martes, 8 de marzo de 2011

Hamlet Rozo (De "Ironías" de Fermín Hood)



HAMLET ROZO


Empezó a caminar con la certeza de encontrar una manera digna de pasar sus últimos años. Sabía que la encontraría al final del camino.

Al fin de cuentas la muerte siempre es el final del camino.

El camino era largo, larguísimo como la estela de injusticia y traición que queda como consecuencia de la guerra......el camino es tortuoso como la guerra.

No había vegetación a golpe de vista, a no ser por una extraña flor que hermosa y ufana era mecida por el viento.

Los ojos de Hamlet se posaron en el oscilar escaso y monótono de esa flor y de pronto sintió un enorme deseo de aproximarse a esa magnífica solitaria....¡Oh, naciente obsesión!

Dejarla allí; solo contemplarla por última vez o arrancarla y dejar el paisaje desnudo se le volvió un dilema.

Ser el dueño de la flor hermosa.
No ser el villano que ha de dejar el camino sin alegría.

Entonces lo comprendió todo.

Entonces decidió regresar a Elsinor y convertirse en sombra.


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