miércoles, 5 de octubre de 2011

" Ser poeta" en Método fácil y rápido para ser poeta de Jaime Jaramillo Escobar

SER POETA
No arrugues la nariz, poeta mío.
LUIGI CAPUANA

Una de las primeras cosas que se proponen averiguar quienes asisten a un taller de poesía, es ésa: si son poetas. Lo saben intuitivamente, pero desean confirmarlo.
En el taller, el buen poeta se reconoce por sus malos versos. Porque esos malos versos iniciales, si carecen de profundidad y sabiduría, rebosan en cambio de superficialidad. Al mirar la belleza exterior del mundo con atención, asombro y goce, anuncia cuál será la maravilla de su visión cuando las cosas se le revelen en su más esencial significado.
El artista no se siente diferente. La sociedad lo diferencia. En cierto momento, hacia la adolescencia, le da un codazo y le dice: –Usted no es de los nuestros. Y él se queda con ese codazo doliéndole en las costillas.
Ser poeta es, pues, tener un dolor permanente en el costado. Cristo lo ha tenido. Príncipe aporreado de los poetas. Y San Francisco, el hermano menor. No está equivocado J. G. Cobo Borda cuando titula uno de
sus libros “Todos los poetas son santos”. La santidad es un estado de la conciencia por el cual el poeta hace
el milagro del verso. Eso no tiene nada qué ver con la conducta social. Las decisiones de la inteligencia no tienen por qué conformarse a lo que existe en el mundo.
El poeta es un ser dual. Lo extraído de opuestas fuentes es lo que da a la poesía ese sabor particular no definido que la hace a la vez tan clara y misteriosa como el agua y le confiere el poder de embriagar.
Elegir la poesía es decidirse contra el sentido común. No resulta práctico. Pero tiene la particularidad de
que se vence después de muerto, como el Cid.

NOTAS

1. Es preciso no estar en sus cabales / para que un hombre aspire a ser poeta. RICARDO PALMA
2. Es muy difícil ser poeta. Es mejor ser farmacéutico. FEDERICO GARCÍA LORCA
3. Un falso poeta es un castigo demasiado duro para mi gusto. (Calígula, en ALBERT CAMUS)
4. No se tolera la mediocridad en los poetas. D. ANDRÉS BELLO
5. Ningún sentimiento, ningún concepto universal está agotado mientras viva un poeta. DANIEL ARANGO
6. El signo incontestable del gran poeta es la inconsciencia profética, la turbadora facultad de proferir sobre
los hombres y el tiempo palabras inauditas cuyo contenido ignora él mismo. LEON BLOY
7. Los verdaderos poetas son videntes. RABINDRANATH TAGORE
8. Convertirse en santo no es la menor metamorfosis de los poetas. JEAN COCTEAU
9. El poeta no pide benevolencia, sino atención. FEDERICO GARCÍA LORCA.
10. El poeta es, por definición, póstumo. Comienza a vivir después de su muerte y, cuando está vivo, camina
con un pie en la tumba. Eso le produce una especie de cojera que da a su aspecto cierto encanto. JEAN
COCTEAU


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mal ejemplo (De Misceláneas)


                                       MAL EJEMPLO


A un ángel, cuya dudosa conducta obligó a las autoridades celestiales dar un castigo ejemplar, le fue ordenado, como prueba de obediencia, lealtad y arrepentimiento, darle brillo a las estrellas.
El pobre ángel, que en verdad era un buen tipo, aceptó el encargo lleno de buena voluntad, optimismo y grandes esperanzas.

Emprendió la descomunal tarea.

Sin haber terminado de brillar una centésima parte de la primera estrella empezaron a dolerle las manos y a remorderle la conciencia..
“Que las estrellas se queden sin brillar. ¡Qué estúpido de mi parte haber aceptado este trabajo..¡¡Ah, pero más estúpido si dándome cuenta sigo con él!”

Pero tenía un compromiso.

Así que el angelito que no quería perder cielo, reunió clandestinamente a otros ángeles que antaño habían sido artistas y poetas y fundo la Star Light Clean, compañía de aseo celestial y se proclamó gerente general, dando el primer paso para la llegada y consolidación del capitalismo en las esferas celestiales.

