lunes, 22 de abril de 2024

"Caos y anarquía" - (Cuentos anómalos de Fernando Arias Alvarez)

 


CAOS y anarquía

Propalábanse rumores (hic et ubique) a pasos de desmesura.

Varias figuritas cuchicheaban detrás del trono adornado con un dosel real….(No sobra advertir que todo aquí es real.)

El blasón real se  balanceaba y nadie parecía  advertirlo, ni  el alboroto (inútil no hacerlo…era una autentica jiga de lupanar)

La reina, un dechado de recato y buenas maneras extrajo un legajo de papeles conteniendo decretos recientes e impopulares con el propósito veraz de incinerarlos.

Un jayán vióla y con premura expelió un altisonante lamento y luego arremetió contra la pira.

El execrable acto videlicet (verbi gratia) sin embargo no llegó a su fin pues el jayán cayóse de bruces sobre un escabel.

Se inició entonces una gran pendencia. Por tal y por otro motivo: el cúmulo de ambigüedades y procacidad que contenía la endecha que mandó a componer el gran soberano en honor de sus huéspedes.

El séquito real, entrenado para repeler cualquier ataque con sus agresivas lanzas enhiestas, aquí y acullá, miraban la jarana de soslayo.

El rey en derroche de doblez, se reía de las penurias de su pueblo y no solo eso, ordenó a un zapador realizar su labor en el jardín palaciego amenazándolo con una partesana, labor muy dura, aparte de inoficiosa.

El zapador huyó y al hacerlo derribó la puerta con todo y goznes. El miedo le carcomía, también la rabia y demudado paró su loca carrera en la puerta principal.

El rey soltó cuatro o cinco sucias imprecaciones y prometió las más galanas dádivas a quien asegurara la detención del insolente.

Por una afortunada paradoja, ninguno se atrevía, porque todos admiraban la acción de su eventual adalid.

Así que el rey decidió jugar una carta habitual entre todos los de su linaje. Hizo las paces, se disculpó, pero secretamente había convenido desaparecer al zapador suministrándole un tósigo.

La reina zaherida en sus más íntimos sentimientos, plugó a Dios el fin de tan aciaga jornada. Después fue a su recámara, saco un tahelí y se dirigió a una sentina. Era su dosis personal de oración y expiación.

Los amotinados ignoraron el gesto de la reina y sin piedad acometieron contra los áulicos y contra todo el vasallaje y más pronto que tarde tomaron el control del palacio.

El rey fue puesto preso y enviado a una galera condenado a morir en medio del proceloso piélago, pero uno de sus lacayos, el más leal, conocido con el mote de “El Feroz”, terminó este fútil episodio cortándole a su señor la cabeza con una segur.

Luego hizo lo mismo con su cabeza.

El mar permaneció impasible y ese reino, desapareció del mapa.

domingo, 21 de abril de 2024

Los condenados (por Fernando Arias Alvarez)

 


LOS CONDENADOS A LA ETERNIDAD

(A María D, en el espacio vacío)

La oscuridad es completa. Se respira la llegada  oportuna de una vieja amiga, que no se espera pero se sabe que es tan cierta y  puntual. Ya viene, eso se percibe desde nuestros rincones; ya entra por debajo de la puerta; está presente en la agudeza del silencio.

Todo intento de evasión ya  es vano; estamos tú y yo atrapados en este espacio vacío y oscuro, este escenario triste y aterrorizante.

Es una bendición que no podemos vernos, pues de lo contrario nos avergonzaríamos al reconocernos tan frágiles, tan predecibles, tan ridículos vistiendo esas ajadas ropas de teatro y el rostro con el maquillaje corrido…. esperando la visita de esa amiga que desconocemos pero que sabemos cierta desde hace muchas tardes cuando decidimos ir hasta el final.

La penumbra impide que intentemos recitar nuestras últimas líneas o que realicemos una cruel pantomima adelantándonos a los augurios. Pero desde nuestros refugios de oscuridad hacemos mover nuestros brazos y  nuestras piernas al ritmo de un tarareo que improvisamos gracias a nuestra formación como actores del gran teatro del  mundo.

Eso hace menos angustiosa nuestra espera.

En algún lugar del espacio, una mosca hace ruido al batir sus diminutas alas y los dos reunimos nuestros temores  creyendo que nuestra desconocida amiga ha llegado.

En alarde de valor y como respuesta a mi risita nerviosa, me dices con enfado que no temes su llegada y sin embargo cuando hago sonar mis uñas contra la pared, no puedes contener un alarido que sale de tus labios y choca contra mis oídos como una agonía. Para tranquilizarte te cuento lo que ha pasado y tú me maldices y me amenazas con no perdonar una broma así en las circunstancias como las que estamos.

