Proveniente
de una familia de clase media y bastante numerosa, Tomás Alva Edison Mendoza
Carchí, a diferencia de otros en mejor posición, tuvo la fortuna de desarrollar
su prodigiosa imaginación..
A
muy temprana edad, cautivó la admiración de las mujeres, y por qué no, una gran
dosis de envidia entre sus amigos y gentes cercanas.
A
los cinco años, edad feliz, Edison ya podía jactarse de ser el propietario del
invento de un curioso sistema de desague que le permitía orinar sin tener que
levantarse de la cama.
A
pesar de algunos gestos de escepticismo, este invento fue celebrado por los
parientes cercanos y antes de lo esperado, su uso se generalizó no solo en los
infantes sino también por los enfermos y los adultos perezosos.
Tan
solo llevaba Edison asistiendo dos meses a la escuela rural cuando su fértil
capacidad inventiva lo condujo al diseño y construcción de un complicado juego
de espejos cuya única finalidad era facilitar la contemplación de las
intimidades de la maestra, que vale la pena decirlo, era exuberantemente
atractiva.
Este
invento no fue aplaudido por sus parientes cercanos – Edison fue expulsado de
la escuela- pero su uso se generalizó no solo en el ambiente escolar, sino
también en un amplio sector de la población, deseoso de enterarse de la vida,
honra y bienes de sus vecinos.
Pero
como no hay dicha completa, su precocidad científica lo condujo a vivir
momentos amargos.. Sin ir más lejos, su segundo invento ya le había procurado
sinsabores académicos.
Pero
su mente se mantenía firme e inquieta, luego la desilusión no era un
sentimiento capaz de apoderarse de la voluntad de Edison y aniquilarla.. A los
diez años cumplidos, construyó con sus propias manos y en materiales de
desecho, un dispositivo de ondas electromagnéticas que le permitía espiar los
malabares prohibidos de sus parientes más cercanos. Así pudo enterarse de lo
que ocurría una vez por semana en el cuarto de la cocinera después de que su
tío entraba… de lo que ocurría entre su madre y su tío…..Todo le era revelado a
sus sentidos, simplemente con abrir las “Veinte mil leguas de viaje submarino”
en la pagina 82. Este invento lo mantuvo oculto durante muchos años. (Se
asegura que fue vendido o robado por unos facinerosos al servicio de una
agencia de espionaje de otro país…..que al ser sorprendidos dándole un uso
inadecuado dieron origen a la renuncia de un importante jefe de estado)
A
la edad de quince años, la modalidad inventiva de Tomas Edison se había
transformado. De esa época provienen sus inventos más importantes. Entre otros
-
La máquina para enrollar los cigarrillos de marihuana
-
Sistema de audio que permitía escuchar la voz de la conciencia. Fue un éxito.
Un hit
-
Una micrograbadora que hacía perdurable y nítido el sonido de tan extraña voz
-
Un receptor que propiciaba el robo continuado de ideas ajenas (fue su primera
gran contribución a la sociedad)
-
Un cortauñas con pincel mecánico y fuente incorporada de esmalte para las
damas.
-
Pisacorbatas con ventilador para apaciguar el sofoco de los doctores y los
ejecutivos durante las convenciones en ambientes calurosos.
A
los diecisiete años ingreso a la Asociación Nacional de Inventores y desde
entonces sus inventos empezaron a encausarse: Sistemas de alarmas, de grúas, de
calefacción, de refrigeración, etc
Su
manantial creativo fue bebido, reconocido aplaudido por sus colegas y después
por el público en general…
Fue
invitado a dar conferencias, a visitar centros educativos, le fueron ofrecidas
cátedras universitarias y un grupo de admiradores propuso su nombre como
candidato a la Presidencia de la República.
A
la edad de veinte años y a petición de la Alcaldía Municipal, le fue encargada
la solución al problema causado por la gran cantidad de cadáveres que día a día
producían las Milicias del Pueblo en su “Operación Limpieza” y que esperaban
alineados a la entrada del cementerio.
Luego
de dos años de fervorosa investigación, de profundos análisis, presentó su
invento a las autoridades locales: Era una tabla aerodinámica con motor de
propulsión y alerones para que los buenos al morir fueran montados en ella y
viajaran sin escalas al cielo; y para los malos, a la misma tabla se le
acoplaba un radar y cuchillas, brújula, un mecanismo de sumersión y otros
detalles que no vale la pena mencionar para que pudieran desaparecer lo más
pronto posible de la faz de la tierra y consumirse en las profundidades del
Averno.
Muchos
aplausos, no pocos brindis y un general regocijo ante tan feliz manifestación
de talento.
Pero
muy pronto, una fuerte oposición, una mancha negra en la brillante vida de
Edison hizo su aparición: Los funerarios
En
un principio las amenazas fueron
soslayadas. Ante esto, los comerciantes de la muerte no tuvieron otra
alternativa que presionar al inventor. Ante su negativa a colaborar sacando del
mercado su diabólico artefacto…el odio de los perjudicados creció.... y crecía
cada vez más después de fallar un atentado contra la vida del genio (fueron más
de cincuenta); de fracasar en una tentativa de secuestro; de sobrevivir a
múltiples golpizas..
Pero
tanto va el cántaro al agua….
Un
23 de septiembre, en la carrera séptima, la calle principal de la populosa
ciudad capital, rodeado por una muchedumbre, el cuerpo de Edison, el genial
Tomás Alva Edison Mendoza Carchí, se desplomó para siempre abatido por un descomunal
garrotazo en la nuca.
Curiosamente,
el cadáver del genio no fue colocado sobre el invento que le costó a vida.
Fue
sepultado convencionalmente, saltando eso si, el turno de los cadáveres que
seguían esperando en el cementerio.
Al
fin y al cabo era merecedor de tal privilegio.
Fermín Hood – “Cuentos
anómalos del altiplano”