jueves, 19 de diciembre de 2013

El juicio de Paris


El juicio de Paris

 

Afrodita o Venus, la diosa de la luz, de la belleza y del amor, nació en un amanecer de primavera, sobre una concha que flotaba en las plateadas aguas del mar de Chipre.

Zeus le envió desde el cielo un carro tirado por blancas palomas y montada en él, se apreció Venus a los dioses del Olimpo, reunidos para recibirla. Un saludo triunfal acogió a la nueva diosa y, unánimemente, todos la eligieron la reina de la hermosura.

Sin embargo, no todo el mundo se alegró. Hera (o Huno) y Atenea (o Minerva), las dos diosas que hasta entonces habían ostentado el cetro de la belleza en el Olimpo  sintieron  punzada de envidia ante el triunfo de Venus Afrodita.

Entonces la lívida Discordia (o Eris) se aprovechó de ello  para excitar loa ánimos al rencor. Y, sin que la observaran, arrojó al suelo una manzana de oro macizo en la que se leía: “A la más hermosa”

Al verla Hera la cogió inmediatamente; Minerva se la arrebató de las manos y Venus reclamó para sí el brillante fruto.

Con el fin de poner fin a la discordia, Zeus dijo a las diosas:

-       “Id las tres al monte Ida y consultad el caso con el príncipe Paris, que está allí apacentando sus rebaños. El decidirá cuál de las tres es la más hermosa. Id con Hermes, él os conducirá”

 

Paris era el hijo segundo (el primero era Héctor) de Príamo, rey de Troya, y de Hécuba, su mujer. Cuando ésta iba a traerle al mundo, tuvo un sueño en el que se vio dando a luz una antorcha que incendiaba la ciudad. Temiendo que aquel sueño se convirtiera en realidad algún día, Príamo, que participaba también de las aprensiones y temores de su mujer, decidió matar al niño en cuanto naciese.

Pero Hécuba, madre al fin, consintió que se entregara al recién nacido a un esclavo, quien lo llevaría al monte Ida y lo abandonaría. Y allí fue encontrado, recogido y criado por un pastor, que le puso por nombre Paris o Alexandros.

Pasaron los años y Paris se convirtió en un joven lleno de apostura y fortaleza, dedicado por entero a su oficio de pastor. Y un día que estaba con su rebaño en el bosque, se le apareció Hermes, mensajero de los dioses,  que llegaba precediendo a las tres divinidades olímpicas: Hera, Atenea y Afrodita.

Mientras el joven, asustado, miraba lleno de arrobo a las recién llegadas, Hermes le dijo:

-       “Oye, Paris, estas tres diosas te han elegido como árbitro para que decidas cuál es la más hermosa. A laque te parezca más bella le darás la manzana de oro”.

 

Paris permaneció largo rato pensativo ante las tres fulgurantes bellezas y verdaderamente, no sabía a cuál elegir. Entonces habló Hera y le dijo:

-       “Si me das la manzana a mí, te ofrezco el imperio de Asia entera”

 

En segundo lugar habló Atenea, la diosa de la sabiduría, que le prometió:

-       Si me eliges a mí, te daré la sabiduría y la victoria en todos los combates”.

 

Finalmente tomo la palabra Afrodita, la diosa del amor, laque sonriendo dulcemente, dijo al joven pastor:

-       “Y si me eliges a mí, te daré la mujer más hermosa para que seas dichoso.

 

Sin vacilar, Paris se acercó a Venus Afrodita y le entregó la manzana, mientras las demás diosas se retiraban profundamente ofendidas y jurando que vengarían aquella ofensas en Príamo y los troyanos….

 

Y lo cumplieron…

 

 

 

 

 

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