Segundos después, cuando yo tomo muy en serio tus amonestaciones y me quedo callado, empiezas a experimentar la soledad absoluta….entonces empiezas a acercarte a mí diciendo, que me perdonas, pero que es la última vez que lo haces…..

Yo acepto tu perdón

Pasan los minutos como si fueran ráfagas de tiempo contenidas en el aire y nuestras respiraciones se magnifican en la estancia como si fueran un vendaval que amenaza con  arrasar en su irracional recorrido todo lo que hay, todo cuanto existe. Pensando un poco en eso, durante unos pocos segundos, nos olvidamos de la oscuridad, de la soledad y hasta de nuestra inefable visitante.

Creo a pesar de no verte, que intentamos una sonrisa.

Cierro los ojos y te pido que me imites y pongamos en acción nuestra imaginación pretendiendo darle una forma a nuestra amiga. ¿Cómo será? ¿Será bella? ¿Será bella y pálida? ¿Es de hielo su sonrisa?

La experiencia fracasa, porque la imagen que aparece allá en el fondo de nuestras cavilaciones, nos llena de terror. No podemos imaginarla grata, bella, generosa….que es como la necesitamos.

Esta vez  te serenaste primero y yo agradezco todas esas palabras con las que lograste calmarme a mí. Vaciaste el corazón por una noble causa

La espera se hace desesperante y no encontramos artilugios para hacerla más llevadera. Hemos de resignarnos a soportar nuestros alientos, nuestra cercanía, nuestros temores hasta la hora fatal.

Yo no tengo nada que perder y a pesar que tú dices lo mismo hay algo en tus palabras que me hace entender que no es cierto. En el fondo sabes que el mundo no es tan magnánimo con las mujeres que expresan abiertamente sus deseos.

Hemos de ser solidarios por la casualidad que nos impone el amor. Yo no tengo culpa alguna por amarte. Ella te ha citado la misma noche y en el mismo espacio que a mí. Es un espacio muy importante para nuestros respectivos afectos e intereses.

Es gracioso…. lo mismo que ocurre en la consulta de los odontólogos. Allí son citados gentes diversas a horas sucesivas, gentes que se hermanan en el temor y en el dolor y cada uno llega a compadecerse del otro hasta olvidar su propio temor y su propio dolor… Sólo que esta vez….estamos tú y yo, a la misma hora y por la misma razón

Te ruego que pase lo que pase siempre seamos amigos y que tratemos de hacer inolvidable el momento porque es lo único que podemos ser y hacer. Tú, me pides que te abrace y yo lo hago dejando poseerme por la ternura y no puedo evitar que al entrar en contacto con tu cuerpo sienta el vehemente deseo de besarte. Busco tu boca con mi boca para beber y darte de beber los últimos alientos que nos quedan. Tú, al comienzo te resistes, pero luego esgrimiendo duras palabras de un lejano pasado me rechazas con ofensiva violencia. Recibo el aguijón y trato de convencerte aduciendo que esta será la última vez que nuestros cuerpos sirvan para algo. Sigues a la defensiva, hasta llegas a indignarte…pero luego de unos eternos minutos vuelves a estar entre mis brazos.

Mi cabeza trabaja a velocidad extrema y encuentro un viejo aforismo, no más bien una cita de esas del Reader’s Digest que acostumbraba a leer antes de interesarme por el teatro y te lo expreso con convicción rayana en la súplica: “Amémonos, que esta es la única manera de derrotar a la muerte.”

Pero ya no hay tiempo para aforismos ni menos para la filosofía. Abrazados nos encuentra nuestra amiga. La luz (¿luz?) de sus ojos nos ilumina y puedo por fin verte y me entero  que eres bella y tú, con tu mirada me dices que yo también lo soy.

Ha llegado por fin nuestra visitante y apenas alcanzamos a darnos el beso del adiós y a mirarnos una última vez antes de la penumbra.

Nos llevamos ese par de sensaciones por vías distintas. Ahora estamos muertos, cada uno por su lado como debe ser.

No nos queda más, amada Julieta, que salir a buscarnos en  los escenarios que proliferan en el mundo mortal…..enamorarnos,  amarnos, esperarnos y morirnos cada noche en la certidumbre de saber que nuestro amor es inmortal

Nuestra amiga seguirá poniendo sus citas, cada noche y es seguro que llegara.

Gracias muerte por lo que no das y nos quitas en el corto tiempo de una representación.

La vida jamás puede tanto.