Claro que también empezó la lucha de clases...y lo demás ya lo sabemos.....

Por eso hoy en día.... ya no es atractivo irse para el cielo.


jueves, 1 de septiembre de 2011

Crates (De "Vidas imaginarias" de Marcel Schwob)


CRATES
Cínico

Nació en Tebas, fue discípulo de Diógenes y conoció también a Alejandro. Su padre, Ascondas, era rico Y le dejó doscientos talentos. Un día, cuando había ido a ver una tragedia de Eurípides, se sintió inspirado ante la aparición de Telefo, rey de Misia, vestido con harapos de mendigo y con una cesta en la mano. Se levantó en el teatro y anunció con voz fuerte que distribuiría entre quienes los quisieran los doscientos talentos de su herencia y que desde ese momento las vestimentas de Telefo le serían suficientes. Los tebanos se pusieron a reír y se amontonaron delante de su casa; no obstante, él reía más que ellos. Les arrojó su dinero y sus muebles por las ventanas, tomo un manto de tela y una alforja; luego se fue.
Al llegar a Atenas vagabundeó por las calles y descansó apoyando las espaldas en las murallas, en medio de los excrementos. Puso en práctica todo lo que aconsejaba Diógenes. Su tonel le pareció superfino. A juicio de Crates, el hombre no era de ningún modo un caracol ni un paguro. Vivió completamente desnudo en medio de la basura y recogió cortezas de pan, aceitunas podridas y espinas de pescado seco para llenar su alforja. Decía que esa alforja era una ciudad amplia y opulenta donde no se encontraba parásitos ni cortesanas y que producía para su rey suficiente tomillo, ajo, higos y pan.
Así Crates cargaba su patria en sus espaldas y se alimentaba de ella.
No se mezclaba en los asuntos públicos, ni siquiera para burlarse de ellos y no era afecto a insultar a los reyes. No aprobó de ningún modo esa actitud de Diógenes quien, habiendo gritado un día, "¡Hombres, acercaos!", golpeó con su bastón a los que habían acudido y les dijo "¡Llamé a hombres, no a excrementos!". Crates fue tierno con los hombres. Nada lo inquietaba. Las llagas le eran familiares. Lamentaba mucho no tener el cuerpo lo bastante flexible como para poder lamerlas, como hacen los perros. Deploraba también la necesidad de valerse de alimentos sólidos y de beber agua. Pensaba que el hombre debía bastarse a sí mismo, sin ninguna ayuda exterior. Por lo menos, no iba a buscar agua para lavarse. Si la mugre lo molestaba, se conformaba con frotarse el cuerpo contra las murallas, pues había observado que era así como procedían los asnos.
Hablaba rara vez de los dioses y no le importaban; lo mismo le daba que los hubiese o no y sabía muy bien que no podrían hacerle nada. Por otra parte, les reprochaba el haberhecho desgraciados a los hombres  , al volverles el rostro hacia el sol y privarlos de la facultad que tienen la mayoría de los animales, la de caminar en cuatro patas. Puesto que los dioses decidieron que hay que comer para vivir, pensaba Crates, debían haber vuelto el rostro de los hombres hacia la tierra, donde crecen las raíces; nadie podría alimentarse de aire o de estrellas.
La vida no fue generosa con él. A fuerza de exponer sus ojos al polvo acre de la Ática tuvo légañas. Una enfermedad de la piel desconocida lo cubrió de tumores. Se rascó con sus uñas, que nunca recortaba y observó que así obtenía doble provecho, pues las iba desgastando al mismo tiempo que experimentaba alivio. Sus largos cabellos llegaron a parecerse a fieltro grueso y los dispuso en su cabeza de modo que lo protegieron de la lluvia y del sol.
