El retorno del pródigo.....
(Fragmento de "Piel en la hoguera")
“Mira, hermano….ves como he vuelto antes de lo que imaginabas”
¿Es que en este barrio ya no hay alegría?”
Salí a caminar por
esa calles que conocía tan bien y en las que dejé regadas muchas de mis
alegrías pasadas; (nunca me preocupé de construir esperanzas que se
convirtieran en semillas); dejé también algo de mi sangre manada de mi nariz de
mocetón impulsivo; dejé los sudores del atleta temprano y desvencijado y dejé
una que otra lágrima derramada en homenaje a uno de esos amores que prefieren
la seguridad a la policía….¡Vaya uno a saber!
Salí a caminar por
esas reconocidas calles de mi viejo barrio en el rol de viejo conocido, de un
Pedro Navaja que recupera el control.
Hoy existen cuatro
bebederos más; encontré a un vendedor de marihuana que heredó el negocio de su
padre y doña Nieve, la señora costeña que vendía las empanadas y preparaba el
mejor ají casero de todo el país. Ya no está más. Ahora funciona en el sitio un
bar modesto con juego de rana y un orinal digno de un palacio. Creo que la
gente va allí más que todo para orinar. Deberían cobrar por entrar al orinal.
Ese ahora es el sitio preferido de varios de los de antes, de los de la vieja
guardia. Muchos de ellos andaban por allí compartiendo copas con gente que no
conocía.
Me invitaron a
tomar una cerveza y yo acepté. Les sirvió de pretexto para decirme en mi cara
unas cuantas verdades; dijeron entre otras cosas que me había vuelto creído,
que era un man muy ingrato, que ahora que tenía plata me había olvidado de los
pobres y otro poco de majaderías que hicieron que la cerveza me pareciera mas
amarga de lo que en realidad es. Por cortesía, aprendida a fuerza de padecer
golpes, hice los descargos correspondientes, tu los conoces, al fin y al cabo
eres mi hermano.
Pedí más cervezas y
ellos otras y otras hasta que la charla vino a hacer de manera inevitable en la
evocación de nuestro común pasado…Llegaron los recuerdos de aquellas épocas
inolvidables en que nos abríamos paso por el mundo a trompada limpia, cuando
permanecíamos noches enteras divagando bajo la luz de mercurio del poste de
cualquier esquina.
Pronto llegó a la
memoria la imagen de aquellas tardes después de la escuela, cuando llevados del
bulto a consecuencia de un varillo cargado de novedades, nos tirábamos en un
potrero a escuchar en un destartalado radio de pilas…la música liberadora que
pasaban por Radio 15…Su majestad el rock......“Aquí desde la Madre Tierra
llega Frank Zappa and the Mothers of Invention
Cada uno contaba la
historia a su manera agregando u omitiendo experiencias personales y ajenas que
se van magnificando o minimizando de acuerdo al entusiasmo y el carácter del evocador. En algunos momentos
era como si estuviéramos allí otra vez. No tardó la añoranza de esas noches de
concierto de rock y de rock en el cine Metropol…Retacábamos las entradas,
bebíamos vinos baratos y luego nos emocionábamos con los grupos colombianos,
aunque lo de menos era apreciar su calidad musical. Lo que nos interesaba era
tener esa sensación de volar muy alto, no aterrizar jamás y evitar a toda costa
terminar durmiendo en una comisaría de la policía.
¡Qué época!
Pero yo, hermano,
no quería recordar…Sabes muy bien el daño que me hacen los recuerdos. Yo solo
quería salir de allí disparado y venir a casa a pasar lo más rápido estos
cortos días de visita.
La cerveza cumple
su cometido. Me pidieron con insistencia que participara en la conversación
pues entre ellos tengo fama de poseer una memoria fotográfica, sobre todo para
retener nombres, fechas y lugares. Supieran que la memoria a veces es la
perdición.