Nov. 1979

Común y corriente. (Cuentos anómalos de Fernnado Arias Alvarez)

 


Común y corriente

 

Pedrito, un hombrecito común y corriente caminaba……

Pedrito caminaba con la prisa de siempre llevando a cuestas el lastre de varias décadas de rutinario acontecer cotidiano que nunca fue capaz de alterar. La  llamada fuerza de voluntad siempre le fue esquiva así que su vida se epitomizó, ¡bah!, en las tres copas en el bar de siempre después de las seis, tres palmaditas en el trasero de la atractiva mesera que lo atendía siempre; la misma rigurosidad profesional de su oficina cada día; la sonrisa esquiva de la “nueva” secretaria que se hizo vieja a su lado; el olor a gasolina quemada expelida por los “culos” de los autobuses….y nada más. ¡Como siempre, desde siempre!

 

VOZ DEL MAS ALLA: “Pedrito, Pedrito…¿te hace pesado el hastío?

Tranquilo, no te preocupes…pronto llegará el domingo de sudaderas, bicicletas, flores y parque; alguna sonrisa nueva a la entrada de un cine; la visita a un camarada enfermo cumpliendo una de las obras de misericordia heredadas de tu pasado católico, de pronto Mónica te sorprenda  con el desayuno en la cama y te permita leer el periódico con su caudal de malas noticias que no te atreves a comentar con ella, acostumbrada  en las noches al mismo beso de lápida porque  ya no te inspira el mínimo deseo,  a pesar de que su belleza no se ha extinguido del todo, los niños con suerte se acostarán después de rezar…¿Padre mío, ¿por qué nos has abandonado? Y tu Pedrito, dormirás y soñarás como siempre lo has hecho y en la mañana del lunes tratarás de recordar lo que has soñado para anotarlo en tu particular Oniricón y luego, por pocos segundos te dará la pensadera…..la pensadera en lo incierto del futuro y luego de una tierna autoreprimenda, común y corriente, saldrás a la calle, al vacío, a la realidad, a oler el culo de los autobuses, a la misma rigurosidad profesional de la oficina que te aprieta los cojones y te hace doler la espalda, a hacerle guiños a la sonrisa esquiva de la secretaria….en fin…..

 

Pedrito atravesó el parque central sin verlo, caminó diez cuadras a velocidad de marchista olímpico y llegó a su casa, a su hogar.

Abrió la puerta y ¡pucha! El mismo detestable olor a pino de todos los días. Encendió las luces de la sala, sintonizo la tele y se sentó.

Permaneció así durante nueve minutos hasta que decidió que lo mejor era ducharse. Fue a su habitación, se quitó la ropa, se puso una bata de baño, sus pantuflas envejecidas y fue hacia el cuarto de baño. Estaba cerrado por dentro, llamó pero nadie le respondió….así que regresó a la habitación y de la mesa de noche extrajo un manojo de llaves; al pasar por la sala apagó la televisión y encendió la grabadora y la estancia se llenó con un hermoso “o sole mio…o sole mio esta fronte a ti….” Pedrito sonrió sintiendo es su alma una identidad carusiana…sonrisa que le acompaño hasta el baño….abrió la puerta y……

 

El cuerpo del ahorcado se balanceaba aún, el olor a muerte se posesionó de la estancia…maravillaba notar la elegancia con que el hombre se dispuso para ahorcarse. Sus ropas aún tenían la etiqueta con el precio…y una coqueta gota de sangre resbalaba por la comisura de sus labios, La soga que le apretaba el cuello estaba atada a la regadera y el espejo del gabinete abierto reflejaba de frente su cara. Podría asegurarse que cualquier experto forense anotaría en su informe: “el occiso fue testigo de su propia agonía"

Pedrito cerró la puerta: “Es una alucinación”, dijo para sí. Contó hasta diez y volvió a abrir la puerta….No era una alucinación. El cuerpo del hombre permanecía allí, en la misma forma, salvo que la gota de sangre había desaparecido

¡Ay, mente incontrolable la de Pedrito!

Mil pensamientos en cinco segundos. Pedrito quería un grito “O sole mio” Fue inútil. Pedrito estuvo inmóvil durante tres minutos y cuarenta y dos segundos al final de los cuales cerró nuevamente la puerta y abrió los ojos. Otra tanda de pensamientos funestos se instaló en su acalorada cabecita de empleado público.

En un instante de escasa lucidez creyó conveniente informar del hecho a la policía. Marcó el número…

-          ¡Aló! Familia Ortega, a la orden

-          ¡Disculpe

Marcó nuevamente

-          Buenas noches, Residencias “El caballero galante” a la orden

-          ¡Maldita sea! Quiero hablar con la policía

-          !Lo lamento! Está equivocado

Rinnnnggggggg!

-          ¡Aquí, el sargento Emiliano Vélez…!..¿en qué puedo ayudarle?

-          Hay un hombre en mi cuarto de baño. Por favor, venga pronto

-          Lo siento señor….no nos ocupamos de esa clase de problemas..