Cuando Alejandro fue a verlo, no le dirigió palabras mordaces, pero lo consideró como un espectador más, sin hacer ninguna diferencia entre el rey y la muchedumbre. Crates no tenía opinión de los grandes. Le importaban tan poco como los dioses. Sólo los hombres le preocupaban y la manera de pasar la existencia con la mayor simplicidad que fuera posible. Las recriminaciones de Diógenes lo hacían reír, no menos que sus pretensiones de reformar las costumbres. Crates se creía muy por encima de preocupaciones tan vulgares. Transformaba la máxima inscrita en el frontón del templo de Delfos y decía: "Vive tú mismo". La idea de un conocimiento cualquiera le parecía absurda. Lo único que estudiaba era las relaciones de su cuerpo con lo que le era necesario, tratando de reducirlas tanto como fuera posible. Diógenes mordía como los perros, pero Crates vivía como los perros.
Tuvo un discípulo, el nombre del cual era Metrocles. Era un joven rico de Maronea. Su hermana Hiparquia, bella y noble, se enamoró de Crates. Está comprobado que lo amó y que fue a buscarlo. La cosa parece imposible, pero es cierto. Nada la desalentó, ni lasuciedad del cínico, ni su pobreza absoluta, ni el horror de su vida pública. Él le previno que vivía como los perros, en las calles, y que buscaba huesos en los montones de basura. Le advirtió que nada de su vida en común sería ocultado y que la poseería públicamente, cuando el deseo lo asaltara, como los perros hacen con las perras.
Hiparquia ya sabía todo eso. Sus padres trataron de retenerla; ella los amenazó con matarse. Tuvieron piedad de ella. Entonces ella abandonó el pueblo de Maronea, completamente desnuda, con los cabellos colgantes, cubierta sólo por una vieja tela, y vivió con Crates, vestida igual que él. Se dice que tuvo de ella un hijo, Pasicles; pero nada seguro hay al respecto.
Esta Hiparquia fue, según parece, buena con los pobres y compasiva; acariciaba a los enfermos con sus manos; lamía sin ninguna repugnancia las heridas sangrientas de aquellos que sufrían, persuadida de que eran para ella lo que las ovejas son para las ovejas, lo que los perros son para los perros. Si hacía frío, Crates e Hiparquia se acostaban apretados contra los pobres y trataban de darles algo del calor de sus cuerpos.
Les prestaban la ayuda muda que los animales se prestan los unos a los otros. No tenían ninguna preferencia por ninguno de aquellos que se acercaban a ellos. Les bastaba con que fuesen hombres.
Esto es todo lo que llegó a nosotros acerca de la mujer de Crates; no sabemos cuando murió ni cómo. Su hermano Metrocles admiraba a Crates y lo imitó. Pero nunca tenía tranquilidad. Su salud estaba trastornada por flatulencias continuas que no podía contener. Desesperó y resolvió morir. Crates se enteró de su desdicha y quiso consolarlo.
Comió una buena cantidad de altramuces y fue a ver a Metrocles. Le preguntó si era la vergüenza de su enfermedad lo que lo afligía de tal manera. Metrocles confesó que no podía soportar esa desgracia. Entonces Crates, hinchado por los altramuces, soltó ventosidades en presencia de su discípulo y le afirmó que la naturaleza sometía a todos los hombres al mismo mal. Le reprochó en seguida el haber sentido vergüenza ante los demás y le dio su propio ejemplo. Después soltó unas cuantas ventosidades más aún, tomó a Metrocles de la mano y se lo llevó.
Los dos estuvieron mucho tiempo juntos en las calles de Atenas, con Hiparquia, sin duda. Se hablaban muy poco. No sentían vergüenza por nada. Aunque revolvían los mismos montones de basuras, los perros parecían respetarlos. Se puede pensar que, si hubiesen sido apremiados por el hambre, se habrían peleado los unos con los otros a dentelladas. Pero los biógrafos no han referido nada de ese tipo. Sabemos que Crates murió viejo, que había terminado por permanecer siempre en el mismo lugar, echado bajo el alero de un almacén del Pireo, donde los marineros guardaban los bultos del puerto, que dejó de andar errabundo en busca de algo que roer, que no quiso ni siquiera extender el brazo y que se lo encontró, un día, desecado por el hambre.

miércoles, 31 de agosto de 2011

El canto en el estanque (de Gramática de la fantasía de Gianni Rodari)




El canto en el estanque (De la gramática de la fantasía de Gianni Rodari)

