EL PIANO
La música se
extinguía, la música moría y Teo golpeaba con furia las teclas del piano.
Intentaba con desesperación perpetuar el sonido, las notas, las palabras…..pero
el piano calló. El piano que había permanecido allí durante años en esa triste
y húmeda esquina de la sala….callaba para siempre.
Durante todos esos
años, el costoso instrumento musical importado de Alemania y traído al país en
medio de una completa odisea digna ser contada por un Herzog y no por los
guasones empleados de Trasteos Rojas, se había convertido en un testigo mudo de
la vida familiar de los Heredia.
Ahora allí, frente
a él….Teodoro Heredia trataba de sacarle una postrera nota, una última palabra,
pero era inútil. El piano estaba muerto y se llevaba con él todos los recuerdos
de la casa.
Teo advirtió que
sus manos se pusieron rígidas y sin embargo se obstinaba en dar manotazos al
teclado con todas sus fuerzas….era invadido por la ira….el terror.
Una terrible mueca
asomó a su rostro ambiguo de hombrezuelo y
se quedó allí confiriéndole a su estampa de “skinhead” una extraña
mezcla de agresividad y patetismo.
De repente…..Teo se
quedó quieto, con las manos rígidas, suspendidas a unos cinco centímetros del
teclado y el cuerpo ligeramente echado hacia delante. Una lágrima, una sola se
salió de su ojo derecho, besó largamente su mejilla y cayo sobre el
teclado….Era lo que faltaba. Al hacer contacto con el teclado el piano
inmediatamente empezó a sonar y dejó escapar una serie de notas …eran los
últimos acordes de la “Marcha fúnebre” de Chopin.
Teo calló para
siempre y el piano también.
Ambos se
silenciaron para siempre.
*
El piano, ese viejo
piano, siempre ubicado en esquina húmeda
de la sala no le diría nada más a Teodoro Heredia, hijo de puta en toda la
literalidad de la palabra, lugarteniente
de Hugo Lucumí jefe de los cabezas rapadas de Bogotá, prófugo de la justicia
por un homicidio aún no aclarado….
*
Hacía un poco menos
de un mes, una mañana…..Teo se levantó a repasar las consignas neonacionalistas
que debía enseñarle a los iniciados de su pandilla….Tres aspirantes a
bravucones estaban a su cargo….Advirtió que estaba inquieto por algo pero no
sabía que. Se burló un poco de sí mismo, algo que se permitía de vez en cuando,
nunca en publico y siempre con la brevedad que le garantizaba no tener que
profundizar en sus imperfecciones.
Entró a la sala y
por primera vez en muchos años reparó “efectivamente” en la presencia del
piano…..Le parecía tan femenino. “Es cosa de maricones” solía decir. Esta vez
notó que el piano emergía sobre todas
las cosas como una sombra siniestra y le robaba su atención…
Teo, destapó el
teclado y como impulsado por una fuerza superior paso su mano diestra sobre el
teclado y clara, nítida como una fuentecita en la montaña…escuchó una
voz…….Teo, sobresaltado miró en toda dirección y no encontró a nadie…; volvió a
pasar la mano sobre el teclado y otra vez la voz: “ Querido Teo……”
Esta vez abandonó
la sala, buscó por toda la casa, “¿Bromitas a mí…?...¡Soy un skinhead! ¡Odio a
comunistas y maricones! ” No encontró nada. Apenas pudo darse cuenta de lo
irremediable de su soledad…Estaba solo, vivía solo los últimos cuatro
años…Había heredado de los Heredia la vieja casona después del “cruento
episodio familiar”, evento aún no aclarado…..
Regresó a la sala
algo tocado en su ser más íntimo y luego, dudando un poco, volvió a tocar el
teclado….”Querido Teo…”
Al retirar su mano
la voz no se oyó más. Puso la mano de nuevo y la voz: “Querido Teo, ya tienes treinta y ….” Retiro la mano y la voz se fue..
¡Era eso!
¡Claro!. Solo
cuando su mano estaba en contacto con el teclado era posible escuchar la voz..
……¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿Todo un skinhead que de haber sido
inglés lo apodarían Butcher?
Sintió miedo, pero
la curiosidad siempre es más fuerte que el temor y Teo puso con decisión su
mano sobre el teclado
“Querido Teo, ya tienes treinta y cinco años y es
necesario que sepas toda la verdad sobre tu vida. Te vas a enterar de muchas
cosas que seguramente no te van a
agradar y harán que tu vida de un vuelco radical. No esperes de mi
sentimientos compasivos…”
La voz tenía una
tonalidad exageradamente neutral y por eso exasperante …”Todo lo llamo por su nombre….Ese
señor al que llamabas y querías como papá, no era tu papá y esa mujercita pura,
estudiada, adinerada, aventurera a la que conociste como madre…….si es tu
madre, pero no era ni pura, ni adinerada, ni vivió en Roma enseñando Teología
en la Gregoriana….Ella murió en la cárcel a la que fue conducida por el
homicidio de varios hombres entre ellos
tu verdadero padre….Fue víctima
de una enfermedad que le cobró caro sus excesos lascivos.”
Teo palideció y
pasó sus manos por la cara. El piano entonces calló.
“Sabía que algo
andaba mal conmigo” Puso sus manos sobre la cabeza y se quedó así unos segundos
sintiendo por vez primera lo que es ser hijo de puta.
Se recuperó y
decidió escuchar hasta el final…La ceremonia de iniciados era hasta la tarde
…..luego tenía tiempo, mucho tiempo para sumergirse en esa inusual forma de
revelación….
