sábado, 14 de marzo de 2015

Geni y el Zeppelin (Chico Buarque)


 

Geni y el Zeppelin (Chico Buarque)

 

De los rengos y los tuertos, del bajo fondo del puerto
ella anduvo enamorada.
Su cuerpo es de los errantes, vagabundos y emigrantes,
de los que no tienen nada

Se entregaba desde niña en garajes o cantinas,
tras la pileta, en el monte.
Reina de los prisioneros, las locas, los pordioseros,
los gurises del asilo.

A menudo a su cuidado hay viejitos desahuciados
y viudas sin porvenir,
es buena como son pocas por eso la ciudad toda
repitiendo ha de seguir:

“Tírenle piedra a Geni,
tírenle piedra a Geni
hecha está para aguantar,
hecha está para escupir,
se entrega no importa a quién,
maldita Geni”
Un día surgió brillante entre las nubes,  fluctuante,
un enorme Zeppelín,

se paró en los edificios, abrió unos mil orificios
con mil cañones así.
La ciudad toda espantada se quedó paralizada,
casi se volvió jalea

mas del Zeppelín gigante descendió el comandante
diciendo:  “ Cambié de idea.

Cuando vi en esta ciudad tanto horror e iniquidad
resolví hacerla explotar

mas puedo evitar el drama si es que aquella hermosa dama
de noche se entrega a mí”


“Esa dama era Geni,
mas no puede ser Geni,
hecha está para aguantar,
hecha está para escupir,
se entrega no importa a quién,
maldita Geni”
Sin que se lo propusiera de tan ingenua y sincera
cautivó al forastero

el guerrero tan vistoso, tan temido y poderoso
quedó de ella prisionero


Ocurre que la doncella  - y eso era secreto de ella -
tenía también sus caprichos
y a darse a hombre tan noble, tan oliendo a brillo y cobre,
 prefería amar los bichos


Al oir tal herejía la ciudad en romería
su mano vino a besar:
el prefecto de rodillas, el obispo a hurtadillas,
el banquero y su millar

“Anda con él, ve Geni
anda con él, ve Geni,
la que nos puede salvar,
la que nos va a redimir,
se entrega no importa a quién,
bendita Geni”
Fueron tantos los pedidos, tan sinceros, tan sentidos,
que ella dominó su asco.
esa noche lancinante, entregóse a tal amante
como quién se da al verdugo

Tanta suciedad él hizo, relamiéndose de vicio
hasta quedarse saciado

y no bien amanecía partió en una nube fría
con su Zeppelín plateado

Con un suspiro aliviado ella se acostó de lado
y trató de sonreír
mas luego al rayar el día la ciudad en gritería
ya no la dejó dormir


“Tírenle piedra a Geni,
tírenle piedra a Geni,
hecha está para aguantar,
hecha está para escupir
se entrega no importa a quién,
maldita Geni”

 

 

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