Si tiramos una piedra, un guijarro, un «canto», en un estanque, produciremos una serie de ondas concéntricas en su superficie que, alargándose, irán afectando los diferentes obstáculos que se encuentren a su paso: una hierba que flota, un barquito de papel, la boya del sedal de un pescador... Objetos que existían, cada uno por su lado, que estaban tranquilos y aislados, pero que ahora se ven unidos por un efecto de oscilación que afecta a todos ellos. Un efecto que, de alguna manera, los ha puesto en contacto, los ha emparentado.
Otros movimientos invisibles se propagan hacia la profundidad, en todas direcciones, mientras que el canto o guijarro continúa descendiendo, apartando algas, asustando peces, siempre causando nuevas agitaciones moleculares. Cuando finalmente toca fondo, remueve el limo, golpea objetos caídos anteriormente y que reposaban olvidados, altera la arenilla tapando alguno de esos objetos y descubriendo otro. Innumerables eventos o microeventos se suceden en un brevísimo espacio de tiempo. Incluso si tuviéramos suficiente voluntad y tiempo, es posible que no fuéramos capaces de registrarlos todos.
De forma no muy diferente, una palabra dicha impensadamente, lanzada en la mente de quien nos escucha, produce ondas de superficie y de profundidad, provoca una serie infinita de reacciones en cadena, involucrando en su caída sonidos e imágenes, analogías y recuerdos, significados y sueños, en un movimiento que afecta a la experiencia y a la memoria, a la fantasía y al inconsciente, y que se complica por el hecho que la misma mente no asiste impasiva a la representación. Por el contrario interviene continuamente, para aceptar o rechazar, emparejar o censurar, construir o destruir.
Tomo por ejemplo la palabra «canto», porque sugiere un objeto arrojadizo... Cayendo en la mente, arrastra, golpea, evita, en suma: se pone en contacto — con todas las palabras que empiezan con «C», aunque no continúen con la «a», como «ceniza», «cien», «conejo»; con todas las palabras que comienzan con «ca», como «casa», «cabeza», «cabina», «calle», «catedral», «camino»; con todas las palabras que riman con «anto», como «santo», «manto», «cuanto», «tanto», «otranto»; con todas las palabras que ideológicamente se les aproximan, por vía de su significado: «piedra», «guijarro», «roca», «peña», «peñasco», «adoquín», «mojón», «ladrillo»; etc.
Éstas son las asociaciones más fáciles. Una palabra golpea a otra por inercia. Es difícil que esto baste para provocar la «chispa» (pero nunca se sabe).
Pero la palabra continúa cayendo en otras direcciones, profundiza en el mundo del pasado, pone a flote presencias sumergidas. «Canto», en este caso, es para mi «Santa Caterina del Sasso» (Santa Catalina de la Peña), un santuario emplazado sobre un gran peñasco, a la orilla del lago Mayor... Íbamos en bicicleta, íbamos juntos, Amedeo y yo. Nos sentábamos bajo un fresco pórtico, a beber vino blanco y a hablar de Kant. A veces coincidíamos en el tren, ambos éramos estudiantes de música. Amedeo llevaba un gran abrigo azul. Algunos días, bajo el abrigo, se adivinaba el bulto del estuche de su violín. El asa de mi estuche estaba rota y tenía que llevarlo bajo el brazo... Amedeo se alistó en los Alpinos y murió en Rusia.
En otra ocasión, la figura de Amedeo me vino a la mente por una «evolución» de la palabra «ladrillo», que me recordó ciertos hornos o ladrillares, en la llanura lombarda, y largas caminatas en la niebla, o en los bosques... A menudo, Amedeo y yo pasábamos tardes enteras, en esos bosques, hablando de Kant, de Dostoyevski, de Montale, de Alfonso Gatto. Las amistades de los dieciséis años son las que dejan las señales más profundas. Pero esto, aquí no interesa. Lo que interesa es la forma en que una palabra, escogida al azar, funciona como una «palabra mágica» para desenterrar campos de la memoria que yacían sepultados por el polvo del tiempo.
