jueves, 12 de febrero de 2015

Divagación


DIVAGACION (La conferencia)
 

“¡Claridad!”
“Se precisa claridad…..”  (¡Oh hermosa claridad de luz y conceptual!)
(Llama siempre viva de la inteligencia y la sensibilidad.)

-          Va bien la conferencia me susurra un fulano y yo cierro los ojos para no decir que sí

¡Rendición! ¡Oh, rendición es el clamor!  ¿O será redención?

Bocas girando (Boca que arrastra mi boca) estrangulando voces muy altas, odiseidales y
en la trasescena de mi voz, el destino ciego y desesperado se cuelga de una viga.

“El filósofo va al rompe con el sistema tal como lo conocemos, es decir, desconocido…… (ignoto…..ignaro). De modo que nos apresuramos a denominar como ciencia a todo aquello que reconstruye (¿Regenera?) el aparato”

La docta voz martilla mis sienes…Noto que el fulano asiente con la cabeza.

¿El aparato? Con letras de oro o de sangre debemos seguir las directrices que nos exige el aparato para que el festín no sea aparatoso. La nación se deshace y tanto letrado, (el letrado es el resultado de necesidades propias del régimen productor del aparato) tanto profesional comportándose como amateur (es decir que al mercader de las pulgas le importa lo mismo que su cliente sea un humilde borrego o un físico nuclear)
 
No somos aptos para el aparato

Las escuelas son como las plazas de mercado (v.g. ¿Huelen a feo?)

Perturbar el mercado significa ponerse cicatero con los precios (¿o maquillar la mercancía?)

(¿Y también la resolana o un mal sistema de empaque?)

“Somos lacayos del aparato”

“Mi tiempo está acabando”

(Todo lo está y todo de rodillas. Debe existir una rebelión destructora del aparato porque nosotros somos solo oídos y traseros magullados)

“Espero que les haya quedado algo”

“Muchas gracias por su atención”

Sonaron los aplausos durante diez minutos. Yo también aplaudía  a rabiar y aunque no entendí nada de lo que el gurú dijo en la conferencia, igual me gradué en Administración, igual tengo mi diploma en la oficina, igual tengo un empleo envidiable…..

¿Mi mérito?

Asistir a todas las conferencias de sabios y expertos que si saben cómo va el agua al molino.

El fulano con lágrimas en los ojos me dijo:
-          ¡Grandiosa conferencia!
Y yo le respondí emocionado:
-          ¡Grandiosa!


Cali, diciembre de 2007

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