viernes, 8 de marzo de 2024

Good Year sisters (Cuentos anómalos del litoral. Fernando Arias Alvarez)

 


GOOD YEAR SISTERS

 

En asuntos de amores no se ha escrito la última palabra. Y dudo mucho que se llegue a hacerlo. Claro, de cuando en cuando aparecen auténticas sorpresas…….

San Francisco, California, caluroso verano de año reciente. De forma misteriosa, todas, todas, todas las hermanitas Good Year amanecieron un día profundamente enamoradas de los hermanitos Michelin, inmigrantes europeos que habían logrado conformar una populosa comunidad en los Estados Unidos. Amor que saltaba a la vista entre otras cosas porque las Good Year, fieles al desenfado de la costa oeste….no hacían nada por ocultarlo.

Y es que las hermanitas Good Year, con el ímpetu que dan la juventud y la belleza, apenas veían el objeto de su deseo, se abalanzaban sobre él para abrazarlo, para acariciarlo, para cantarle a  los tiempos del “free love”

Por supuesto el índice de accidentalidad se incrementó  de manera alarmante en las calles y carreteras californianas (no sobra señalar que el fenómeno se presenta exclusivamente en el Estado de California, territorio comparado no pocas veces con el Edén)

Los niveles son de catástrofe….hasta hoy…

Una luz de esperanza aparece en el firmamento.

El oficial Tanner, jefe de la policía de San Francisco, hasta hace unos pocos minutos, derrumbado sobre su escritorio en señal de impotencia; sonríe esperanzado después de leer el  escueto informe  de sus agentes:

“Varios Michelin han sido localizados a la entrada de un conocido bar gay”

 

-          Algo es algo, piensa Tanner y sale raudo en su patrulla equipado con un juego de preciosas Firestone.

Santa Marta, marzo 26 de 2008

Birdwoman (Cuentos anómalos del litoral - Fernando Arias Alvarez)

 


Birdwoman

 

Desde muy niña se le afincó en el alma el deseo de volar. Volar a como diera lugar.

Pero como era lo que era (- mujer en un mundo excluyente y mujer pobre además-)…la  única alternativa posible, luego de ser rechazada cuatro veces por la Fuerza Aérea de su país….la única alternativa posible que tenía era… hacer un cursito de auxiliar de vuelo y  convertirse en aeromoza, en azafata… Tal vez su belleza le interesara a alguna aerolínea….

Pero era muy mala  “pa´l inglés” 

Con mil sacrificios propios y sacrificios de los que la amaban, intentó en los deportes aéreos….parapentismo, paracaidismo, aeromodelismo…..pero no, esos vuelos eran bastante efímeros… 

Definitivamente, lo más parecido al vuelo de los pájaros era la sensación de permanecer horas y horas en el aire y la única manera de hacer esto, era a bordo de un avión en un viaje intercontinental. 

Pero no sabía inglés, era muy mala “pa´l inglés” y no podía ser aeromoza y como pasajero tendría que viajar y viajar todo el tiempo….y ese lujo no se lo pueden dar sino las estrellas del jet set.…¡y eso! 

No pudo resistirlo.

Enloqueció, construyó unas alas de cera y terminó por icarizarse desde lo alto de un campanario. 

No sabía y jamás lo supo que lo mejor para esos casos -ilusiones truncas- lo mejor…es hacerse acompañar de un poeta.

Vuela siempre.

 

Santa Marta, marzo de 2008

Bala perdida (Cuentos anómales del litoral - Fernando Arias Alvarez)

 


BALA PERDIDA

No creía en los agueros y le desagradaba que se hablara de supersticiones en su presencia. Pero eso no tuvo nada que ver.

Fue en septiembre, lo recuerdo bien….En mi patria lo llaman el mes del amor y de la amistad.  ¿Será por eso?

Bueno, fue en septiembre……

Era de noche.

Una noche de esas, sin estrellas…; una noche…..

Noche y punto.

La carretera estaba en penumbra.

Apenas las luces de su auto

La radio estaba puesta (Había interferencias)

Sonaba una canción de Cheo Feliciano (¿Juan Albañil?) No se.

Noche triste (Como las de Cartagena cuando estás solo y enfermo en un cuarto de hotel)

¡Pooooiiiiiiiiiiiiiiiiiing!

El beso mortal de un proyectil le dio justo entre los ojos.

La sangre hirviendo bajaba perpendicular por el contorno de su nariz…

Poblaba  su boca

El Renault se estrelló, mas no se incendió

La bocina no se activó

El parabrisas no se rompió

Era una bala perdida, tantas veces entrenada en las pescas milagrosas.

Hoy le dio la gana de salir y perderse entre sus ojos.

 

Santa Marta, marzo de 2008