrero de 2012
EL ENJAMBRE DE LANGOSTAS
EL ENJAMBRE DE LANGOSTAS
Las langostas pusieron sus huevos en el cadaver de un soldado.
Cuando las orugas maduraron, salieron volando.
Con sus duros caparazones y su zumbido eran un mal presagio.Se veía que habian nacido de una cólera insatisfecha.Volaban veloces hacia el norte. Ocultaban el cielo como una cortina.
Cuando la esposa del soldado las vió, empalideció y se le cortó la respiración. Supo que él habia muerto en combate y su cuerpo había quedado perdido en el desierto.
Aquella noche soñó que cabalgaba en un caballo blanco tan rápido que no dejaba huellas y llegaba hasta donde él yacía en la arena. Le miraba la cara, comida por las langostas y sus ojos se inundaban de lágrimas de sangre.
Nunca más dejó que sus hijos lastimaran un insecto que podria haberse alimentado del muerto.
Alzaba la vista al cielo y decía: "langostas, si buscáis un lugar en qué pasar el invierno, podréis encontrar abrigo en mi corazón"
HSU CHAO
c. 1200
lunes, 20 de febrero de 2012
Discurso de Guaicaipuro Cuatemoc
Cacique Guaicaipuro Cuatemoc | |
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domingo, 19 de febrero de 2012
Algo de poesia finlandesa
Dime si molesto
Dime si molesto,
dijo él al entrar,
porque me marcho inmediatamente.
No sólo molestas,
contesté,
pones patas arriba toda mi existencia.
Bienvenido.
Te dejarías follar…
¿Te dejarías follar por quince euros? me dijo
en la parada del autobús a las 0.42
rodeados de calles vacías y congeladas.
Primero negué con la cabeza, pero luego le dije:
Por dinero, no, pero si pasas la aspiradora y friegas los platos…
Entonces él, a su vez, se negó
y se dio la vuelta abatido para seguir su camino.
Cuando uno ya no tiene fuerzas
Cuando uno ya no tiene fuerzas para escribir, tiene que recordar.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para fotografiar,
tiene que ver con los ojos del alma.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para leer,
tiene que estar lleno de narraciones.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para hablar,
tiene que resonar.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para andar, tiene que volar.
Y cuando llegue la hora,
uno tiene que desprenderse de los recuerdos,
de los ojos del alma, dejar de soñar,
callarse y plegar las alas.
Pero pase lo que pase, sigue la narración, sigue......
Eeva Kilpi (1928) Nació en Hiitola (Carelia). Licenciada en Letras, trabajó como profesora de inglés. Fue presidenta del PEN finlandés Ha escrito numerosos cuentos y novelas.
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