miércoles, 7 de diciembre de 2016

Apodos




De apodos y frases negativas en la educación

Emigdio Quintero Casco

Con el inicio de las clases, se inauguran los nuevos apodos y las frases negativas como un martilleo fastidioso para las víctimas de dos vicios comunes en la pedagogía del disparate y las bromas pesadas. Los españoles nos heredaron los apodos, y nosotros los perfeccionamos con la agudeza del Güegüense que llevamos dentro. En las escuelas hay más apodos que en el Mío Cid, que en el Quijote, o que en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, del Cronista de Indias Bernal Díaz del Castillo.
El apodo es un sobrenombre que se le pone a una persona, tomando como parámetro sus defectos físicos o de alguna otra circunstancia particular en concreto o subjetiva. En el apodo se toma en cuenta lo físico y lo moral. Del apodo nadie se ha salvado: ni santos ni diablos, ni ricos ni pelados, ni noble ni plebeyos, ni jóvenes ni viejas, ni opresores ni oprimidos. En los pueblos, casi nadie se conoce, si no es por su apodo.
Entonces, cuando llegan los "primariones" al colegio en el primer día de clases, sobran los "curas de pueblo" para la consagración inevitable de los apodos, que se eternizan toda la vida escolar, universitaria y más allá. Recuerdo en los años 60 el día del bautizo y de los pelones en la Normal de Jinotepe, acto litúrgico, para pertenercer a la tribu de los normalistas. Esta actividad era común en casi todos los colegios y universidades. Después salían los pelones en un desfile bullicioso al compás de las bandas musicales, que recorría las principales calles de la ciudad. Era una actividad de recibimiento lleno de emotividad, fraternidad y compañerismo.
En los días sucesivos, con la interacción grupal, se van redondeando los apodos para siempre: Pata de lora, la Vaca, Mongol, el Sapo, Cachete, la Plaga, el Ganso, Pony, Momia, Chompipe eléctrico, el Mono, Minipú, Pupusito, Cara de tabla, Cachete de sandía, Zancudo, la Rana, Pizote, Cara de caballo, Picudo, el Presidente, el Hormigón, el Doggy, Macana, Golfo, Chanchurri, el Gordo Mico, Jamón, Cara de piña, Guardia, la Morsa, Pulguita, el Burro, Pocoyo, Chupacabra, el Bolo, el Ciego, Nariz de tapir, Cabezón, la Zorra, Cuajada, Big Mac, Fosforín, Mariposón, Ñañito, Tripa, etc.
Las frases negativas son otra variante en el vocabulario del maestro-hiriente, irónico y burlesco. Una frase negativa es aquel tipo de expresión que se caracteriza por desvalorizar, desvirtuar y por denigrar a la víctima, llevándola a la despersonalización, y a la más baja escala de valores. Es la frase venenosa que deslegitima; la que corrompe y destruye el autoestima y/o la que desdibuja la personalidad de la persona.
Una frase negativa, como el apodo se eterniza, y a veces cambia la dirección vocacional del estudiante. La frase negativa entorpece al estudiante. Las frases negativas, como los apodos y los seudónimos entran a la cartelera del folklore como parte del mito, del chiste, de la burla, de la psicología colectiva, del imaginario de un pueblo o nación. Hay muchas personas que por una broma ahora exhiben públicamente una cicatriz visible en el rostro. Hay maestros que son culpables de la alienación, del suicidio y de la despersonalización del niño, por una frase negativa. La frase negativa obstaculiza el desarrollo eficiente del futuro ciudadano o del futuro profesional. ¿Cuántos estudiantes recuerdan con repulsión al maestro-negativo y burlesco? Son cientos de jóvenes y adultos que reniegan de ese tipo de maestros. El maestro que estimula es el más recordado por todo mundo. El maestro de la frase estimulante es el más querido, y el más apreciado en la comunidad estudiantil.
Entre las frases negativas más comunes en las salas de clase podríamos anotar las siguientes: Usted no sabe nada. Usted habla más que un loro. Usted se equivocó de profesión. No sé cómo hizo usted para aprobar mi materia. Usted es incapaz de comprender esta teoría. Sepa, que para eso se necesita cerebro. !No sea bruto, hombre! !Usted es un tonto! Algunas frase negativas tienen música como aquel estribillo que dice: "... que se mueran los feos ... que se mueran los feos ...". Sin embargo, algunos feos para superar el defecto, buscan a la muchacha más preciosa de la escuela, y se la llevan en el saco. Las frases negativas han existido siempre, y algunas se universalizan como la siguiente: Lo que Natura no da, Salamanca no lo presta".
Las frases negativas perturban toda posible intelectualización de un hecho social, técnico o científico. Impiden la capacidad de razonar. Las consecuencias psíquicas van, desde reducir al estudiante a la impotencia mental, hasta crearle una conducta de inhibiciones, inseguridad y timidez. Una frase negativa mata el espíritu, atrofia la inteligencia y apaga la chispa de la vida normal y evolutiva. Sin embargo, algunos espíritus fuertes lograr superar la tormenta, y demuestran lo contrario.


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