Puso las manos sobe
el teclado…”Querido Teo, ya tienes
treinta y cinco años….” Teo aligeró el movimiento de sus manos pues
comprobó que haciéndolo adelantaba el efecto de la voz, el mismo principio que
opera en las grabadoras tradicionales de casette….al escuchar las palabras “tu verdadero
padre…..detuvo el movimiento y dejó la mano sobre el teclado.
Tu madre era una señorita bien…..pero bastante atontada. Los horóscopos le
señalaban multiplicidad de vocaciones pero
la más notoria era la vocación religiosa. Esa niña había nacido para ser
esposa del Señor y para eso fue preparado por tus abuelos…Y una vocación lleva
a la otra….En la iglesia muy pronto pidió ingreso en el coro que cantaba las
misas vespertinas. Le gustaba mucho la música, pero también sentía alguna
atracción por el director del coro, un hombre enorme, mayor, bastante rollizo
que usaba unos pantalones muy ajustados que no ocultaban algunas enojosos
protuberancias.
Su madre, es decir
tu abuela.......que había visto la película de Julie Andrews…de una monjita
todoterreno…creyó tener una joya parecida en la casa y contrató a un profesor
de piano con el fin de que la joven esposa del Señor afianzara sus
conocimientos técnicos sustento del talento musical y volviera ese hogar una sucursal del
cielo. El dicho profesor, enorme como
el director del coro, venía dos veces
por semana y tu madre practicaba todos los días las lecciones. Muy pronto, tu
madre dio muestras de gran inquietud en las horas previas a la llegada del
profesor y un rubor sospechoso la delataba en las mejillas. Pese a estar
prometida con el más grande, a tu madre le fue dado como don –o como castigo-
una coquetería de esas peligrosas que justo aparecía en presencia de los
hombres. El profesor entendió con rapidez la situación y pasaron apenas unas
visitas más antes de que él se atreviera a poner su enorme mano sobre el cuello
desnudo de tu madre….Como ella no dijo nada, ya debes suponer lo que pensó el
maestro y de ahí a desatar una pasión incontrolable era cuestión de segundos.
Claro, tus abuelos eran muy estrictos y estaban atentos a
cualquier cosa que se saliera de lo normal…Cuando la pareja se entregaba al
dulce placer de la caricia el piano se silenciaba y en menos de un minuto abuelo o
abuela estaban en la sala para indagar qué estaba ocurriendo. Muchas veces
estuvieron a punto de ser sorprendidos pero nunca pasó. No hay nada que a un
fuego desatado pueda detener y los dos amantes se las ingeniaron para que
constantemente salieran notas del piano que calmaran la atención severa aunque
precaria de sus padres. Así que en una odisea propia de acróbatas, de artistas
del circo…tu madre y su maestro se entregaron a la voluptuosa tarea de
aparearse encima de un piano hermosamente sonoro. Nunca sonó tan bien.
Bueno, la que se presumía iba a ser una monjita dinámica
o una virtuosa pianista, de la noche a
la mañana resultó ser una pobre madre soltera......un estigma digno de
desprecio de nuestra sociedad mojigata.
Así naciste …de esa unión eres el fruto. Hijo de la
música y los gemidos, de disonancias y éxtasis;
de madera y semen, así empezó tu calvario…
Sobre mi cuerpo
iniciaste el cabalgar sobre una vida que nunca será fácil…Eres el hijo
de un avispado profesor de piano que nunca pudo enseñar bien alguna cosa y de
una ingenua jovencita a la que se le fue el talento a zonas pudorosas y que
cuando supo que estaba preñada retó a su familia y empezó a morderse el labio
inferior como si en ese gesto estuviera devorando todas sus contradicciones.
Tu madre, apenas supo que el ilustre galanzote se había
largado de la ciudad dejándola en completo abandono no dijo nada pero
secretamente se prometió venganza…..
Ya había descubierto la
manera.......infalible…”
Teo alejó las
manos. No podía soportar más. Entonces era verdad….entonces fue inútil haber
golpeado a aquel muchacho que le había asegurado que su madre era una puta. Deseaba enterarse de todo, saberlo todo
de una vez por todas, pero en ese instante la revelación se le hizo
insoportable….Claro…por eso todos le mentían. Si la autora de sus días, la
madrecita buena a la que todos aman y respetan le había mentido, qué podía
esperar de los demás……..
Entró en un estado
de angustia pasiva.
Desde entonces
todas las mañanas se acercaba al piano y escuchaba de principio a fin su escabrosa historia….
Supo todo, por
fin…Cada detalle, cada traición…..Nunca fue bienvenido a este mundo, luego el
mundo tenía que soportarle su agresividad y su grosería. Al fin y al cabo no
tenía nada que perder…..Su madre su hermosa madre escondía un arma letal entre
sus piernas y fueron muchos los hombres que cayeron víctimas de su venganza. Y
entre ellos, cosa cruel e
incomprensible…....su propio hijo. En la medida en que iba sofisticando su plan
vengativo exteriormente iba pareciéndose más a esa esposa de Redentor con el
que su familia soñaba. Parecía que el parentesco cercano con la divinidad le
daba patente de corso para justificar sus pecados mortales………
*
El frasco de
Seconal temblaba en la mano derecha de Teodoro Heredia…la mano izquierda
golpeaba con fiereza el teclado….el piano se callaba para siempre, ora alguna
nota destemplada, ora una palabra balbucida……..La música se extinguía, las
palabras se acababan…el piano moría…….
Un vómito verde
explotó en la boca de Teodoro y cubrió el retrato de María de los Angeles
Heredia…una jovencita vestida de novicia que con las manos juntitas sobre el blanco pecho…miraba al
cielo….
Teo calló y el
piano también…….
Se silenciaron para
siempre.
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