EL GENERALITO
El generalito, como
todo generalito que se respete, tenía una esposa cálida, bella y sumisa y una
amante fogosa y exigente.
El generalito no
tenía problema en dar satisfacción a sus dos mujeres (La una era de rancia
estirpe, emparentada con la realeza rusa; la otra era una latina, una hermosa
hoja de la flor, perdón, de la planta del subdesarrollo)
El problema del
generalito era el uso de las palabras. Y es que las palabras en la boca del
generalito eran un arma mortal.
El generalito
decía: “¡Ataquen!” e inmediatamente millares de seres amarillos quedaban
esparcidos sin vida en una aldea surasiática;
el generalito
decía: “¡Fuego!” y un joven soldado drogadicto de Detroit suspiraba por última
vez;
decía:
“¡Bombarderos!” y desaparecía una ciudad entera.
Medallas, honores,
reconocimiento..
En la vida civil
era muy adusto y sus mujeres le reclamaron cariño y esa fue su perdición:
Un día díjole a
Vera, su mujer “Tu das luz a las estrellas”
Inmediatamente ella
quedó colgada en el firmamento.
Para mitigar su
pena fue a visitar a Conchita, su amante. Permaneció callado casi toda la
velada pero en un arrebato romántico luego de hacer furiosamente el amor le
dijo: “¡Conchita, tu das luz a las estrellas!”
En segundos ella
parió un monstruo, mitad astro, mitad generalito....
El generalito no
vivió para ver crecer a su engendro.
Hoy todos en la
base llaman al extraño soldado .....
“Solitario Perkins”
Fermín Hood –
“Soldados”
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