Para acabar con la Mafia por
Woody Allen
Un vistazo al crimen organizado
No es ningún
secreto que el crimen organizado se lleva en América más de cuarenta mil
millones de dólares al año. Se trata de un beneficio bastante respetable sobre
todo si se tiene en cuenta el hecho de que la Mafia dedica muy poco a gastos de
oficina. Fuentes bien informadas indican que la Cosa Nostra gastó menos de seis
mil dólares el año pasado en papel de correspondencia personal y aún menos en
grapas. Además, tienen una sola secretaria que hace todo el trabajo de
mecanografía y sólo tres habitaciones pequeñas en la oficina central que
comparten con el Estudio de Danza Fred Persky.
El año pasado, el
crimen organizado fue responsable directo de más de cien asesinatos, y los
mafiosi participaron de forma indirecta en otros cientos más, ya sea prestando
dinero para el transporte en vehículos del servicio público o guardándoles los
abrigos mientras pegaban tiros. Otras operaciones ilícitas llevadas a cabo por
miembros de la Cosa Nostra fueron el juego, el tráfico de drogas, la
prostitución, secuestros, usura y, violando fronteras estatales, el transporte
de un inmenso pez rojo con fines pornográficos. Los tentáculos de este corrupto
imperio alcanzan al mismo gobierno. Hace sólo unos pocos meses, dos jefes de
banda con juicios federales pendientes pasaron la noche en la Casa Blanca y el
presidente durmió en el sofá.
Historia del
crimen organizado en los Estados Unidos
En 1921, Thomas (El
Carnicero) Covello y Ciro (El Sastre) Santucci intentaron organizar diferentes
grupos étnicos del hampa y, de esa manera, hacerse los amos de Chicago. Esto
fracasó cuando Albert (El Positivista Lógico) Corillo asesinó a Kid Lipsky
encerrándolo en un armario y aspirando todo el aire que quedaba en el interior
con una pajita. El hermano de Lipsky, Mendy (alias Mendy Lewis, alias Mendy
Larsen, alias Mendy Alias) vengó la muerte de Lipsky secuestrando al hermano de
Santucci, Gaetano (también conocido como Little Tony o Rabino Henry
Sharpstein), y devolviéndolo pocas semanas después en veintisiete potes de
mermelada. Esta fue la señal para el inicio de un baño de sangre. Domicik (El
Herpetólogo) Mione mató a tiros a Suertudo Lorenzo (el sobrenombre se debe a
que la bomba que explotó en el interior de su sombrero no pudo matarlo) a la
salida de un bar en Chicago. Como respuesta, Corillo y sus hombres siguieron la
pista de Mione hasta Newark y convirtieron su cabeza en un instrumento de
viento. En ese momento, la banda de Vítale, dirigida por Giuseppe Vítale (su nombre
real, Quincy Baedeker), se puso en acción para hacerse con toda la bebida
ilegal de Harlem que administraba el irlandés Larry Doyle (un hampón tan
suspicaz que se negaba a permitir que nadie en Nueva York se colocara a sus
espaldas y que caminaba por las calles haciendo piruetas y dando vueltas sin
parar). Doyle resultó muerto cuando la Compañía de Construcción Squillante
decidió levantar sus nuevas oficinas en el puente de su propia nariz. El
segundo de Doyle, Little Petey (el Gray Petey) Ross, pasó a ser el primero;
resistió la invasión de Vitale y le convenció con engaños de que fuera a un
garaje vacío del centro con el pretexto de que allí se iba a celebrar una
fiesta. Sin sospechar nada, Vitale entró en el garaje vestido como un ratón
gigante y se quedó tieso en el acto por una ráfaga de ametralladora. En señal
de lealtad al jefe caído, los hombres de Vitale se pasaron de inmediato a Ross.
Lo mismo hizo la novia de Vitale, Bea Moretti, una artista, estrella del éxito
musical de Broadway “Dí Kaddish”, que terminó contrayendo matrimonio con Ross,
aunque más tarde le presentó una demanda de divorcio acusándole de que en
cierta ocasión le había vaporizado el cuerpo con un aceite que apestaba a moho.
