domingo, 21 de enero de 2024

 


El retorno del pródigo.....

(Fragmento de "Piel en la hoguera")

 

“Mira, hermano….ves como he vuelto antes de lo que imaginabas”

¿Es que en este barrio ya no hay alegría?” 

Salí a caminar por esa calles que conocía tan bien y en las que dejé regadas muchas de mis alegrías pasadas; (nunca me preocupé de construir esperanzas que se convirtieran en semillas); dejé también algo de mi sangre manada de mi nariz de mocetón impulsivo; dejé los sudores del atleta temprano y desvencijado y dejé una que otra lágrima derramada en homenaje a uno de esos amores que prefieren la seguridad a la policía….¡Vaya uno a saber!

Salí a caminar por esas reconocidas calles de mi viejo barrio en el rol de viejo conocido, de un Pedro Navaja que recupera el control.

Hoy existen cuatro bebederos más; encontré a un vendedor de marihuana que heredó el negocio de su padre y doña Nieve, la señora costeña que vendía las empanadas y preparaba el mejor ají casero de todo el país. Ya no está más. Ahora funciona en el sitio un bar modesto con juego de rana y un orinal digno de un palacio. Creo que la gente va allí más que todo para orinar. Deberían cobrar por entrar al orinal. Ese ahora es el sitio preferido de varios de los de antes, de los de la vieja guardia. Muchos de ellos andaban por allí compartiendo copas con gente que no conocía.

Me invitaron a tomar una cerveza y yo acepté. Les sirvió de pretexto para decirme en mi cara unas cuantas verdades; dijeron entre otras cosas que me había vuelto creído, que era un man muy ingrato, que ahora que tenía plata me había olvidado de los pobres y otro poco de majaderías que hicieron que la cerveza me pareciera mas amarga de lo que en realidad es. Por cortesía, aprendida a fuerza de padecer golpes, hice los descargos correspondientes, tu los conoces, al fin y al cabo eres mi hermano.

Pedí más cervezas y ellos otras y otras hasta que la charla vino a hacer de manera inevitable en la evocación de nuestro común pasado…Llegaron los recuerdos de aquellas épocas inolvidables en que nos abríamos paso por el mundo a trompada limpia, cuando permanecíamos noches enteras divagando bajo la luz de mercurio del poste de cualquier esquina.

Pronto llegó a la memoria la imagen de aquellas tardes después de la escuela, cuando llevados del bulto a consecuencia de un varillo cargado de novedades, nos tirábamos en un potrero a escuchar en un destartalado radio de pilas…la música liberadora que pasaban por Radio 15…Su majestad el rock......“Aquí desde la Madre Tierra llega Frank Zappa and the Mothers of Invention

Cada uno contaba la historia a su manera agregando u omitiendo experiencias personales y ajenas que se van magnificando o minimizando de acuerdo al entusiasmo  y el carácter del evocador. En algunos momentos era como si estuviéramos allí otra vez. No tardó la añoranza de esas noches de concierto de rock y de rock en el cine Metropol…Retacábamos las entradas, bebíamos vinos baratos y luego nos emocionábamos con los grupos colombianos, aunque lo de menos era apreciar su calidad musical. Lo que nos interesaba era tener esa sensación de volar muy alto, no aterrizar jamás y evitar a toda costa terminar durmiendo en una comisaría de la policía.

¡Qué época!

Pero yo, hermano, no quería recordar…Sabes muy bien el daño que me hacen los recuerdos. Yo solo quería salir de allí disparado y venir a casa a pasar lo más rápido estos cortos días de visita.

La cerveza cumple su cometido. Me pidieron con insistencia que participara en la conversación pues entre ellos tengo fama de poseer una memoria fotográfica, sobre todo para retener nombres, fechas y lugares. Supieran que la memoria a veces es la perdición.

No pude negarme, pero esta vez contaba las anécdotas sin entusiasmo. En otras  circunstancias me deleitaría relatando esas aventuras que marcaron mi vida para siempre, que son parte de una épica personal, un poco de orgullo y otro tanto de vergüenza…Pero ahora ese ardor no me quemaba y mucho menos al darme cuenta de que muchos de mis viejos camaradas se quedaron colgados con los años maravillosos.

