miércoles, 5 de mayo de 2021

 


EL PIANO


La música se extinguía, la música moría y Teo golpeaba con furia las teclas del piano. Intentaba con desesperación perpetuar el sonido, las notas, las palabras…..pero el piano calló. El piano que había permanecido allí durante años en esa triste y húmeda esquina de la sala….callaba para siempre.

 

Durante todos esos años, el costoso instrumento musical importado de Alemania y traído al país en medio de una completa odisea digna ser contada por un Herzog y no por los guasones empleados de Trasteos Rojas, se había convertido en un testigo mudo de la vida familiar de los Heredia.

Ahora allí, frente a él….Teodoro Heredia trataba de sacarle una postrera nota, una última palabra, pero era inútil. El piano estaba muerto y se llevaba con él todos los recuerdos de la casa.

Teo advirtió que sus manos se pusieron rígidas y sin embargo se obstinaba en dar manotazos al teclado con todas sus fuerzas….era invadido por la ira….el terror.

Una terrible mueca asomó a su rostro ambiguo de hombrezuelo y  se quedó allí confiriéndole a su estampa de “skinhead” una extraña mezcla de agresividad y patetismo.

De repente…..Teo se quedó quieto, con las manos rígidas, suspendidas a unos cinco centímetros del teclado y el cuerpo ligeramente echado hacia delante. Una lágrima, una sola se salió de su ojo derecho, besó largamente su mejilla y cayo sobre el teclado….Era lo que faltaba. Al hacer contacto con el teclado el piano inmediatamente empezó a sonar y dejó escapar una serie de notas …eran los últimos acordes de la “Marcha fúnebre” de Chopin.

 

Teo calló para siempre y el piano también.

Ambos se silenciaron para siempre.

 

*

El piano, ese viejo piano, siempre ubicado en  esquina húmeda de la sala no le diría nada más a Teodoro Heredia, hijo de puta en toda la literalidad de la palabra,  lugarteniente de Hugo Lucumí jefe de los cabezas rapadas de Bogotá, prófugo de la justicia por un homicidio aún no aclarado….

 

*

 

Hacía un poco menos de un mes, una mañana…..Teo se levantó a repasar las consignas neonacionalistas que debía enseñarle a los iniciados de su pandilla….Tres aspirantes a bravucones estaban a su cargo….Advirtió que estaba inquieto por algo pero no sabía que. Se burló un poco de sí mismo, algo que se permitía de vez en cuando, nunca en publico y siempre con la brevedad que le garantizaba no tener que profundizar en sus imperfecciones.

Entró a la sala y por primera vez en muchos años reparó “efectivamente” en la presencia del piano…..Le parecía tan femenino. “Es cosa de maricones” solía decir. Esta vez notó que el piano  emergía sobre todas las cosas como una sombra siniestra y le robaba su atención…

Teo, destapó el teclado y como impulsado por una fuerza superior paso su mano diestra sobre el teclado y clara, nítida como una fuentecita en la montaña…escuchó una voz…….Teo, sobresaltado miró en toda dirección y no encontró a nadie…; volvió a pasar la mano sobre el teclado y otra vez la voz: “ Querido Teo……”

Esta vez abandonó la sala, buscó por toda la casa, “¿Bromitas a mí…?...¡Soy un skinhead! ¡Odio a comunistas y maricones! ” No encontró nada. Apenas pudo darse cuenta de lo irremediable de su soledad…Estaba solo, vivía solo los últimos cuatro años…Había heredado de los Heredia la vieja casona después del “cruento episodio familiar”, evento aún no aclarado…..

Regresó a la sala algo tocado en su ser más íntimo y luego, dudando un poco, volvió a tocar el teclado….”Querido Teo…”

Al retirar su mano la voz no se oyó más. Puso la mano de nuevo y la voz: “Querido Teo, ya tienes treinta y ….”  Retiro la mano y la voz se fue..

¡Era eso!

¡Claro!. Solo cuando su mano estaba en contacto con el teclado era posible escuchar la voz.. ……¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿Todo un skinhead que de haber sido inglés lo apodarían Butcher?

Sintió miedo, pero la curiosidad siempre es más fuerte que el temor y Teo puso con decisión su mano sobre el teclado

“Querido Teo, ya tienes treinta y cinco años y es necesario que sepas toda la verdad sobre tu vida. Te vas a enterar de muchas cosas  que seguramente no te van a agradar y harán que tu vida de un vuelco radical. No esperes de mi sentimientos  compasivos…”

La voz tenía una tonalidad exageradamente neutral y por eso exasperante …”Todo lo llamo por su nombre….Ese señor al que llamabas y querías como papá, no era tu papá y esa mujercita pura, estudiada, adinerada, aventurera a la que conociste como madre…….si es tu madre, pero no era ni pura, ni adinerada, ni vivió en Roma enseñando Teología en la Gregoriana….Ella murió en la cárcel a la que fue conducida por el homicidio de varios hombres entre ellos  tu verdadero padre….Fue  víctima de una enfermedad que le cobró caro sus excesos lascivos.”

Teo palideció y pasó sus manos por la cara. El piano entonces calló.

“Sabía que algo andaba mal conmigo” Puso sus manos sobre la cabeza y se quedó así unos segundos sintiendo por vez primera lo que es ser hijo de puta.

Se recuperó y decidió escuchar hasta el final…La ceremonia de iniciados era hasta la tarde …..luego tenía tiempo, mucho tiempo para sumergirse en esa inusual forma de revelación….

