viernes, 3 de febrero de 2017

Apretadagenda (Fermín Hood)


APRETADAGENDA

¡El despertador!
Fanfarria.
(Se recomienda Wagner)

Comienza la batalla diaria
por el pan nuestro de todos los días.

Primero es el peligro de las calles desoladas;
después el frío de la mañana glacial;
luego el paradero donde toda esperanza
se resume en unas latas
con ruedas llamadas bus.

Colgado de una puerta,
clavado al piso por un tacón puntilla
de señorita bonita y sonrisa de desayuno
y aliento de desayuno
y rezagos de noche sin agua
y ropa sin planchar
y sexo sin lavar.

Arribo a oficina o taller.
Sentarse, pararse en el mismo lugar
de todos los días;
el mismo gesto mecánico
de quitarse el saco, aflojar la corbata
y enfundarse el overol.
El mismo mandamás prepotente
que lastima la puerta al tirarla
detrás de nuestra sonrisa;
su mismo rostro inexpresivo
su voz gritona apabullándonos;
ver como las manos se nos llenan de grasa,
ampollas, mierda, poesía en potencia,
mientras el reloj tic tac hacia el mediodía.

El mismo almuerzo de siempre
en la mesa de siempre
celebrando un chiste nuevo
con la sonrisa de siempre.
Caminar para aflojar las tripas
recorrer calles y almacenes
con pasos pesados

Y otra vez;
revisar los papeles importantes
con los que me limpiaría el trasero
o soportar el infernal ruido
de máquinas a tope.
Y esperar la hora de salida,
y lavar las manos cansadas
engrasadas
e imprecisas
y dejarlo todo
para el nuevo día
que si mal no estoy
es el inicio del futuro.
Recoger los cuadernos
para ir a estudiar
para progresar.
Dejar máquinas, grasa,
rostros agrios,
overol,
las penas en el archivador,
o saltando sobre las teclas
de la computadora.
En el colegio o la universidad
el mismo pupitre
con corazones dibujados con navajas
que merecen mejor uso.
Los mismos compañeros aburridos,
Los mismos maestros que bostezan
entre premisas y silogismos;
la misma tristeza,
la misma esperanza ciega,
las mismas ganas de ser libre.

¡Eso es la vida diaria!
¿Qué será la muerte diaria?

(Marcha fúnebre)

                                                                  Fermín Hood – Bogotá 2008


 




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