Común y corriente
Pedrito,
un hombrecito común y corriente caminaba……
Pedrito
caminaba con la prisa de siempre llevando a cuestas el lastre de varias décadas
de rutinario acontecer cotidiano que nunca fue capaz de alterar. La llamada fuerza de voluntad siempre le fue
esquiva así que su vida se epitomizó, ¡bah!, en las tres copas en el bar de
siempre después de las seis, tres palmaditas en el trasero de la atractiva
mesera que lo atendía siempre; la misma rigurosidad profesional de su oficina
cada día; la sonrisa esquiva de la “nueva” secretaria que se hizo vieja a su
lado; el olor a gasolina quemada expelida por los “culos” de los autobuses….y
nada más. ¡Como siempre, desde siempre!
VOZ
DEL MAS ALLA: “Pedrito, Pedrito…¿te hace
pesado el hastío?
Tranquilo, no te preocupes…pronto
llegará el domingo de sudaderas, bicicletas, flores y parque; alguna sonrisa
nueva a la entrada de un cine; la visita a un camarada enfermo cumpliendo una
de las obras de misericordia heredadas de tu pasado católico, de pronto Mónica
te sorprenda con el desayuno en la cama
y te permita leer el periódico con su caudal de malas noticias que no te
atreves a comentar con ella, acostumbrada
en las noches al mismo beso de lápida porque ya no te inspira el mínimo deseo, a pesar de que su belleza no se ha extinguido
del todo, los niños con suerte se acostarán después de rezar…¿Padre mío, ¿por
qué nos has abandonado? Y tu Pedrito, dormirás y soñarás como siempre lo has
hecho y en la mañana del lunes tratarás de recordar lo que has soñado para
anotarlo en tu particular Oniricón y luego, por pocos segundos te dará la
pensadera…..la pensadera en lo incierto del futuro y luego de una tierna
autoreprimenda, común y corriente, saldrás a la calle, al vacío, a la realidad,
a oler el culo de los autobuses, a la misma rigurosidad profesional de la
oficina que te aprieta los cojones y te hace doler la espalda, a hacerle guiños
a la sonrisa esquiva de la secretaria….en fin…..
Pedrito
atravesó el parque central sin verlo, caminó diez cuadras a velocidad de
marchista olímpico y llegó a su casa, a su hogar.
Abrió
la puerta y ¡pucha! El mismo detestable olor a pino de todos los días. Encendió
las luces de la sala, sintonizo la tele y se sentó.
Permaneció
así durante nueve minutos hasta que decidió que lo mejor era ducharse. Fue a su
habitación, se quitó la ropa, se puso una bata de baño, sus pantuflas
envejecidas y fue hacia el cuarto de baño. Estaba cerrado por dentro, llamó
pero nadie le respondió….así que regresó a la habitación y de la mesa de noche
extrajo un manojo de llaves; al pasar por la sala apagó la televisión y
encendió la grabadora y la estancia se llenó con un hermoso “o sole mio…o sole
mio esta fronte a ti….” Pedrito sonrió sintiendo es su alma una identidad carusiana…sonrisa
que le acompaño hasta el baño….abrió la puerta y……
El
cuerpo del ahorcado se balanceaba aún, el olor a muerte se posesionó de la
estancia…maravillaba notar la elegancia con que el hombre se dispuso para
ahorcarse. Sus ropas aún tenían la etiqueta con el precio…y una coqueta gota de
sangre resbalaba por la comisura de sus labios, La soga que le apretaba el
cuello estaba atada a la regadera y el espejo del gabinete abierto reflejaba de
frente su cara. Podría asegurarse que cualquier experto forense anotaría en su
informe: “el occiso fue testigo de su propia agonía"
Pedrito
cerró la puerta: “Es una alucinación”, dijo para sí. Contó hasta diez y volvió
a abrir la puerta….No era una alucinación. El cuerpo del hombre permanecía
allí, en la misma forma, salvo que la gota de sangre había desaparecido
¡Ay,
mente incontrolable la de Pedrito!