Temiendo una
intervención federal, Vincent Columbraro, el Rey de la Tostada con Mantequilla,
pidió la paz. (Columbraro tenía un control tan rígido sobre todas las tostadas con mantequilla que entraban y
salían de Nueva Jersey que una sola palabra suya podía privar de desayuno a dos
terceras partes del estado.) Todos los miembros del hampa fueron convocados a
una cena en Perth Amboy donde Columbraro les comunicó que debían cesar todas
las guerras intestinas y que a partir de ese momento tenían que vestirse con
decencia y dejar de andar escabulléndose por todas partes. Las cartas, que
antes se firmaban con una mano negra, en el futuro terminarían «con nuestros
mejores deseos», y todo el territorio se dividiría en partes iguales, quedando
Nueva Jersey para la madre de Columbraro. De ese modo, nació la Mafia o Cosa
Nostra (literalmente, «mi pasta de dientes» o «nuestra pasta de dientes»). Dos
días más tarde, Columbraro se metió en una bañera para darse un buen baño y
hace cuarenta y seis años que no se le ha vuelto a ver.
Estructura de la
Mafia
La Cosa Nostra está
estructurada como cualquier gobierno o gran corporación, o grupo de gangsters,
pongamos por caso. En la cima está el capo di tutti capi, o jefe de todos los
jefes. Las reuniones se realizan en su casa, y tiene la obligación de ofrecer
pinchitos y cubitos de hielo. Dejar de hacerlo significaría la muerte
instantánea. (La muerte, dicho sea de paso, es una de las peores cosas que
pueden ocurrirle a un miembro de la Cosa Nostra y muchos prefieren simplemente
pagar una multa.) Por debajo del jefe de todos los jefes están sus oficiales,
cada uno de ellos gobierna un sector de la ciudad con su «familia». Las
familias de la Mafia no consisten en una mujer y niños que siempre van a
lugares como el circo o a hacer picnics. En realidad, se trata de grupos de
hombres más bien serios cuya mayor satisfacción en la vida consiste en
contemplar cuánto tiempo puede alguien permanecer sumergido en el río East
antes de empezar a hacer gárgaras.
La iniciación en la
Mafia es algo bastante complicado. Al miembro propuesto se le tapan los ojos y
se le conduce a un cuarto oscuro. Se le llenan los bolsillos de pedazos de
melón Cranshaw y se le obliga a saltar sobre un solo pie gritando: «¡Viva!
¡Viva!». Luego todos los miembros del consejo de administración, o commissione,
le tiran del labio inferior y se lo sueltan de golpe. Algunos hasta desean
hacer esto dos veces. A continuación, le ponen granos de avena en la cabeza. Si
se queja, queda descalificado. Sin embargo, si dice «muy bien, me gusta la
avena en la cabeza», recibe la bienvenida de la hermandad. Esto se hace
besándole en la mejilla y estrechándole la mano. A partir de ese momento, no se
le permite comer chutney, divertir a sus amigos imitando a una gallina ni matar
a nadie llamado Vito.
Conclusiones
El crimen
organizado es una plaga en nuestra nación. Si bien muchos norteamericanos
resultan engañados y empiezan una carrera en el crimen con la promesa de una
vida fácil, la mayoría de los criminales deben trabajar durante largas horas, a
menudo en edificios sin aire acondicionado. Identificar a los criminales
depende de cada uno de nosotros. Por lo general, se les puede reconocer por los
grandes gemelos que suelen llevar y porque no dejan de comer cuando al hombre
que está sentado a su lado se le cae un ancla encima.
Los mejores métodos
para combatir el crimen organizado son los siguientes:
1. Decir a los
criminales que no estás en casa;
2. Llamar a la
policía siempre que un número insólito de hombres de la Compañía de Lavado
Siciliano empieza a cantar en el vestíbulo de tu casa;
3. Grabaciones. Las
grabaciones no pueden ser empleadas de modo indiscriminado, pero su eficacia
queda ilustrada en esta transcripción de una conversación entre dos jefes de
banda en el área de Nueva York cuyas llamadas telefónicas fueron grabadas por
el F.B.I.:
Anthony: ¿Hola?
¿Rico?
Rico: ¿Hola?
Anthony: ¿Rico?
Rico: Hola.
Anthony: ¿Rico?
Rico: No te oigo.
Anthony: ¿Eres tú,
Rico? No te oigo.
Rico: ¿Qué?
Anthony: ¿Me oyes?
Rico: ¿Hola?
Anthony: ¿Rico?
Rico: Hay un cruce.
Anthony: ¿Me oyes?Rico: ¿Hola?
Anthony: ¿Rico?
Rico: ¿Hola?
Anthony: Operadora, hay un cruce.
Operadora: Cuelgue
y vuelva a llamar, señor.
Rico: ¿Hola?
Gracias a esta
prueba, Anthony (El Pescado) Rotunno y Rico Panzini fueron condenados y en este
momento descuentan quince años en Sing Sing por posesión ilegal de alcohol de
menta.
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