¡Ah,
las cosas de la mitología!
Cuando
nació la diosa Afrodita todos se maravillaron. Ella apareció sobre una concha en el mar, (por
allí solía pasear, siglos más tarde, Sandro Boticelli, el pintor).
Zeus,
viejito picarón y coqueto, le mandó un carro tirado por palomas para que la
subieran al Olimpo.
Hera y Atenea, que se creían las más hermosas del
Olimpo y alrededores, al verla tan, pero tan titina y pispa, se pusieron rojas
de la ira, verdes de la envidia y empezaron a buscarle, infructuosamente, algún
defecto
Pero
había en el Olimpo otra diosa, llamada Eris (Discordia), que se la pasaba
armando peleas y disgustos en todas partes.
En
cierta ocasión hubo un matrimonio en el Olimpo y no quisieron invitar a Eris por
temor a que dañara la fiesta con su mala cara y sus malas artes. Ella se sintió
mal y para vengarse cogió una manzana de oro y la marcó: "Para la más
hermosa" y la tiró bajo una mesa donde estuviera al alcance de la vista de
las diosas. Y el ardid dio resultado: Afrodita, Hera y Atenea luego de no pocas
discusiones fueron las finalistas de tan inesperado certamen. Cada una empezó a vociferar que la manzana le
pertenecía, por ser ella la más bonita.
Se armó un gran pleito. Pidieron el juicio de
Zeus, pero este como suelo ocurrir prefirió dejar el veredicto en otra manos:
"Ese chicharrón... que lo resuelva Paris".
Paris
era hijo de Príamo y Hécuba, los reyes de Troya. Cuando Hécuba estaba en embarazo de Paris,
tuvo un sueño que lo que le estaba naciendo no era un muchacho sino un hachón
prendido, con una tremenda llamarada, ella le contó a su marido, Príamo, y un
adivino dijo que eso quería decir que lo que iba a nacer iba a ser la causa del
acabe de la ciudad. Entonces Príamo dio la orden de que cuando naciera le
mataran. Cuando nació su madre se lo dio a un esclavo para que lo dejara en el
monte Ida, envuelto en pañales. Allí lo encontró un pastor y lo llamó Paris,
quien lo crió. Creció y fue muy buen mozo, como sería que una vez se lo
encontró la ninfa Encone y se pegó tremenda enamorada que se tuvo que casar con
él.
Acompañadas
por Hermes, las tres finalistas salieron para el monte Ida, donde vivía Paris quien fue
enterado por el mensajero del mandato de Zeus.
El
pobre muchacho, más desconcertado que un eunuco en playa nudista no sabía qué
hacer
Cuando
ellas lo vieron tan indeciso fue que resolvieron sobornarlo.
Hera
lo llamó aparte y le dijo: -Si me escoges a mí te hago dueño de toda el Asia-
Atenea
le dijo: -Si me escoges a mí te vuelvo un sabio y hago que ganes todas las
batallas que tengas con los griegos-
Y
Afrodita le dijo: -Si me escoges a mí, te doy como premio la mujer más hermosa
del mundo.
Paris
sin pensarlo dos veces optó por la propuesta de Afrodita, ya que estaba cansado
con su esposa Encone, y le entregó la Manzana de la Discordia (así habían
llamado esta manzana).
Pero
las cosas no se quedaron así, pues las otras dos diosas perdedoras juraron que
se vengarían de los troyanos.
Salió
Paris a buscar a la mujer más bonita del mundo y llegó a Esparta y tocó en la
puerta del palacio de Menelao, que era el rey de allá, y esposo de Helena,
precisamente la mujer más bonita del mundo.
Helena
era hija de Zeus con Leda y melliza de Pólux, hermana de los también mellizos
Cástor y Clitemnestra, estos dos últimos hijos de Píndaro.
En
Esparta recibieron muy bien a Paris. En cierta ocasión salió Menelao de
urgencia para una guerra. Helena y Paris se enamoraron, y se escaparon para
Troya.
Cuando
volvió Menelao de su guerra se enteró de lo que había pasado. Llamó a los otros
jefes griegos, compañeros de él a que fueran a Troya a recobrar a Helena y a
castigar a Paris.
Así
empezó la famosa historia de la guerra de Troya.
(Versión
de Timoteo Jaramillo)
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