-          ¡El hombre está muerto!

-          No se mueva. Inmediatamente enviamos una patrulla

Colgó el teléfono y se sentó en la sala como si nada ocurriera.

 

VOZ DEL MAS ALLA: Pedrito, Pedrito, Pedrito….¿qué te pasa? En el baño hay un tipo ahorcado y has comprobado que no es un hijo de tu imaginación…tanto que ya avisaste a la policía y aún no tienes ninguna explicación para dar. Lo mejor, querido Pedrito es que te sirvas un buen trago e intentes relajarte. Con toda seguridad este asunto se va a aclarar y podrás continuar con tu plácida y tranquila existencia…..Toma otro, y otro.

Suena el timbre de la puerta

-          ¡Vaya qué veloz es el policía Vélez!

Pero no era Vélez, Pedrito no aciertas una….Era Mónica, su aún exuberante a esposa

-          ¿Qué ocurre, Pedro? ¿Por qué tienes esa cara?

-          Tómate un trago conmigo. ¿Vodka? Siéntate, ya te lo sirvo…Bueno amor, brindemos !Espera, falta algo en mi vaso…!.

Al decir esto va  a la mesa de noche y regresa con un  frasco negro con una etiqueta amarilla de precaución. Abre el frasco y vierte en su vaso diez gotas del contenido del frasco

-          ¡Suficiente! ¡Ahora si… brindemos!

Levantó el vaso y clavó la mirada en Mónica a través del recipiente que contenía el redentor pasaje al viaje que solucionaría de una vez por todas los problemas, el cansancio a esa vida anodina

Se quedó inmóvil, absorto…No más.

No sentía nada.

No percibía nada

Mónica bebió su trago y se sorprendió del hecho de que Pedrito continuaba con el vaso a la altura de sus ojos. Pedro pareció regresar de su irrealidad y apretó el vaso sin dejar de mirarla. El frágil recipiente cedió a la fuerza aplicada por la mano de Pedro y se quebró regándose por el piso. La sangre de la mano herida del hombre manaba profusamente mientras una mueca siniestra se asomaba el rostro siempre detestable de Pedro

-          ¿Qué está pasando Pedro? preguntó Mónica visiblemente afectada por el comportamiento de su esposo

-          Hay un muerto en el baño, respondió Pedro con una voz que parecía provenir de otra parte

-          ¿Quién es?

-          ¡Yo! , dijo Pedro limpiando su sangre con el forro del sofá  ¡Yo no sé!

-          ¿Has llamado a la policía?

-          Lo hice

-           

VOZ: ¡Pedrito! ¡Lávate las manos, limpia la alfombra y prepárate otro trago, esta vez puro! Cierra los ojos y trata de olvidar. Pronto llegará Vélez y su patrulla…….Y si vas a pensar en algo hazlo en tu  oficina oliendo a pino, en ese montón de papeles importantes aplastando tu escritorio; en las ciento doce llamadas telefónicas que recibes cada día; en el café caliente que te servirán a eso de las diez; en las tres copas de licor que vas a beber en el bar después de las seis…..Si vas a pensar en algo, piensa en eso y si tu pensamiento te hace caer en la tentación….piensa en la boca de Mónica…aún linda y jugosa…sus labios siempre abiertos para ti….¿Qué te impulsa a pensar en hombres colgados en el baño?....

Deja eso. Tal vez es una visión proveniente de tu Oniricon…..Son tus sueños pero al mismo tiempo no los tienes propios…No te pertenecen porque tal vez son los sueños de todos los hombres….Al fin y al cabo, mañana puedes salir a la calle otra vez…puedes percibir el olor a gasolina quemada……

 

-          ¿Dónde están los niños?

-          En la excursión del colegio…¿No te había dicho?

-          Si

-          ¿ Por qué no vamos a echar un vistazo?

-          No. Ve tú….si quieres. Yo tomaré otra copa

Mónica va al baño, abre cuidadosamente la puerta y un prolongado ay se produce en su estómago.

-          ¡Eres tú! ¡Eres tú, Pedro!

-          Lo se

-          ¿Por qué? ¿Por qué? Pedrito….¿por qué?

Pedro no responde. Burlón la mira a los ojos y sonríe. Mónica no resiste el fuego de esa mirada y abandona la casa dando un portazo que se escucha dos manzanas a la redonda, eso si no sin antes amenazar:

-           “Esto lo tiene que saber la policía”

Pedrito emite unas envilecidas carcajadas que convierten el ambiente en algo grotesco y siniestro a la vez. Pedrito no se calla, patea la pantalla de la televisión, tira por el piso cortinas, porcelanas, cuadros, arroja contra las pared mesas y sillas, quiebra ventanales, rompe el teléfono, rasga la alfombra…rasga sus vestiduras…rasga su alma….

