GLOTONCITO
Lo llamaban
Glotoncito porque comía de todo. ¿Qué alarde de creatividad!
Debían llamarlo de
otra manera y sin diminutivo porque los que lo conocimos bien de cerca sabíamos
que el único apelativo que le iba bien era el de perro inmundo....o marrano.
Claro que
Glotoncito era un apelativo muy femenino. Ellas no lo conocían y lo llamaban
Glotoncito porque les parecía tierno, porque era gordito y rosadito...como un
muñequito tierno, rosado y gordito.
Glotoncito sabía
muy bien cómo sacar partido de ser o parecer tierno, rosado y gordito y fue más
pronto que tarde que muchas de sus rendidas admiradoras descubrieron que no era
tan tierno, después de quedar pálidas y gorditas.
Una de ellas se
acercó a mí cierta tarde y me dijo “que Glotoncito era lindo, que le había
jurado amor eterno, que le había prometido el bienestar supremo y que por eso
no iba a tolerar que unos sinvergüenzas que se decían sus amigos siguiéramos
manchando con nuestras infamias la reputación del obeso pajarillo que había
decidido hacer nido en sus predios.”
Me pareció extraño
que después de tantas y tan variadas evidencias, la joven en cuestión creyera
una sola palabra de Marrano. Por lo demás me molestó que fuera a mí a quien
dirigiera el reclamo, pues siempre me mantengo al margen de cualquier
conversación que tenga que ver con la manera de ser de mi amado prójimo.
No he de negar que
escuché muchos y muy diversos comentarios, muchos chismes y muchas
aseveraciones, pero juraría de ser necesario, que hasta el momento en que esa muchacha me increpó, no intervine, no
tomé partido para nada.
-
“Glotoncito, tenemos que hablar”
Por repuesta recibí un escupitajo en la cara y la expresa amenaza de que si volvía a encontrarme en su camino, mi pobre vida, con seguridad habría llegado a su fin. Desde luego esto es un eufemismo.
Entonces...¿Qué hacer?
Hice lo peor
Con los ahorros que
había juntado en cuatro años de duro trabajo, instalé una pequeña venta de
perros calientes
Nunca imaginé que
tal acción iba a ofender de tal manera a Marrano. Se quejaba de que yo lo había
hecho a propósito para humillarlo, para recordarle a cada instante el apodo que
circulaba por lo bajo. ¿Yo?
Pero lo peor fue
que Marrano no se quedó solo en la palabra sino que pasó a la acción.
Con algo más de una
decena de sus admiradoras se tomaron literalmente mi negocio. Consumieron todas
las salchichas, los panes, las bebidas...Hasta las cebollas crudas que yo
estaba cortando
Pidieron la cuenta
y sin esperar a que yo terminara de hacerla, se largaron en medio de sonoras
carcajadas esa era la venganza de
Glotoncito y yo la he podido contar....
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