De manera no muy diferente actuaba el sabor de las magdalenas en la memoria Proust. Y, después de él, todos los «escritores de la memoria» han aprendido, y hasta han abusado, de los ecos escondidos en las palabras, los olores, los sonidos. Pero nosotros queremos escribir historias para niños y no narraciones que nos ayuden a recuperar el tiempo perdido. Si acaso, de cuando en cuando, será útil y hasta divertido jugar con los niños al juego de la memoria. Cualquier palabra podrá ayudarlos a recordar «aquella vez que...», a identificarse con el tiempo que pasa, a medir la distancia entre ayer y hoy, aunque sus «ayeres» sean todavía, por suerte, pocos y no muy complicados.
El «tema fantástico», en este tipo de evoluciones a partir de una sola palabra, nace cuando se crean «aproximaciones extrañas», cuando en el complejo movimiento de las imágenes y sus interferencias caprichosas, surgen parentescos imprevisibles entre palabras que pertenecen a cadenas diferentes. «Ladrillo» trae consigo (en una sucesión de imágenes y rimas): «piedra», «mojón», «canto», «canción»...
Ladrillo y canción se me presentan como una pareja interesante, aunque no tan «bella como el fortuito encuentro entre una sombrilla y una máquina de coser sobre una mesa anatómica» (Lautréamont, Los cantos de Maldoror). En el confuso conjunto de las palabras hasta aquí evocadas, «ladrillo» es a «canción», lo que  «canto» o «guijarro» (por su rima) es a «guitarro». Aquí, el violín de Amedeo añade probablemente el elemento afectivo y favorece el nacimiento de una imagen musical.
He aquí una casa musical. Construida con ladrillos musicales, con piedras musicales. Sus paredes, tocadas con unos palillos, nos brindan todas las notas posibles. Sé que hay un do sostenido encima del sofá, el fa más agudo está debajo de la ventana, el pavimento suena en si bemol mayor, una tonalidad excitante. Hay una estupenda puerta atonal, serial, electrónica: basta insinuar un ligero toque con los dedos para obtener una escala a la Nono-Berio-Maderna, que haría delirar a Stockhausen (alguien que entra en esta historia con más derecho que nadie por el «haus», «casa», de su apellido).
Pero no se trata sólo de una casa. Hay todo un pueblo musical con una casa-piano, una casa-harpa, una casa-flauta... Es un pueblo-orquesta. Al caer la tarde, sus habitantes, tocando sus casas, ofrecen un maravilloso concierto antes de ir a dormir...
De noche, mientras todos duermen, un prisionero toca las barras de su celda... etc. La narración, a partir de aquí, vuela con sus propias alas.
Creo que el prisionero ha hecho su entrada en el cuento gracias a la rima entre «canción» y «prisión», que en un principio me había pasado por alto, y ha acabado por manifestarse por sí misma. Las barras aparecen como una consecuencia lógica. Pero, pensándolo mejor, podría ser que me las haya sugerido el título de una vieja película, que de improviso me ha venido a la mente: Prisión sin barrotes.
La imaginación puede tomar ahora otro camino:
Desaparecen las barras de todas las prisiones del mundo. Escapan todos. ¿También los ladrones? Sí, también los ladrones. Es la prisión la que produce los ladrones. Desaparecida la prisión, acabados los ladrones...