Mil
pensamientos en cinco segundos. Pedrito quería un grito “O sole mio” Fue
inútil. Pedrito estuvo inmóvil durante tres minutos y cuarenta y dos segundos
al final de los cuales cerró nuevamente la puerta y abrió los ojos. Otra tanda
de pensamientos funestos se instaló en su acalorada cabecita de empleado público.
En
un instante de escasa lucidez creyó conveniente informar del hecho a la
policía. Marcó el número…
-
¡Aló! Familia Ortega, a la orden
-
¡Disculpe
Marcó
nuevamente
-
Buenas
noches, Residencias “El caballero galante” a la orden
-
¡Maldita
sea! Quiero hablar con la policía
-
!Lo
lamento! Está equivocado
Rinnnnggggggg!
-
¡Aquí, el sargento Emiliano Vélez…!..¿en
qué puedo ayudarle?
-
Hay un hombre en mi cuarto de baño. Por
favor, venga pronto
-
Lo siento señor….no nos ocupamos de esa
clase de problemas..
-
¡El hombre está muerto!
-
No se mueva. Inmediatamente enviamos una
patrulla
Colgó
el teléfono y se sentó en la sala como si nada ocurriera.
VOZ
DEL MAS ALLA: Pedrito, Pedrito, Pedrito….¿qué
te pasa? En el baño hay un tipo ahorcado y has comprobado que no es un hijo de
tu imaginación…tanto que ya avisaste a la policía y aún no tienes ninguna
explicación para dar. Lo mejor, querido Pedrito es que te sirvas un buen trago
e intentes relajarte. Con toda seguridad este asunto se va a aclarar y podrás
continuar con tu plácida y tranquila existencia…..Toma otro, y otro.
Suena
el timbre de la puerta
-
¡Vaya qué veloz es el policía Vélez!
Pero
no era Vélez, Pedrito no aciertas una….Era Mónica, su aún exuberante a esposa
-
¿Qué ocurre, Pedro? ¿Por qué tienes esa
cara?
-
Tómate un trago conmigo. ¿Vodka? Siéntate,
ya te lo sirvo…Bueno amor, brindemos !Espera, falta algo en mi vaso…!.
Al
decir esto va a la mesa de noche y
regresa con un frasco negro con una
etiqueta amarilla de precaución. Abre el frasco y vierte en su vaso diez gotas
del contenido del frasco
-
¡Suficiente! ¡Ahora si… brindemos!
Levantó
el vaso y clavó la mirada en Mónica a través del recipiente que contenía el
redentor pasaje al viaje que solucionaría de una vez por todas los problemas,
el cansancio a esa vida anodina
Se
quedó inmóvil, absorto…No más.
No
sentía nada.
No
percibía nada
Mónica
bebió su trago y se sorprendió del hecho de que Pedrito continuaba con el vaso
a la altura de sus ojos. Pedro pareció regresar de su irrealidad y apretó el
vaso sin dejar de mirarla. El frágil recipiente cedió a la fuerza aplicada por
la mano de Pedro y se quebró regándose por el piso. La sangre de la mano herida
del hombre manaba profusamente mientras una mueca siniestra se asomaba el
rostro siempre detestable de Pedro
-
¿Qué está pasando Pedro? preguntó Mónica
visiblemente afectada por el comportamiento de su esposo
-
Hay un muerto en el baño, respondió Pedro
con una voz que parecía provenir de otra parte
-
¿Quién es?
-
¡Yo! , dijo Pedro limpiando su sangre con
el forro del sofá ¡Yo no sé!
-
¿Has llamado a la policía?
-
Lo hice
-
VOZ:
¡Pedrito! ¡Lávate las manos, limpia la
alfombra y prepárate otro trago, esta vez puro! Cierra los ojos y trata de
olvidar. Pronto llegará Vélez y su patrulla…….Y si vas a pensar en algo hazlo
en tu oficina oliendo a pino, en ese
montón de papeles importantes aplastando tu escritorio; en las ciento doce
llamadas telefónicas que recibes cada día; en el café caliente que te servirán
a eso de las diez; en las tres copas de licor que vas a beber en el bar después
de las seis…..Si vas a pensar en algo, piensa en eso y si tu pensamiento te
hace caer en la tentación….piensa en la boca de Mónica…aún linda y jugosa…sus
labios siempre abiertos para ti….¿Qué te impulsa a pensar en hombres colgados
en el baño?....