Puso las manos sobe el teclado…”Querido Teo, ya tienes treinta y cinco años….” Teo aligeró el movimiento de sus manos pues comprobó que haciéndolo adelantaba el efecto de la voz, el mismo principio que opera en las grabadoras tradicionales de casette….al escuchar las palabras “tu verdadero padre…..detuvo el movimiento y dejó la mano sobre el teclado.

Tu madre era una señorita bien…..pero  bastante atontada. Los horóscopos le señalaban multiplicidad de vocaciones pero  la más notoria era la vocación religiosa. Esa niña había nacido para ser esposa del Señor y para eso fue preparado por tus abuelos…Y una vocación lleva a la otra….En la iglesia muy pronto pidió ingreso en el coro que cantaba las misas vespertinas. Le gustaba mucho la música, pero también sentía alguna atracción por el director del coro, un hombre enorme, mayor, bastante rollizo que usaba unos pantalones muy ajustados que no ocultaban algunas enojosos protuberancias.

 Su madre, es decir tu abuela.......que había visto la película de Julie Andrews…de una monjita todoterreno…creyó tener una joya parecida en la casa y contrató a un profesor de piano con el fin de que la joven esposa del Señor afianzara sus conocimientos técnicos sustento del talento musical y volviera ese hogar una sucursal del cielo. El dicho profesor, enorme como el director del coro,  venía dos veces por semana y tu madre practicaba todos los días las lecciones. Muy pronto, tu madre dio muestras de gran inquietud en las horas previas a la llegada del profesor y un rubor sospechoso la delataba en las mejillas. Pese a estar prometida con el más grande, a tu madre le fue dado como don –o como castigo- una coquetería de esas peligrosas que justo aparecía en presencia de los hombres. El profesor entendió con rapidez la situación y pasaron apenas unas visitas más antes de que él se atreviera a poner su enorme mano sobre el cuello desnudo de tu madre….Como ella no dijo nada, ya debes suponer lo que pensó el maestro y de ahí a desatar una pasión incontrolable era cuestión de segundos.

Claro, tus abuelos eran muy estrictos y estaban atentos a cualquier cosa que se saliera de lo normal…Cuando la pareja se entregaba al dulce placer de la caricia el piano se silenciaba y en menos de un minuto abuelo o abuela estaban en la sala para indagar qué estaba ocurriendo. Muchas veces estuvieron a punto de ser sorprendidos pero nunca pasó. No hay nada que a un fuego desatado pueda detener y los dos amantes se las ingeniaron para que constantemente salieran notas del piano que calmaran la atención severa aunque precaria de sus padres. Así que en una odisea propia de acróbatas, de artistas del circo…tu madre y su maestro se entregaron a la voluptuosa tarea de aparearse encima de un piano hermosamente sonoro. Nunca sonó  tan bien.

Bueno, la que se presumía iba a ser una monjita dinámica o una virtuosa pianista,  de la noche a la mañana resultó ser una pobre madre soltera......un estigma digno de desprecio de nuestra sociedad mojigata.

Así naciste …de esa unión eres el fruto. Hijo de la música y los gemidos, de disonancias y éxtasis;  de madera y semen, así empezó tu calvario…

Sobre mi cuerpo  iniciaste el cabalgar sobre una vida que nunca será fácil…Eres el hijo de un avispado profesor de piano que nunca pudo enseñar bien alguna cosa y de una ingenua jovencita a la que se le fue el talento a zonas pudorosas y que cuando supo que estaba preñada retó a su familia y empezó a morderse el labio inferior como si en ese gesto estuviera devorando todas sus contradicciones.

Tu madre, apenas supo que el ilustre galanzote se había largado de la ciudad dejándola en completo abandono no dijo nada pero secretamente se prometió venganza…..

Ya había descubierto la manera.......infalible…”

Teo alejó las manos. No podía soportar más. Entonces era verdad….entonces fue inútil haber golpeado a aquel muchacho que le había asegurado que su madre era una  puta. Deseaba enterarse de todo, saberlo todo de una vez por todas, pero en ese instante la revelación se le hizo insoportable….Claro…por eso todos le mentían. Si la autora de sus días, la madrecita buena a la que todos aman y respetan le había mentido, qué podía esperar de los demás……..

Entró en un estado de angustia pasiva.

 

Desde entonces todas las mañanas se acercaba al piano y escuchaba de principio  a fin su escabrosa historia….

Supo todo, por fin…Cada detalle, cada traición…..Nunca fue bienvenido a este mundo, luego el mundo tenía que soportarle su agresividad y su grosería. Al fin y al cabo no tenía nada que perder…..Su madre su hermosa madre escondía un arma letal entre sus piernas y fueron muchos los hombres que cayeron víctimas de su venganza. Y entre ellos, cosa  cruel e incomprensible…....su propio hijo. En la medida en que iba sofisticando su plan vengativo exteriormente iba pareciéndose más a esa esposa de Redentor con el que su familia soñaba. Parecía que el parentesco cercano con la divinidad le daba patente de corso para justificar sus pecados mortales………

 

*

 

El frasco de Seconal temblaba en la mano derecha de Teodoro Heredia…la mano izquierda golpeaba con fiereza el teclado….el piano se callaba para siempre, ora alguna nota destemplada, ora una palabra balbucida……..La música se extinguía, las palabras se acababan…el piano moría…….

Un vómito verde explotó en la boca de Teodoro y cubrió el retrato de María de los Angeles Heredia…una jovencita vestida de novicia que con las manos  juntitas sobre el blanco pecho…miraba al cielo….

 

Teo calló y el piano también…….

Se silenciaron para siempre.

 

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