Bueno, hermano, ahora que me preguntas, tanto se habla de aquello.

En verdad fue lindo. Pero el mundo no se detuvo y los que no tuvimos el valor de suicidarnos cuando terminó el hermoso caos, tuvimos que vivir y soportar otros tiempos y seguir en la lucha  ¿O no?

Los  recuerdos son…solo recuerdos- No estoy de acuerdo con esas personas tan brillantes en su juventud que hoy están sucumbiendo ante un presente hostigante por no tener más armas que un pasado que les frenó la existencia en uno o dos instantes de libertad.

Takio (nunca supe su verdadero nombre) es el más jodido de todos. Imagínate que aún tiene el fije de mirar rayado. No mas le miras un instante y te suelta una ofensa y como en los viejos tiempos…te está retando…Tienes que pelear con él, de lo contrario eres un cobarde y una serie de retahílas que hoy producen risa…Y no para hasta que reconoces que él te ganó. Tiene la cara toda llena de moretones y le han bajado todos los dientes a punta de puñetazos, pero sigue igual.

A mí me la buscó y tuve que apelar a mis viejas artimañas para evitar la confrontación…mas no pude hacerle entender que han pasado más de treinta años y que nosotros los de entonces ya no somos los mismos….

El que me pareció un poco sensato fue Rodrigo, pero como siempre, termina aburriéndonos con su jactancioso relato de su autostop a Cali, lleno de las más inverosímiles aventuras sin dejar de extenderse, por supuesto, con un presunto romance con la que fue Señorita Valle ¡Qué verraco!

Me dolió mucho enterarme de la muerte de cuatro de mis antiguos camaradas. No la sabía, pero lo presentía…Supe que Vinicio estaba encerrado por.......bueno, no importa. Me llamó mucho la atención enterarme de la suerte de Vicente; está dirigiendo su propia empresa y está literalmente nadando en billetes.

Del que nadie habla, ni quiere hables es de Eleazar. Eleazar era un muchacho que escribía poemas y tocaba la guitarra con un grupo del norte…Viejo Ele, le llamaban. Era uno de mis mejores amigos. No lo volví a ver, ni a saber nada de él. Los envidiosos le hicieron fama de invertido, pero el no se inmutaba. Se limitaba a sonreir. Estaba por encima de todos nosotros.

Bueno, yo no quería recordar, pero es inevitable dejar de pensar en esos momentos en que en verdad me sentí libre y era libre. Era que no existían barreras entre mis ojos y la eternidad. Eran días en los que vagaba feliz como una estrella por el firmamento acompañado por otros vagabundos como yo, haciendo frente común contra el dolor y la miseria (generación de entre guerras la llamaron algunos especialistas, la generación de Viet Nam, de la violencia política) Bueno al final como en las historias policiacas, no somos.

Muchos, la mayoría, quedaron atrapados por diez años de libertad, de amor, de alegría…de desenfreno (yo quedé atrapado por el mundo que le siguió)

No se quienes se equivocaron más si los dioses o los hombres, en todo caso a los hombres se les perdona menos.

Hermano, si le he pensado…Alguna vez he pensado en que tengo el poder de echar atrás los calendarios y puedo quedarme detenido en el tiempo viviendo y repitiendo las experiencias de mi juventud, llenando de aires intangibles el resto de mi existencia hasta morir de viejo en la eternidad de una época imperdurable. Tal vez allí no haya soledad y por eso muchos amigos se resisten a salir del prodigio.

Es que  fuera del libreto…¿no hay nada? 

¡Oh, tu bailas en mi mente!

 En ella se pasean frenéticos los rostros jóvenes, aventureros, bellos y en el pleno centro está tú, sacerdotisa del amor horadando el espacio con besos voluptuosos y así hasta el fin….. ¡No se!

Hermano, creo que me quedaré en la libertad hasta el próximo sueño

 

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