Deja eso. Tal vez es una visión
proveniente de tu Oniricon…..Son tus sueños pero al mismo tiempo no los tienes
propios…No te pertenecen porque tal vez son los sueños de todos los hombres….Al
fin y al cabo, mañana puedes salir a la calle otra vez…puedes percibir el olor
a gasolina quemada……
-
¿Dónde están los niños?
-
En la excursión del colegio…¿No te había
dicho?
-
Si
-
¿ Por qué no vamos a echar un vistazo?
-
No. Ve tú….si quieres. Yo tomaré otra copa
Mónica
va al baño, abre cuidadosamente la puerta y un prolongado ay se produce en su
estómago.
-
¡Eres tú! ¡Eres tú, Pedro!
-
Lo se
-
¿Por qué? ¿Por qué? Pedrito….¿por qué?
Pedro
no responde. Burlón la mira a los ojos y sonríe. Mónica no resiste el fuego de
esa mirada y abandona la casa dando un portazo que se escucha dos manzanas a la
redonda, eso si no sin antes amenazar:
-
“Esto lo tiene que saber la policía”
Pedrito
emite unas envilecidas carcajadas que convierten el ambiente en algo grotesco y
siniestro a la vez. Pedrito no se calla, patea la pantalla de la televisión,
tira por el piso cortinas, porcelanas, cuadros, arroja contra las pared mesas y
sillas, quiebra ventanales, rompe el teléfono, rasga la alfombra…rasga sus vestiduras…rasga
su alma….
Su
loco frenesí no perdona nada…
Al
cabo de nueve minutos, cuando todo está deshecho, Pedrito entra al cuarto de
baño y cierra con llave.
VOZ:
Ahora eres Pedro, el instintivo. Pedro sin represiones….el loco Pedro
¿Qué
has hecho? No te das cuenta. Ya no habrá mañana, ese triste mañana de todos los
días…Quedan cancelados los sueños de tu Oniricón. No habrá promesa en la
sonrisa esquiva de tu nueva secretaria. Nunca más tentaras el talle de la mesera ni olerás el fétido culo de los
buses urbanos. ¡Bravo, pedro! ¡Pedro, bravo!
-
¡Pedro! !Pedro!
El
llamado era de Mónica
-
Pedro, mi amor…¿Qué haces? Ratoncito, ven
aquí……Siga oficial
Mónica
conduce al oficial por las revolcadas habitaciones buscando a Pedro
-
No está por aquí. Debe estar en el baño.
¡Pedro, Pedrito, amore mio, - grita Mónica golpeando la puerta- Está aquí, lo se…pero no abre
-
Tenemos que derribar la puerta – dice el
policía que en honor a la sabiduría se llamaba Salomón
Y
la derriban
Allí
esta Pedro, abrazado a las piernas del ahorcado. Inmóvil, con la mirada fija en
el espejo del gabinete y un arroyo de sangre naciendo en su pecho. Macabro
Pedro
y Pedrito, al fin juntos.
Unidos
sus cuerpecitos por el lazo de la muerte, juntos, tomados del brazo como camino
al altar. Uno sintiendo sus piernas atenazadas, abrazado por la soga
Salomón
dice:
-
Bajemos a estos hombres
Pero
al acercarse, unas horrendas carcajadas, siempre en aumento hacen inaudible un
ruido de cañón
Mónica
se acerca, toca a Pedro, lo acaricia, lo abraza y se aferra a él
-
¡Vámonos señora!
-
Déjenme aquí. Quiero quedarme aquí. – y
rie, y su risa se acompasa con las otras risas y Salomón y sus sabuesos solo
atinan a huir despavoridos
Al
llegar a la estación Salomón y sus hombres se presentan ante el Sargento Vélez
-
Permiso mi sargento, para comunicarle el
resultado de nuestro operativo
El
sargento hace un ademán de aburrimiento
-
-Prosiga
-
Mi sargento…el asunto es que…bueno,
simplemente que….en este momento una pareja se está muriendo cagada de la risa
-
VOZ
- ¡Pedrito! Otra vez te saliste con la
tuya
FIN