sábado, 16 de septiembre de 2023

El perdedor

 


EL PERDEDOR

 

 

Ese domingo tan futbolero en todas las patrias suramericanas, “Patada de Oro” el famosísimo centro delantero colombo-argentino del Deportivo Unión entró al campo de juego-cosa rara en él- embargado por un excesivo optimismo.

Durante todo el encuentro desplegó su gambeta prodigiosa  además de anotar  tres soberbios goles.  Todo eso fue motivo más que suficiente para que los aficionados unionistas, una vez terminado el partido, acompañaran la salida de su ídolo coreando un emocionado: “Patada, Patada, Patada, ra,ra,ra”.

Esto no extrañó al balompedista, pues tardes como esa, eran repetidas a lo largo de su exitosa carrera. Por eso, “Patada” no le hizo mucho caso al acoso de los periodistas y se internó con rapidez en el camerino, para salir al cabo de cinco minutos, casi corriendo, enfundado en una elegante gabardina importada de Italia por un amigo de la selección.

Al volante de su lujoso automóvil se dirigió con mucho afán a la farmacia “Disdrogas Ltda.”. Ocurre que la propietaria del establecimiento era nada más ni nada menos que la mujer que hacía titubear al duro jugador y en la mañana se había mostrado contrariada porque Patada tuvo la osadía de ignorar el provocador atuendo que ella lucía por ver el partido que su amigo Jaims jugaba con el Bayern.  Era una rubia esplendorosa, de sonrisa de anuncio, en cuyos brazos provocaba enredarse y la que difícilmente aceptaba un no como respuesta.

Necesitaba arreglar la situación cuanto antes, además, porque ese domingo cumplían aniversario de haberse conocido

La rubia no estaba en la farmacia.

“Patada” compró una caja de gomas de mascar (de la grande) y a 120 kilómetros por hora se dirigió a la aristocrática morada de su esquivo trigal.

Entró como Pedro por su casa –es de anotar que el nombre verdadero de “Patada de oro” era Pedro Antonio y no Diego Armando como insisten algunos periodistas oportunistas   y, a decir verdad, era su casa pues era muy raro no verlo allí.

Al llegar a la sala principal....¡qué espectáculo!: una rubia en completa desnudez yacía boca arriba dominada por la fuerza descomunal de David, el guardapiolas del Independiente Santa Lucía.

“Patada se sintió off side y abandonó el campo de juego con lágrimas en los ojos. Regreso a la farmacia de su amada amante y compró vocingleramente un frasco de raticida. Luego fue a su apartamento como un autómata, se quitó la gabardina, se tiró sobre la cama sin quitarse los zapatos, destapó un frasco del bebedizo mortal, lo acercó a su nariz, musitó: “¡salud!” y ….¡la nota!.

Recordó que suicida que se respete siempre deja una nota. Se acercó a la mesa, tomó papel y lápiz y con mano firme escribió estas líneas para el recuerdo, aquel formidable triunfador de tardes inolvidables, aquel ídolo de multitudes:

“Perdí otra vez, cosa extraña con honor, pese al espanto.

Perder contigo...¿es perder  o ganar la gloria de lo vacuo,

de lo inútil, de basura justa y dulcemente airosa?

Perder con mujer desdeñosa dulce y dulce socarrona como tú

es como perder ganando aplausos.

Lo siento por mi corazón feliz pues él....estaba aturdido,

lleno de esperanza

Por fortuna tu desaire falaz lo alejó del marasmo

de un modo sublime, perdido, bello, profundo, imbécil.

Ahora en mi tórax desolado hay un vacío trepidante.

Falta valor para amar al odio pero no importa, es curable,

pues lleno de amargas panaceas el valor se torna saludable.

Mi corazón es mejor muerto de sed que estorbando vivo de excremento.

 

Iré tranquilo a buscar el estío sin mi corazón de piedra caliente

que he guardado en tus manos dormidas

y que lo arrojaste luego a un tumultuoso mar agridulce.

 

(Es una gran fortuna para la literatura el suicidio de “Patada de Oro”. Se imaginan a las editoriales peleándose los derechos para publicar la obra lírica de un ídolo del Balompié. Ha pasado antes con estrellas de la canción; del rock and roll, de la actuación en desmedro de los verdaderos creadores)

Luego se tomó el veneno a cucharadas (una por cada beso recordado) y falleció cuarenta y siete minutos después envuelto en un millón de pompas cristalinas salidas de su boca.

Fue enterrado como un héroe. Asistieron al sepelio una comitiva presidencial, dirigentes deportivos, el alcalde, delegados de la Fifa, las porristas, las barras bravas, el guardapiolas del Independiente Santa Lucía, su novia y una hermana gemela de esta..........

Jeims no asistió.

 

 

 

 

 

 

 

 

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