Su loco frenesí no perdona nada…

Al cabo de nueve minutos, cuando todo está deshecho, Pedrito entra al cuarto de baño y cierra con llave.

 

VOZ: Ahora eres Pedro, el instintivo. Pedro sin represiones….el loco Pedro

¿Qué has hecho? No te das cuenta. Ya no habrá mañana, ese triste mañana de todos los días…Quedan cancelados los sueños de tu Oniricón. No habrá promesa en la sonrisa esquiva de tu nueva secretaria. Nunca más tentaras el talle de  la mesera ni olerás el fétido culo de los buses urbanos. ¡Bravo, pedro! ¡Pedro, bravo!

-          ¡Pedro! !Pedro!

El llamado era de  Mónica

-          Pedro, mi amor…¿Qué haces? Ratoncito, ven aquí……Siga oficial

Mónica conduce al oficial por las revolcadas habitaciones buscando a Pedro

-          No está por aquí. Debe estar en el baño. ¡Pedro, Pedrito, amore mio, - grita Mónica golpeando la puerta-  Está aquí, lo se…pero no abre

-          Tenemos que derribar la puerta – dice el policía que en honor a la sabiduría se llamaba Salomón

Y la  derriban

Allí esta Pedro, abrazado a las piernas del ahorcado. Inmóvil, con la mirada fija en el espejo del gabinete y un arroyo de sangre naciendo en su pecho. Macabro

Pedro y Pedrito, al fin juntos.

Unidos sus cuerpecitos por el lazo de la muerte, juntos, tomados del brazo como camino al altar. Uno sintiendo sus piernas atenazadas, abrazado por la soga

Salomón dice:

-          Bajemos a estos hombres

Pero al acercarse, unas horrendas carcajadas, siempre en aumento hacen inaudible un ruido de cañón

Mónica se acerca, toca a Pedro, lo acaricia, lo abraza y se aferra a él

-          ¡Vámonos señora!

-          Déjenme aquí. Quiero quedarme aquí. – y rie, y su risa se acompasa con las otras risas y Salomón y sus sabuesos solo atinan a huir despavoridos

Al llegar a la estación Salomón y sus hombres se presentan ante el Sargento Vélez

-          Permiso mi sargento, para comunicarle el resultado de nuestro operativo

El sargento hace un ademán de aburrimiento

-          -Prosiga

-          Mi sargento…el asunto es que…bueno, simplemente que….en este momento una pareja se está muriendo cagada de la risa

-           

VOZ - ¡Pedrito! Otra vez te saliste con la tuya

 

 

FIN

 

 

viernes, 19 de abril de 2024

Buonarroti Mateus (de "PERSONAJES" de Fernando Arias Alvarez)

 


MIGUEL ANGEL BUONARROTI MATEUS,  suicida

 

Extraño, muy extraño, amigo Mateus (oriundo de Barichara)……Acariciar con expiratoria fiebre las patas de una silla y dedicarle poemas de amor a una ventana. Caminar por ahí, haciéndole cortejo a una guitarra que solo tiene una cuerda y guardar su existencia en páginas blancas que nadie leerá.

Pensar y pensar y pensar en arrancarle la lengua de un  mordisco al David de Miguel Angel para demostrar el odio y el amor por la belleza que no le fue concedida; rasgar las vestiduras a la usanza del viejo testamento y correr desnudo por las calles en busca  desesperada de una musa (o una semimusa) para hacerle el amor públicamente e intentar perpetuar en tiempo y espacio esa locura que se llama “ser un artista”

 Todos lo critican, todos se sienten con derecho a censurarlo porque no hace lo correcto.

Claro, a él le importa muy poco la opinión que sobre su comportamiento se hace la gente de ese pueblo tan lindo pero tan predecible.  Mateus siempre estuvo solo y siempre fue amante de la soledad; alguna vez tuvo amigos, pocos, pero con el tiempo estos se fueron volviendo padres, jueces, fiscales, inquisidores de su razón y él no tuvo más remedio que el de refugiarse en “su montaña” que él mismo construyó con sus deseos reprimidos, frustraciones, baja estima, fruslerías, imperfecciones y demás palabrejas técnicas (metalenguaje) de los especialistas en los demás, que lo hacían sentir un “tecnócrata del alma”

Cierto día le vi, lavando una por una las hojas (las hojas del inmenso árbol que sobrevive frente a la Capilla de Jesús en el pueblo y al preguntarle por qué lo hacía, echó a reir fuera de sí y luego se puso a cantar la de los tres elefantes y orinó con un chorro decidido sobre la puerta de la Capilla y minutos adelante se quedó mirando extasiado la cúpula de la iglesia principal al tiempo que balbucía…”es el Vaticano, es el Vaticano, la Sixtina, la Sixtina…”

Miré hacia dónde me señalaba su mirada y no pude ver nada distinto a las edificaciones típicas de los pueblos que nos dejó la colonia (Se necesitan ojos de poeta para ver más allá)

Me sentí tonto, como si estuviera sobrándole a  la escena y muy despacio me fui alejando… con respeto y algo de desconcierto. Alcancé a hacerlo unos cinco metros cuando me llamó:

-          ¡Fernando!

