CARTAS DE AMOR
¿Por qué las
alegrías y penas del amor están profundamente ligadas al corazón?
Ha de ser porque
muchos poetas o letristas de canciones han encontrado infinidad de palabras que riman con la palabra corazón.
Lo cierto es que ínclitos sabios orientales, a los que no
les queda grande el calificativo de sabio, aseveran que la frecuencia de la
emoción del amor se equipara exactamente a los movimientos rítmicos del
corazón.
Será por eso que en
esas landas el amor se relaciona
directamente con este órgano.
Desde sus albores,
la civilización occidental en su totalidad, también ha relacionado el corazón
con el amor.
Es de esperar que
el corazón se acelere cuando estás cerca del ser amado, pero puedes agradecerle
nuevamente a la hormona noradrenalina si tienes problemas para dormir o pérdida
de apetito.
Gracias a la
observación y a experiencias cercanas a mi entorno más cercano hoy me atrevo a
afirmar que:
“Un corazón cansado
de buscar razones para prolongar sus latidos termina por doblegarse y volverse
la materia prima de los cardiólogos adinerados”
Un médico
surafricano, cuando apenas era estudiante de secundaria escribió en su cuaderno
de notas lo siguiente intentando un silogismo:
La vida se vive con el corazón, se disfruta con el
corazón.
Luego, corazón es vida (Sin vida no hay corazón)
Debemos cuidar el corazón. Somos corazón.
De corazón Christian Barnard
En diciembre de
1967 ese mismo Christian se convirtió en el pionero de los trasplantes de
corazón llenando de esperanza a millares de pacientes con insuficiencia
cardiaca.
Pero de los otros pacientes, de los damnificados del
amor….¿quién se ocupa?
Esa es la razón de
lo que viene a continuación:
Los avances
tecnológicos aún no han desbordado por completo mis viejas costumbres. Durante
mucho tiempo intenté mantenerme al margen de los celulares, los e-mails, los
trinos, las redes sociales, pero ha sido una lucha perdida.
A pesar de esta
desconcertante realidad, todavía recibo muchas cartas todos los días y la monótona
costumbre de muchos años ha hecho mella
en mi capacidad de asombro.
Hace ya varios años
y gracias a la recomendación de una amiga a la que pretendía, para deshacerse
de mis requiebros me recomendó a su padre, el editor de una famosa revista para
adolescentes, para que me encargara de la sección “Cartas de amor”
Ahora la revista se
sigue vendiendo en formato digital y mi sección se resiste a desaparecer.
Ha de ser porque la
cursilería como las cucarachas, sobreviven a la hecatombe.
De los millares de
palabras que a diario ocupan mi mesa de trabajo (o la pantalla de mi
computadora) de vez en cuando aparece una frase, una palabra, una idea que llaman mi atención.
Por petición de mis
alumnos de dramaturgia y por meras ganas de pasar el tiempo, pero eso sí, con
respeto y protegiendo la identidad de mis corresponsales, voy a compartir algunos casos.
1
Una chica…..me
escribe, creyéndome un portento de la sintaxis y de la hermenéutica preguntando
cómo puede interpretar los siguientes textos escritos por su enamorado en un
alardoso lapsus de misterio.
El hombre, un
hombre mayor y casado dos veces le escribe en una servilleta de cafetería al
lado de un número telefónico y el nombre Aurelio:
“Tus ojos vuelan hacia el otoño de mi corazón”
Con el rigor propio
de los que disponen de gran cantidad de
tiempo libre y tienen una reputación que cuidar, me apresto a contestar la
pregunta.
No debo dejar
espacio a las ligerezas y sin temor a caer en cursilerías es preciso aventurar
definiciones:
Sabemos, tenemos
por cierto que: El otoño de mi corazón podía
ser el título de una cursi telenovela
mexicana, pero en el contexto inmediato es hacia donde sus ojos vuelan.
Lo primero que se queda
claro es que el otoño hace referencia a su edad: un hombre mayor.
Para corroborarlo juguemos con el significado de las
otras estaciones.
La primavera de mi corazón sería
la adolescencia
El verano de mi corazón sería la etapa del amor objetivado
El invierno de mi corazón sería
la senectud.
La figura literaria
posibilita una innumerable cantidad de verbos cambiantes.
¿Será por el
carácter oscilante de los sentimientos?
¿Será por efecto de
las estaciones?
¿Será por el
consumo abusivo de estupefacientes y alcohol?
La chica al parecer
quedó satisfecha con la respuesta pues un mes después me envió una nota
participándome de su matrimonio y dos meses luego, me participó de su viudez.
2
Jerónimo U. desde un pueblito costero cordobés me escribe preguntando
que habrá querido expresar su pareja cuando le hace llegar un paquete de
preservativos y la frase:
¡Oh, tengo el corazón en mil pedazos!
Mi querido Jerónimo: Por alguna respetable razón has omitido la
identidad sexual de tu pareja, lo cual no importaría de no ser por el detalle
de los preservativos.
Lo malo de la situación es que de todos es sabido es que lo malo de
alguien con el corazón roto es que empieza a repartir sus pedazos.-.
Ese detalle explicaría de algún modo el envió de los preservativos.
Ten la seguridad de que ya no
eres el único.
3
Un corresponsal
anónimo aficionado a la escritura me envía la siguiente frase con el propósito
de poner a prueba mi capacidad interpretativa:
“El sol resplandece en lo alto de mi existir”
Definitivamente creo
que no sería la mejor primera línea de una novela. Definitivamente no.
Más bien parece el
ejercicio de redacción de un joven literato aficionado a la masturbación o el
de un prisionero que envía un mensaje secreto a sus compinches que están por
fuera de la cárcel.
4
Un joven aficionado
a escribir canciones vallenatas me pregunta si la expresión:
“…que fugitivos vagan cerca del sol”
podía corresponder
a una composición lograda del género épico y de corte realista.
Es un hermoso
intento de verso, si y solo si se trata de Icaro o de su padre.
De lo
contrario….volatilidad, futilidad.
Aunque no creo que
sea importante estos conceptos dado el lirismo dominante en ciertos temas
vallenatos. Y mucho menos si son cantados en tarima.
5
Para no hacer más
largo este texto…una joven que acaba de cumplir dieciocho años me escribe desde la ciudad de Palmira en el
Valle del Cauca.
“Doctor, me
encuentro bastante angustiada porque en el colegio tenía fama de mojigata,
pacata, beata y otros calificativos denigrantes. Ahora, próxima a iniciar mis
estudios universitarios en el horóscopo me salió lo siguiente:
Geminis:
temporada propicia para iniciar relaciones serias. Atentos a las señales. Sal
de dudas.
Voy a confesarle
que desde hace dos años vengo siguiendo sus “Cartas de amor” y ha sido
inevitable que me enamore de usted. Siempre me han parecido muy atinadas y
divertidas sus recomendaciones a los corresponsales. Para no hacer más largo
este mensaje y como usted es muy acertado con los horóscopos quisiera saber si
está en disposición de iniciar una relación seria conmigo en virtud de lo
propicia que es esta temporada.
Quedo en espera de
su respuesta.
Se entiende la razón por la que me veo obligado a cancelar definitivamente la columna.
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