No pude negarme,
pero esta vez contaba las anécdotas sin entusiasmo. En otras circunstancias me deleitaría relatando esas
aventuras que marcaron mi vida para siempre, que son parte de una épica
personal, un poco de orgullo y otro tanto de vergüenza…Pero ahora ese ardor no
me quemaba y mucho menos al darme cuenta de que muchos de mis viejos camaradas
se quedaron colgados con los años maravillosos.
Bueno, hermano,
ahora que me preguntas, tanto se habla de aquello.
En verdad fue lindo.
Pero el mundo no se detuvo y los que no tuvimos el valor de suicidarnos cuando
terminó el hermoso caos, tuvimos que vivir y soportar otros tiempos y seguir en
la lucha ¿O no?
Los recuerdos son…solo recuerdos- No estoy de
acuerdo con esas personas tan brillantes en su juventud que hoy están
sucumbiendo ante un presente hostigante por no tener más armas que un pasado
que les frenó la existencia en uno o dos instantes de libertad.
Takio (nunca supe
su verdadero nombre) es el más jodido de todos. Imagínate que aún tiene el fije
de mirar rayado. No mas le miras un instante y te suelta una ofensa y como en
los viejos tiempos…te está retando…Tienes que pelear con él, de lo contrario
eres un cobarde y una serie de retahílas que hoy producen risa…Y no para hasta
que reconoces que él te ganó. Tiene la cara toda llena de moretones y le han
bajado todos los dientes a punta de puñetazos, pero sigue igual.
A mí me la buscó y
tuve que apelar a mis viejas artimañas para evitar la confrontación…mas no pude
hacerle entender que han pasado más de treinta años y que nosotros los de
entonces ya no somos los mismos….
El que me pareció
un poco sensato fue Rodrigo, pero como siempre, termina aburriéndonos con su
jactancioso relato de su autostop a Cali, lleno de las más inverosímiles
aventuras sin dejar de extenderse, por supuesto, con un presunto romance con la
que fue Señorita Valle ¡Qué verraco!
Me dolió mucho
enterarme de la muerte de cuatro de mis antiguos camaradas. No la sabía, pero
lo presentía…Supe que Vinicio estaba encerrado por.......bueno, no importa. Me
llamó mucho la atención enterarme de la suerte de Vicente; está dirigiendo su
propia empresa y está literalmente nadando en billetes.
Del que nadie
habla, ni quiere hables es de Eleazar. Eleazar era un muchacho que escribía
poemas y tocaba la guitarra con un grupo del norte…Viejo Ele, le llamaban. Era
uno de mis mejores amigos. No lo volví a ver, ni a saber nada de él. Los envidiosos
le hicieron fama de invertido, pero el no se inmutaba. Se limitaba a sonreir. Estaba
por encima de todos nosotros.
Bueno, yo no quería
recordar, pero es inevitable dejar de pensar en esos momentos en que en verdad
me sentí libre y era libre. Era que no existían barreras entre mis ojos y la
eternidad. Eran días en los que vagaba feliz como una estrella por el
firmamento acompañado por otros vagabundos como yo, haciendo frente común
contra el dolor y la miseria (generación de entre guerras la llamaron algunos
especialistas, la generación de Viet Nam, de la violencia política) Bueno al
final como en las historias policiacas, no somos.
Muchos, la mayoría,
quedaron atrapados por diez años de libertad, de amor, de alegría…de desenfreno
(yo quedé atrapado por el mundo que le siguió)
No se quienes se
equivocaron más si los dioses o los hombres, en todo caso a los hombres se les
perdona menos.
Hermano, si le he
pensado…Alguna vez he pensado en que tengo el poder de echar atrás los
calendarios y puedo quedarme detenido en el tiempo viviendo y repitiendo las
experiencias de mi juventud, llenando de aires intangibles el resto de mi
existencia hasta morir de viejo en la eternidad de una época imperdurable. Tal
vez allí no haya soledad y por eso muchos amigos se resisten a salir del
prodigio.
Es que fuera del libreto…¿no hay nada?
¡Oh, tu bailas en mi mente!
Hermano, creo que
me quedaré en la libertad hasta el próximo sueño
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