Y aquí noto cómo en el proceso aparentemente mecánico de la creación de la historia, mi ideología va haciendo su aparición, va tomando forma como si se ajustase a un molde, al tiempo que lo modifica. Siento el eco de lecturas antiguas y recientes. Desde sus distintos mundos, los silenciados piden ser nombrados: los  orfanatos, los reformatorios, los asilos de ancianos, los manicomios, las aulas docentes. La realidad irrumpe en el ejercicio surrealístico. Al final, si este pueblo-musical llega a convertirse en una historia, puede ser que no se trate tan sólo de una fantasía, sino de un sistema de redescubrir y representar con formas nuevas la realidad.
Pero la exploración de la palabra «canto» no ha acabado. Aún me queda rechazarla en su significado y en su sonido. Tengo que descomponerla en sus letras. Debo descubrir las palabras que he rechazado sucesivamente para llegar a su pronunciación:
Escribo las letras una debajo de la otra:
-C
-A
-N
-T
-O
Ahora junto a cada letra puedo escribir la primera palabra que se me ocurra, obteniendo una nueva serie (por ejemplo: «casa-abogadonariz- tonto-oso»). O puedo —y será más divertido— escribir junto a
las cinco letras cinco palabras que formen una frase completa, así:
C - Cada
A - año
N - nacen
T - treinta
O - ovejas
No sabría qué hacer, en este momento, con treinta ovejas anuales, excepto usarlas para construir un «disparate en verso»:
Treinta ovejas anuales son mis rentas actuales... etc.
No hay por qué esperar un resultado positivo a la primera. Hago un nuevo intento, con la misma serie de letras:
C - Coloco
A - a
N - nuestros
T - trescientos
O - oboes
«Trescientos» es una prolongación automática de la palabra «treinta» de la serie anterior. Los «oboes» se relacionan directamente con la historia musical antes narrada. Y, de cualquier manera, una agencia musical que disponga de trescientos oboes y sea capaz de colocarlos, es una imagen que por su optimismo vale la pena.
Personalmente he inventado muchas historias partiendo de una palabra escogida al azar. Una vez, por ejemplo, partiendo de la palabra «cuchara», obtuve la siguiente cadena: «cuchara-Cocchiara» (pido perdón, ante todo, por el uso arbitrario, aunque no malintencionado, de un nombre ilustre, que lo es también en el campo de la fábula...) - «clara / clara de huevo / oval / órbita / huevo en órbita». Aquí me detuve y escribí una historia titulada: El mundo en un huevo, que está a medio camino entre la ciencia-ficción y la tomadura de pelo.
Podemos dejar ahora la palabra «canto» a su suerte. A pesar de no haber agotado todas sus posibilidades. Paul Valéry ha dicho:
«Ninguna palabra resulta comprensible si se la estudia a fondo». Y Wittgenstein: «Las palabras son como la película superficial de las aguas profundas.» Las historias se consiguen, justamente, nadando bajo el agua.
Por lo que se refiere a la palabra «ladrillo», recordaré el test americano de creatividad de que habla Marta Fattori en su libro Creatividad y educación. Con este test, se invita a los niños a dar una lista de todos los usos posibles de un «ladrillo». Tal vez, la palabra  «ladrillo» se ha fijado tan insistentemente en mi imaginación por haber leído recientemente sobre este test, en el libro de la Fattori. De cualquier modo, tests como éste no tienen como finalidad el estimular la creatividad infantil, sino el medirla para «seleccionar los niños con más imaginación», como otros tests se realizan para seleccionar a «los mejores en matemáticas». Tendrán su utilidad, no cabe duda, pues sus fines pasan por encima de los intereses de los mismos niños.
El ejemplo del «canto en el estanque», que acabo de ilustrar, se mueve, en cambio, en sentido contrario: debe servir a los niños, no servirse de ellos.

