viernes, 11 de agosto de 2017

El exilado (Fermín Hood - "Ironías")




EL EXILADO

Las siguientes son aseveraciones tomadas de la prensa nacional a propósito de nuestro ilustre invitado.
“Puede asegurarse que su fama ha cruzado fronteras” (Y es justamente porque él también las ha cruzado) (Sic)
“Colombia acogió fraternalmente al ilustre personaje” (Y se teme que se ha amañado demasiado)

No sabemos bien su historia, aunque la intuimos. Por respeto no le preguntamos. Lo que sabemos es que está entre nosotros y es nuestro deber americanista y hospitalario alegrarnos por ello. De algún modo el personaje, nos permite hacer demostraciones de generosa hermandad y deja que nuestra conciencia, sin sonrojo alguno, haga fila para recibir la comunión
Nuestro exilado es….en fin, víctima de un gorilato; cayó entre nosotros (nos escogió a nosotros para restaurar su dolor de patria) y fue acogido por nosotros como mandan los preceptos cristianos y las normas del DIH
En su patria era, bueno, ……su voz era la de un poeta de esos, de esos que por un capricho de esos, decide el sacrificio de condenarse a morir lejos de su patria antes que poner almíbar en sus versos (De seguro sus versos son venenosos)
Su voz, bueno…
Hablaba raro…Era pura mierda, pero hablaba raro, con un acentito de esos en el que los diminutivos se agigantan para llenar el oído de emociones inciertas. Todos caímos en la red almibarada de su acento
“Lo curioso es que cada vez que oímos su voz la notamos menos varonil, pero más potente”
 ¿Qué habrá querido decir con esto la viuda de un prócer nativo ahora dedicada a la crítica literaria?
El exilado hizo acrecentar en nosotros el sentimiento de solidaridad y sin pensarlo mucho le abrimos la puerta de nuestra patria, la puerta de nuestros hogares……(No solo las puertas, literalmente se le abrió todo y parecía poco, por tener el privilegio de alojar a un mártir revolucionario, a una insignia de la justicia y la concordia en nuestras vidas)
Pasaron quince años.
Empobrecidos, vueltos mierda, pero con sincera nostalgia salimos a despedirlo al aeropuerto de regreso a su tierra.
Juró no olvidarnos
Sonreímos, aplaudimos, lloramos…..
Y a trabajar, trabajar, trabajar para pagar las deudas que nos dejó su grata compañía.
Y después renegar, renegar, renegar el enterarnos que….no era poeta y ni siquiera era de donde dijo ser.

                        (Fermín Hood – “Ironías” - Palmira, dic. 2007)


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