No pude menos que contener un gesto de fastidio y me devolví tan lento como pude. Cuando estuve parado frente a él pude sentir su respiración ansiosa y vi como dos lágrimas se desbocaban por sus mejillas. Cerré los ojos y contuve el aliento conmovido. Un extraño gemido salió de su boca y en un abrir y cerrar de ojos sacó de entre sus ropas un puñal y lo puso en mi mano; empezó a llorar como un niño mientras se sacaba la camisa…se calmó, miró hacia el firmamento con la más estudiada indiferencia y me dijo:

-          ¡Fernando, por favor…mátame!

 

Bucaramanga, noviembre 1982

Angel Díaz (de "Personajes" de Fernando Arias Alvarez)

 


ANGEL DIAZ

 

Un ángel de esos que aún se tomaban en serio su papel a pesar de todas las adversidades y la falta de fe;  un ángel de esos que aún creía en mi amada Colombia....ese ángel pidió permiso para bajar permanentemente a la ex Atenas del Cono Sur.

Permiso que le  concedieron no sin antes darle una gran cantidad de recomendaciones y hacerle firmar una declaración en la que eximía a los tribunales celestiales de cualquier responsabilidad sobre lo que pudiera ocurrirle.

 

Bajó vestido de paisano con el fin de averiguar qué pasaba con los capitalinos en relación con esa fe que antaño los salvaba de cualquier vicisitud y era ejemplo para la cristiandad.

 

Tan pronto se dejó ver por los lados de la Estación de Trasmilenio en la Jiménez....lo secuestraron  y nadie sabe de su paradero.

 

Mayo 2007

Antonia Zapata viuda de Lesmes (Perfil biográfico por Fernando Arias Alvarez)

 


ANTONIA ZAPATA VIUDA DE LESMES

 

(Una breve reseña biográfica)

Doña Antonia Zapata viuda de Lesmes nació con el Siglo XX (1900) en un hogar tradicional, muy bien formado, aunque humilde (curiosa constante muy frecuente en los seres tocados por el genio). Sus biógrafos no han podido ponerse de acuerdo en lo concerniente a la fecha exacta de su nacimiento. Unos afirman, entre ellos Vásquez Parada y García Solarte,  que fue la noche del 21 de junio y otros, como los de la corriente vitalista de Mercado Valls y Walter Salomon, que fue el amanecer del día 22. Esta disputa no tendría mayor importancia de no ser por el hecho de no tener la certeza de si la niña era Géminis o de signo Cáncer. En cuanto al lugar de tan fausto acontecimiento, también existen variadas opiniones: García Solarte en su obra “Estrellas de la escena colombiana” sostiene que la niña vio la luz por primera vez en un anodino pueblito del Departamento de Santander llamado Páramo, pueblo que hasta 1999 que no figura en los mapas pero que al parecer tiene muchos atractivos turísticos (Ahora el Museo Antoniano). El autor de esta reseña opta por sumarse al estudio biográfico de la dramaturga realizado por Jorge Lesmes Zapata, su hijo, quien con documentos oficiales asegura” Fue en Muzo, una noche que llovía” (no veo de qué manera esto es importante, pero si su hijo dice que llovía debe ser importante)

Entonces doña Antonia nació en Muzo y es algo que se puede ratificar “por el color esmeralda de sus preciosos ojos que cautivaron a centenares de sus contemporáneos” nacionales e internacionales.

Sus padres: Don Hipólito Zapata, algo así como un patriarca antioqueño, se dedicaba a la panadería y su madre, doña Otilia, también cultivaba el amor por las semillitas de café.

La pequeña Antonia inició sus estudios a la temprana edad de tres años, casi mil días después de iniciarse el Siglo XX. La primera satisfacción que proporcionó  la precoz escolar a sus orgullosos progenitores tuvo lugar durante la primera temporada de vacaciones estudiantiles. Para ser exacto, fue la tarde del 8 de julio de 1904.

