Lo
cómico en la literatura por Pablo Besarón
El
chiste, el humor, la comedia, lo cómico, la ironía, el sarcasmo, la burla,
nociones que suelen confundirse o no quedar en claro sus alcances, son
diferentes modos de desestabilizar los sentidos comunes y cotidianos. Suele
tratarse de generar un efecto cómico a
partir de la transgresión de alguna regla implícita, o de poner en
contraste elementos contradictorios que generan el efecto humorístico.
La comedia
La comedia, entendida como género, desde Aristófanes,
Menandro o Plauto, se corresponde con la
definición de Aristóteles en su Poética:
"La comedia es una imitación de hombres de calidad inferior". Una división de estilos y
géneros clásica, establece que los
hechos trágico-sublimes le pasan sólo a personajes de rango social alto,
mientras que, los personajes populares y los hechos de la vida cotidiana son
representados en forma cómico-burlesca.
La
anécdota que se cuenta en las comedias transcurre en el lapso de una inversión de
los valores de lo normal donde las apariencias, el artificio, la lógica de los personajes que se
disfrazan o simulan ser otros, domina sobre el orden de lo establecido. Se
trata de una inversión de los valores
que rigen normalmente la vida cotidiana que vuelve a su cauce al final de la
comedia, donde se produce una
restitución de la norma social dominante. En la comedia se produce una ilusión de los fundamentos sociales
amenazados, sólo para hacer reír (Pavas,
Patrice; Diccionario del Teatro). Si se transgreden las normas convencionales, esta situación es
momentánea y culmina con el desenlace de
la comedia
El humor
En la comedia, el chiste se relaciona con una
especie de superioridad moral del
espectador ante lo ridículo o ante las aspiraciones falsas del personaje
burlado. El humor, en cambio, como puede ser el caso del Tristan Shandy de
Lawrence Stern, las Memorias póstumas de Blas Cubas de Machado de Asis, Seis
personajes en busca de un autor de Luigi
Pirandello, o Papeles del reciénvenido de Macedonio Fernández, es, por un lado,
una desestabilización del lenguaje
donde entran en juego la parodia, la ironía, la paradoja y las constantes digresiones que rompen con las
expectativas previsibles del lector. En
un sentido más genérico es una crítica al
orden de lo normal-previsible, e, incluso, se juega más con los contrastes. Luigi Pirandello en su excelente
ensayo El humorismo define al humorismo como un "sentimiento de lo
contrario" producido por la
reflexión que descompone ideas e imágenes que generan ideas e imágenes en contraste. En el humorismo no se
produce un sentimiento de superioridad
de quien lee ante aquel elemento humorístico. Hay una tensión en la cual, por ejemplo, al leer
que el Quijote se empeña en ver a unos
molinos de viento como si fuesen gigantes, esta situación, en sí misma, oscila entre lo
cómico y lo trágico. El efecto que
produce en el lector la situación humorística oscila entre la risa y la piedad.
Lo cómico y la transgresión
El efecto de lo cómico suele ser la
transgresión a una regla implícita que
se presupone (Eco, Umberto; Los marcos de la libertad cómica). Así, por ejemplo, las tiradas de
tortas en una fiesta de gala en un sketch
televisivo son algo cómico porque hay una regla
implícita que presupone que tal situación va contra las reglas de lo normal previsible de tales eventos sociales.
Y, la risa, como consecuencia de ver o
leer algo cómico, si por un lado tiene que ver
con una tensión entre la identificación y un sentimiento de superioridad ante el personaje burlado,
también es una liberación de tensiones.
Lo cómico y el cuerpo
Otra constante de lo cómico tiene que ver con
el hecho de resaltar los aspectos físicos, del cuerpo, de todo el ámbito de
lo "profano-vulgar" en
desmedro de la supuesta espiritualidad que suele darse como una máscara de las personas.
Valle Inclán, en Luces de bohemia hace hablar a un profesor
catedrático sobre temas eruditos con la bragueta del pantalón abierta. Mijail
Bajtín pensaba a las fiestas populares y a los carnavales de fines de la edad
media y del renacimiento como situaciones de irrupción de la cultura popular en
desmedro de la cultura docta,
eclesiástica y elevada de la época. La
situación del carnaval como instancia de transgresión de las normas de lo establecido, donde, un mendigo puede
disfrazarse de rey, son situaciones
donde todo lo que suele asociarse con lo "bajo-vulgar", toman la iniciativa. El espíritu se hace
cuerpo. Lo mundano, los placeres
inmediatos del cuerpo, sustituye a lo espiritual.
Lo cómico y el lenguaje
Como
características generales del humorismo y lo cómico en cuanto a los usos del lenguaje y la retórica, cabe
referirse a la parodia, que consiste en
la apropiación de un texto o de una serie de
convenciones literarias muy codificadas que se desestabilizan
dentro de los marcos de ese discurso
(Oswald de Andrade que parodia la frase de Shakespeare "To be or not to
be" diciendo "Tupí or not Tupí");
la sátira, que, a diferencia de la parodia, es una crítica social o moral extratextual; la ironía, que
consiste en una diferencia discursiva
entre lo que se dice y lo que se quiere decir
(supongamos, nos encontramos con una hermana que engordó 10 kilos y le decimos: "¡Qué flaca que
estás!"); la hipérbole, que es un figura
retórica que consiste en usar palabras exageradas e inverosímiles para describir algo (como en el poema "A
un hombre de gran nariz" de
Quevedo, donde se dice: "Érase un hombre a una nariz pegado,/
érase una nariz superlativa"...);
el grotesco, que es una exageración, una
deformación y una puesta de contrastes en la descripción de un personaje o situación resaltando los aspectos
del cuerpo en la descripción (el catedrático hablando con la bragueta abierta);
etc.
Conclusión
En
líneas generales, la comedia, lo cómico y el humor implican una desestabilización de los sentidos
previsibles. En este sentido, son
instancias comunicativas que presuponen a un lector, a alterar un cúmulo de presupuestos que maneja el
lector. En la comedia, la transgresión
que presupone el argumento se desbarata al final de la historia para ratificar la norma común. La
transgresión, como en la situación del
carnaval, es momentánea: al final de la comedia, así como al otro día del carnaval, se restituye
el régimen de lo establecido. Son, en
cierto modo, falsas transgresiones, o, en todo
caso, la transgresión está pautada, reglamentada y acotada en el tiempo.
El humorismo, en cambio, es una
desestabilización de los sentidos que
no presupone una transgresión efímera. Es una propuesta crítica. No presupone una regla a ser restituida
porque no se plantea como algo
diferente a una supuesta realidad cotidiana. Como constante en todo tipo de situación desestabilizadora, se
advierte una fuerte deformación y
puesta en evidencia de los contrastes y de los
opuestos en lo que se dice. En todos los casos, se trata de una deformación de la realidad.
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