DEFINICIONES
CUCHO, PAYASO Y SOÑADOR
No soy más de lo que soy.
Una hechura de tiempos idos y de tiempos por
venir.
Es cierto.......
Hubiera querido descubrir un continente pero
otros se adelantaron y no me quedó más remedio que dedicar cada día a ser descubridor
de esperanzas.
Claro....son esperanzas para mí, pero trato
de convencerme de que basta con que un hombre tenga una esperanza para que esa
esperanza sea universal.
También quería descubrir la vacuna contra la
amargura y las expresiones de violencia...pero comprendí que no podía hacerlo
fuera de la industria farmacéutica.
Quería viajar al espacio exterior, rodearme
de estrellas, averiguar de qué está hecho el plumaje de los ángeles o el
relleno de las nubes....pero ya la Nasa y sus hombres habían colonizado el
infinito.
Quería caminar sobre las aguas, abrir caminos
por el mar, descubrir tierras de Jauja....pero llegué demasiado tarde
Hoy no me arrepiento de haber querido ser
tantas cosas ni de haber llegado a este mundo a destiempo – hay validez en haber
querido ser que no entraña para nada frustración-
Hoy me detengo en el ahora, en este instante
y me veo como soy....me veo abriendo mi maleta de payaso ante un corro de niños
de ojos abiertos.....que acaso esperen que transforme el mundo en la magia de
mi nariz pintada y en mi voz impostada, ajada por los años pero aún vigorosa en
la esperanza, pero cierta....una voz que sin quererlo traspasa lejanías.
Tienen razón los doctores analistas.....
Soy el soñador incorregible
Soy el que soñó ser otra cosa
Soy el que sueña y seguirá soñando
Soy el sueño
Porque a los sueños no se les acaba el alma
Porque mi sueño se une al sueño de todos los
hombres
Porque el hombre...acaso solo sea un sueño de
Dios.
SOY
Soy el hombre de papel, corazón de lata y vísceras de cartón.
Aquel cuyo cuerpo se rasga,
su corazón a cambio de palpitar resuena;
aquel cuyas vísceras no se contraen sino se queman
dejando salir llamas ardientes por el ombligo.
Soy el hombre de ojos moribundos y dientes de cera.
Ese que no puede ver, por estar muriendo,
que no puede masticar más que aires fríos
por temor a que sus dientes se icaricen.
Soy el hombre de pies de plomo y manos de alambre
quien no puede andar sin tropezar
quien no puede abrazar sin asfixiar.
Soy el hombre de pecho de plumas y cabeza de alfiler
quien no puede volar, pero si sumergirse.
Soy ese hombre y mi alma hecha de retazos
asciende como un cohete espacial
cada vez que se da cuenta
de que solo pertenece
a un hombre doloroso.
FUI
Fui un hombre pobre mas no un pobre hombre.
Fui una sombra que saltaba en la noche
para robarle palabras al silencio,
al canto de los gallos
y al temor de los ladrones;
hijo de águila y de serpiente
a veces reptaba
pero me gustaba más volar.
Fui pequeño y risueño inventor de sueños,
le hacía cocos a la esperanza
rascándome la panza frente al sol.
Fui el tipo de la mirada firme y
algunos pasos vacilantes....
Balbuceador de la verdad,
oteador de horizontes y libertades.
El inconforme perfecto:
Lleno de silencios
repleto de gritos
Un aprendiz de mártir
que no temía a los leones.
Perdónenme
¡No fui más!
AUTOESTIMA
(Informe presentado a la doctora G., analista de cabecera preocupada por mi creciente “ansiedad de mitos”)
Hay una risa que se confunde con el llanto, tanto que no logramos precisar si es risa o es llanto. Puede que sea una risa cercana al llanto o que sea el llanto mismo.
Es un poco la amargura y al mismo tiempo es “un burlarse” de la amargura.
Son “The Eagles en “Hotel California: una sonrisa al empezar una mueca al terminar y luego una risa burlona a la sonrisa, a la mueca, a las águilas…….a todo.
Esa es en justicia….. la risa mía.
No puedo reir de felicidad, pero la felicidad me causa risa. ¡Ah!... Esa risa mía, tan particular, tan ácida.
“No puedo ir a Texas montado en un burrito pero puedo
viajar a la eternidad sobre el lomo de un joint”
Mi carita es de gusano, de gusano clown y no me hacen falta los dientes; repto como un ser normal y a veces vuelo como Juan Salvador Gaviota y allí, suspendido en el aire me entran unas ganas locas de reir, de reir de verdad hasta que advierto que todo forma parte de un sueño y mis ojos amargos me visten de soledad.
¡Soy la soledad!
¡Soy la amargura!
¡Soy un poco, la locura!
Y soy el único mortal que puede imaginar a la soledad, a la amargura y a la locura….sonrientes.
Mi soledad suele ser siniestra. Está a la izquierda de mi amargura. Mi amargura es olorosa, huela a doncella; mi locura es burletera, se mofa de los otros que no son ni amargos ni locos por temor a reconocerse porque se vuelven amargos y no son capaces de empezar a buscar las sombras definitivas porque su valentía es de otro nivel. Son conejitos y asnitos, tienen las orejas grandes de tanto recibir loas…. pero sobre todos ellos estoy yo, el gran asno anacoreta, el gran papá, imán de la desgracia, el gran timonel de las causas perdidas, el catcher del falso lamento y las sonrisas de abismo y las miradas compasivas, el gran prófugo de la realidad, el verdugo en su propio cadalso, el infame, parásito, chapucero, vil, pérfido, pervertido, gamín, malandrín, mosca muerta, imbécil, anodino, blandengue, cobarde, perjuro, de alma enana, villano, ególatra amancebado, perro muerto, porquería, basura, detritus de cloaca, malvado, criminal, egoísta, envidioso, lacra, purulento, apestoso, podrido, traidor, pirata, celoso, cáncer, desertor, agua picha, borracho, pecador, monstruo, fantasma, engendro deforme, mortecino pusilánime, violento, carroña y demás nobles epítetos que hacen que me parezca cada día un poco más a Dios.
(Estas líneas lograron confundir la sapiencia dogmática de mi benefactora quien dio por terminado el tratamiento. No obstante tuve que cancelar el oneroso costo de su consulta.)
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