La niña apareció de repente en el cuarto de horneado con un trozo de papel entre sus manos. Don Hipólito que amaba mucho a su hija, lo recibió, lo leyó y súbitamente una gruesa lágrima campesina producto de la emoción rebotó contra el piso de tierra. En el papel estaba escrito con preciosa letra de niño: “Papi, quiero pan”

Fue tanto el regocijo de los dos humildes campesinos que olvidaron darle el pan a la niña (Factor que debe tenerse en cuenta pues puede justificar su temprana vocación literaria pues su primera obra escrita y representada fue “No solo de pan vive el hombre” una sátira que aludía a la tacañería de los panaderos) quien no entendía qué era lo que estaba pasando.

Fue tanto el regocijo, tan dichosos se sintieron esa tarde como tristes se sentirían un mes después cuando la niña escribió en otro papel: “Me expulsionaron (sic) de la escuela porque le dije a la señorita maestra que era una bruja hijueputa que se había escapado del infierno”

Basta ahí.

Estos dos pequeños, pero significativos ejemplos, nos pueden arrojar luces sobre la manera cómo la vocación literaria se fue apoderando de la mente, la mano y el corazón de Antonia. No olvidemos que apenas tenía tres años y medio.

Antonia terminó sus estudios con más pena que con gloria, pero inició con inusitado entusiasmo su aprendizaje en la Universidad de la Vida (Debe tenerse en cuenta que por aquellas calendas era muy difícil el acceso a la educación superior, especialmente para las mujeres) Es muy seguro que de aquellos años provenga su incansable militancia a favor de los derechos de la mujer lo que le valió el mote de la “Olimpia de Gouges colombiana”.

De aquellos años son sus primeros textos, que gozaron de amplia acogida y fueron objeto de gran celebración en los mentideros literarios de la Atenas de Suramérica.

En “Ayúdeme usted”, Antonia analiza y relata las peripecias de una hormiga parda que pierde el rumbo con su carga y se encuentra de frente con un hormiguero negro. La obra no interesó a la crítica bogotana, (pero a qué autor colombiano no le ha pasado lo mismo). Luego vendrían:

-          “Oda a Thomas de Kempis”

-          “Los piecitos de San Francisco”

-          “La Virgen sus cabellos arranca en agonía” (Homenaje a Rafael Núñez)

-          “El bordado: arte o labor y una docena de obras que injustamente desaparecieron del mercado editorial colombiano.

En 1936 publicó su famosa “Vuelta al mundo en ochenta días” que por prudencia y aconsejada por sus editores luego llamó “Ochenta años a bordo de sí mismo” y que finalmente el gran público conoció como “Phileas”

La obra tuvo gran resonancia y fue invitada a New York por un tío, hermano de su padre quien a petición suya se la llevó con la idea de “que por allá lejos se le quitara la locura”.

Pero cuán equivocados estaban. “La vida es la ruleta en que apostamos todos….”

En New York, Antonia conoce a alguien quien le hace dar un vuelco a su vida. Un dramaturgo alemán que huyo de la Europa convulsionada por sus ideas progresistas y se refugió en la América soñada. La del “American way of life” que tanto desvela a los latinoamericanos

Fue amor a primera vista. Muy pronto se hicieron amantes y Antonia quedó en embarazo. De ese amor teutón (ella nunca supo su nombre verdadero), pero recibió y conserva de él un ejemplar de “Obras completas” y un ajado manuscrito de una pieza titulada “Galileo Galilei, firmado por un tal Bertold Brecht

Para evitar el escándalo en su familia, Antonia viajo a Nevada y contrajo nupcias con Edilberto Lesmes, un colombiano que trabajaba limpiando baños en Chicago y en Las Vegas y de quien se dice que fue el único colombiano que recibió un agradecimiento de Alfonso Capone (Un día que el mafioso estaba aquejado por una fuerte diarrea, se terminó el papel higiénico y Edilberto le prestó su pañuelo). Habladurías o no, lo cierto fue que a Edilberto lo balearon a la salida de un baño en Queens y convenientemente empezó a figurar como el padre del retoño de Antonia.

Lo agradeció todo el mundo, bueno, hasta el Berliner Ensemble tuvo frases de gratitud

Fruto de su embarazo, nació Jorge, quien a la postre heredaría el talento literario de sus padres y se convertiría en su biógrafo.

Y fruto también de la preñez intelectual de tan preclara compañía, que nació su obra cumbre “ La traición del teutón” más conocida en términos coloquiales como “Ave María purísima”.

De esta época también es su adaptación del clásico “Quiero hablar con Dios” de Carmen María Astete, obra de gran vuelo espiritual que fue publicada en Colombia, en adaptación de Antonia y con el título “Haciendo cola a las puertas del cielo,” Un verdadero tratado teológico literario en el que se vislumbra las grandes dificultades técnicas que tienen los acaudalados para pasar por el ojo de una aguja….