viernes, 15 de julio de 2011

Yo (De "Cuaderno del hombrecito")


Yo

De Brad Pitt, no tengo nada.
De Icaro, el sueño: ambición de alas
y el riesgo de firmamentos;
de un ángel, la vestimenta de cielos
y la pasión de arpas;
del diablo, el deleite de rebeldías
y la profusión de penas.
Bebo en la misma copa
en la que bebieron los muertos
y de tarde en tarde
recojo un poco de tristeza,
un poco de alegría,
un poco de locura
y las pongo a habitar
en las páginas blancas
que se turnan
para adornar mi mesa.

¡Y algo de amor!

Eso es todo

sábado, 9 de julio de 2011

Ménage á trois (De "Anómalos del litoral"


MÉNAGE Á TROIS
Marcelo era feo y acaudalado; además era viejo….y acaudalado.
Tan acaudalado, que la fortuna que poseía, lograba hacer olvidar a todos que Marcelo era viejo y feo. Era acaudalado.
Leonard era joven, hermoso, pero tenía dos defectos: era pobre y le faltaba un diente.
Anella era pobre, más pobre que Leonard y tan ambiciosa como Marcelo.
Anella era hermosa; hermosa eso sí, y por ser hermosa, Marcelo y Leonard la pretendían.
El dilema de Anella, a pesar de todo, era grande: ¿Fortuna o belleza?
La ambición gritaba: ¡Fortuna!
Pero el cuerpo le pedía: ¡Belleza!
-         “Quiero tener las dos” , gritó Anella
-         “O ninguna”…., le dijo Mariana, su mejor amiga
Marcelo murió con su feura intacta.
Leonard se mandó poner el diente y se fue a trabajar a la televisión mexicana donde hace un galán espectacular.
Anella y María son felices. Presiden un famoso grupo de diversidad sexual financiado por una pequeña parte de la fortuna de Marcelo.
Marcelo era viejo y feo…y acaudalado…y eso es asqueroso. ¿No les parece?
Santa Marta, febrero 2008

viernes, 8 de julio de 2011

Birdwoman (De "Anómalos del litoral")


Birdwoman

Desde muy niña se le afincó en el alma el deseo de volar. Volar a como diera lugar.

Pero como era lo que era (- mujer en un mundo excluyente y mujer pobre además-)…la  única alternativa posible, luego de ser rechazada cuatro veces por la Fuerza Aérea….la única alternativa posible que tenía era… hacer un cursito de auxiliar de vuelo y  convertirse en aeromoza, en azafata… Tal vez su belleza le interesara a alguna aerolínea….

Pero era muy mala “pa´l inglés”.

Con mil sacrificios propios y sacrificios de los que la amaban, intentó en los deportes aéreos….parapentismo, paracaidismo, aeromodelismo…..pero no, esos vuelos eran bastante efímeros…

Definitivamente, lo más parecido al vuelo de los pájaros era la sensación de permanecer horas y horas en el aire y la única manera de hacer esto, era a bordo de un avión en un viaje intercontinental.

Pero no sabía inglés, era muy mala “pa´l inglés” y no podía ser aeromoza y como pasajero tendría que viajar y viajar todo el tiempo….y ese lujo no se lo pueden dar sino las estrellas del jet set…¡y eso!

No pudo resistirlo.

Enloqueció, construyó unas alas de cera y terminó por icarizarse desde lo alto de un campanario.

No sabía y jamás lo supo que lo mejor para esos casos (-ilusiones truncas-) lo mejor…es hacerse acompañar de un poeta.

Vuela siempre.

Santa Marta, marzo de 2008

miércoles, 6 de julio de 2011

Orphans (De "Anómalos del litoral)

ORPHANS
Sus sueños  escapaban por las ventanas.
El Bronx, el auténtico, el del imperio. El Bronx dominaba casi todos los minutos de sus duermevelas.
Nunca estuvieron allí. Lo que veían en las películas. Nada más.
Pero era tanta su fascinación por aquel lugar apenas referenciado, que el poco dinero que conseguían lo utilizaban para hacer de sus habitaciones un rinconcito de New York….del Bronx…del auténtico….del imperio.
En verdad estás líneas serían más anodinas de no ser porque….Jesús, uno de ellos….haciendo una pirueta de break dance….se partió el cuello.
En el Bronx, el del sueño.

Santa Marta, enero de 2008

miércoles, 29 de junio de 2011

Sueño roto (De "Anómalos del litoral)