La crianza de su hijo la llevó a incursionar en la literatura infantil y de esa época tan fecunda nos han quedado títulos como:

-          “El gato y el ratón”

-          “El gato aventurero”

-          “El ratón aventurero”

-          “No le pegues al gato”

y su nunca bien ponderado trabajo pedagógico “Cómo educar a un monstruo”

 

Su etapa norteamericana finaliza en 1946 con la exitosa publicación de “Go to hell” obra de carácter autobiográfico escrita en inglés en la que Antonia cuenta todas sus desdichas y hace gala de todo su talento para el género dramático.

La obra nunca se pudo estrenar, porque ningún teatro tenía la infraestructura para llevarla a escena (El Broadway de hoy haría un acto de justicia teniéndola en su repertorio), pero el New York Times, el diario más prestigioso del imperio en un pequeño aparte dedicado a reseñar las novedades culturales del tercer mundo dijo de la obra: “Es casi como la Divina Comedia”

Antonia abandonó los Estados Unidos gracias a la deportación de la cual nunca se hablo. Tal circunstancia, nefasta a los ojos del buen nombre de nuestro pueblo, llenó de beneplácito las letras colombianas, cansadas ya de las comedias españolas intrascendentes que copaban la escena nacional.

Con Campitos y Osorio, Antonia conformaría el Triangulo de las Bermudas de la escena nacional y el punto de referencia más importante para el teatro colombiano de la segunda mitad del siglo XX.

 

(En la próxima entrega “Antonia y el nuevo teatro)

John Wreck - (Cuentos anómalos de Fernando Arias Alvarez)

 


JOHN WRECK MATTON

 

De no conocerlo les aseguro que no se estaría perdiendo nada….pero John,  al igual que a los ídolos del rock, tiene su club de fanáticos que se mueren por conocerlo, por tocarlo, por coincidir en el mismo recinto y hasta en el mismo universo.

Pues muy bien…..tengo el gusto de presentar a  John Wreck Matton, más conocido como “The Killer”.

Algunos, muchos, saben de John por sus desastrosas gestiones, primero como presidente del sindicato de la Golden International y luego como gobernador de la Isla Money (Money Island)  Los pocos afortunados que conocen la isla saben muy bien que su nombre (el de la isla) le encaja como anillo al dedo. Igual ocurre con el mote de John.

(Los dictadores de la Republicas bananeras inspiraron a egregios novelistas latinoamericanos portentosas obras en las que el ejercicio, el abuso y la soledad del poder son narrados de forma brillante. No sabemos por qué John no pudo inspira nada. Casi nada)

De John podemos aseverar que es un enemigo mortal de la poesía, de todo lo que huela a poeta y de todos los demás vagabundos que producen cosas diferentes al dinero. Por extensión cabe anotar que odia cualquier rasgo de bondad que indique santidad y quiere la muerte de todo aquel que sueña y se enamora.

En nuestro medio es conocido – sobre todo en las páginas rojas de los diarios- por su exacerbada persecución de unas pobres monjitas de origen francés a las que condenó, por prudencia, como brujas recalcitrantes y a dos misioneros australianos a los que llamó profetas del Averno solo porque se atrevieron a pedirle una donación para los niños abandonados.

Cualquiera diría que a John Wreck se le subió el poder a la cabeza, que es un orate, un deschavetado que atropella a quien se le atraviesa por el camino y tiene razón: John Wreck Matton hace lo que se le da la gana.

Hablemos de su estampa.

Lo primero que llama la atención es su cabello que cada día se enrojece más. Expertos en antropología, genetistas y estilistas coinciden en que el fenómeno de enrojecimiento capilar es ocasionado por la fusión del humo de su tabaco con el oro de sus dientes.

Sus brazos y sus manos no son normales. Son extremadamente cortos y los dedos de sus manos bastante regordetes lo que hace que no pueda lucir sus costosísimos anillos y alhajas, pues, sobre todo cuando hace sol, su cuerpo se hincha y la presión de los anillos le produce moretones difíciles de ocultar.

Claro, John es muy previsivo y para evitar el robo de su tesoro, lo guarda en una bóveda de seguridad del WIB (Wreck Islan Bank) del cual él es el fundador, el dueño, el único accionista, el único cliente y el único que tiene las claves secretas y el juego de llaves.

Aficionado a la cinegética y a la pesca, jamás cierra sus ojos avizores, porque perder una presa de vista significa de todas formas perder y él es un ganador.

Existen serios indicios de que John Wreck Matton fue antes un nefasto dirigente de la izquierda latinoamericana que a cambio de la delación de sus camaradas obtuvo un cambio de identidad, de residencia, de todo. Una vida nueva.

Eso puede ser verdad…pero lo que ahora cuenta es que a John Wreck Matton lo tengo en la mira….y no escapará.

Bogotá, junio de 2007