SUEÑO ROTO
La culpa de todo fue de la pobreza.
Sus padres, consentidores, cometieron el error de ponerla a estudiar en un colegio de señoritas “bien”, tan costoso que apenas les quedaba un poco de dinero para sobrevivir.
Estaban convencidos de “hacer el sacrificio”, pues la niña, iba a relacionarse muy bien y seguramente en un futuro cercano iba a solucionarles las penurias económicas.
Bien valía la pena el sacrificio.
Además….”la nena es tan bella y merece lo mejor”
Todo marchó más o menos bien, hasta cuando Laura entró a hacer los cursos de la secundaria.
Al promediar el sexto grado, Laura empezó a sentirse como una mosca en un vaso de leche. Sus implementos escolares eran los más modestos de la clase; no podía contar que iba a vacaciones al exterior; sus padres no la recogían en un lujoso carro, no invitaba a sus compañeras a la casa…
Esta situación se agravó en los primeros meses del grado noveno.
Las compañeras  admiraban y envidiaban su belleza. Pero…crueles….como suelen ser los escolares de todas latitudes, se solazaban humillándola y haciéndole más desventurada su pobre condición.
En un principio sorteó hábilmente la situación, pero como siempre pasa, llegó un momento en que se desmoronó:
Abandonó el colegio y su desborde emocional la llevó también a abandonar el hogar.
Buscó y buscó un empleo hasta que gracias a su belleza y a los consejos de una ocasional amiga, también marginada,…sus  imprecisos pasos la condujeron a una agencia de modelaje
¿Modelo?
¿Cómo no lo había pensado antes? El modelaje es la profesión ideal para las mujeres premiadas por la naturaleza con una singular belleza.
No se hable más. Sería modelo.
Laura cruzó la puerta.
Paris, Paris……Paris….Oh, la, la. París…..Les Champs Elysees….Paris…La rue Pigalle…Paris…Pigalle.

Cuentan los vecinos que una mujer latinoamericana llora cada vez que un hombre le paga unos cuantos euros con los que sigue esperando hacer realidad el sueño de pasarela internacional…..al lado de la Campbell, de la Mazza, de la….
Santa Marta, febrero de 2008

jueves, 23 de junio de 2011

Miss Cundinamarca (De "Piezas cortas para entrenar actores")


MISS CUNDINAMARCA


PERSONAJES:

OTILIA,  ama de casa colombiana; mujer llena de complejos; tiene un amor secreto.
MONICA,  su hija, bella mujercita; se siente segura de su belleza; lectora incansable de Vanidades y Condorito

(Un cuarto de cocina en un apartamento de estrato tres en la populosa ciudad de Bogota. Al fondo, una ventana que deja ver lo que parece ser una sala. Sobre el marco, un aparato telefónico. Otilia, sobre un mesón pica cebolla y tomate para hacer un guiso…Se la ve tan contenta que hasta canta “porque el que canta sus males espanta”)

OTILIA:     (Cantando) “Yo, soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor, porque nadie me ha querido nunca oir, y me ha dado tan solo incomprensión…”  (Suena el teléfono) ¡Contesten!....y quisiera ser, como el niño aquel (suena el teléfono) ¡Mónica, contesta!  (Canta) Y quisiera dar, lo que hay en mí (El teléfono, Otilia grita) ¿Es que no hay nadie que conteste ese maldito teléfono? (Entra Mónica visiblemente contrariada)
MONICA:   ¡Ya mami! Deja el escándalo que todo el barrio se va a enterar….¡uyyy! (Contesta con displicencia) ¡Alo! Si……con ella……(alegre) ¿De verdad? No lo puedo creer. Es lo que he estado esperando toda mi vida…..Claro que  estoy interesada. Dígame cuando y a qué hora y…… ¡Perfecto! El jueves a las once de la mañana. ¡Gracias! Ahí estaré…….(Mónica cuelga el teléfono y empieza a agitar los brazos como las aspas de un helicóptero a punto de despegar) ¡Mami!¡Mami!
OTILIA:      ¿Qué? El baño está por ese lado…..
MONICA:    ¡Mamí! No lo puedo creer……no lo puedo creer
OTILIA:       ¿Ahora qué tripa se le torció?  No me diga…..no me diga mijita que está fumando porquerías…..
MONICA:     Para nada mami….Es que me nombraron …. me nombraron….¡Señorita Cundinamarca!
(Otilia suspende su labor y como toda madre colombiana que se respete, hace “pucheros” y avanza hacia su hija con los brazos extendidos y las manos untadas de guiso. Mónica la mira horrorizada; sabe que si se deja acariciar de esas manos tendrá que bañarse, cambiarse de ropa, ponerse al sereno……)
¡Mamí! Huele a quemado….
OTILIA:      (Ingenua)   ¡Se me quemó el arroz! (Sale como un cohete y Mónica respira con tranquilidad. Sabe que por ahora está a salvo, que lo peor está por venir)

FIN