PUNTO DE VISTA REINVINDICANTE
Después
de haber viruteado la mitad de las casas de mi barrio; a pesar de haber gastado
muchas tardes en la labor de pintar las paredes en las casas de mis vecinos; a
pesar de haber sido recadero de cierta nombradía y mensajero de una droguería;
a pesar de querer olvidar la prestación del servicio militar; a pesar de cargar
en mi conciencia el peso de muchas culpas del pasado; a pesar de todas estas
imperfecciones, no se cómo ni por qué me da hoy por reflexionar sobre el amor:
Bueno,
pienso que si en los noticieros de televisión presentan a un albañil que
compone baladas y lo hacen ver como un caso “sui generis” (con la venia de la
acuciosa presentadora de largas y descubiertas piernas y de los compositores
afiliados a la liga nacional de compositores, personajes como el talentoso
albañil son los que siempre componen las baladas); si también en la tele
muestran a una cocinera de casa elegante que escribe poemas, a la sazón,
conmovedores y nos dicen que hay vendedores en nuestras plazas de mercado
populares que pasan sus vacaciones nada menos que en Europa y muestran,
orgullosas fotografías en las que se los ve más imponentes que la Torre Eiffel
y más derechitos y compuestos que la Torre de Pisa....... ¿por qué razón yo, un
simple pulidor de pisos y paredes me voy a negar la preciosa tarea de escribir unas pocas palabras sobre el
amor…..?
A
menudo se piensa que los amores de la gente de mi condición son amores sucios y
aburridos; que se restringen al paseo, preferiblemente, por el Parque Nacional,
a chupar paleta con una de la misma condición, a besuquearse sobre el gramado
del concurrido parque y al caminar furtivo, aunque demasiado evidente, que
conduce inexorablemente al cuarto oscuro y sucio, con radio, de un motel barato, en el cual se decide
que es más poderoso....si el encanto
escondido entre las piernas o los dulces requiebros vertidos en el oído.
Quienes
de esta manera opinan están de cabo a rabo equivocados, pues nuestra clase
social, además de tener gran incidencia en la explosión demográfica que
angustia a los especialistas,.... posee un inexpresable sentido de la ternura.
Quienes
opinan que nosotros, los hombres del pueblo, vamos a lo que vamos y no más,
están más equivocados que los anteriores, pues no solo esa es una falsa
acusación que a menudo se ventila por parte de nuestros gobernantes en los
altos cenáculos políticos, sino que por el contrario, encontramos que nada hay
más meritorio para nuestra dignidad que tener un romance de esos, de película
mexicana, que de por si son lindos. Baste un ejemplo, una de ellas, en la que
la muchacha se opone al despropósito de unos padres autoritarios, se tira las
malas intenciones del hijito del dueño de la compañía, dándole un beso a su
obrerucho humilde y bien plantado,..... un besote a la sombra de un maguey.
Bueno, al final terminan casándose, lo cual no hubiese ocurrido si el elegido
hubiese sido el burguesito calavera.
¿Entonces..?
Por
ese lado creo que hay un elemento para tener en cuenta en el momento de
juzgarnos: La adversidad nos hace ganadores.
Otro
puede ser, la abnegación, el sacrificio a que estamos dispuestos los que a
fuerza del destino (o de las razones expresadas por los marxistas), nos ponen
en el nivel más bajo de la escala social, pero que no nos impiden el derecho a
ser felices.. No está de más mencionar que el amor supera con creces dicha
escala social, pues se de mucho jardinerito o viruteador como yo, que es
seducido por la veinteañera fea o bonita de la gran mansión que reluce aunque
no haya sol.
Nuestra
fidelidad es algo que comúnmente se pone en entredicho, pues se alega que
nosotros, los de baja estofa, nos emborrachamos, salimos con cuanta mesera de
cafetería o cafetín se nos pone por delante, que vamos a los burdeles baratos
donde nos pegan infecciones y que luego llegamos a nuestras casas en los
barrios periféricos, golpeamos a nuestras dulces esposas, les trasmitimos la
infección, le dejamos la aguapanela servida y al otro día amanecemos como si
nada hubiera ocurrido y al cabo de nueve meses hay otro crío berreando por toda
la casa o en los brazos de la madre todo brotadito y cabezón, a causa, dicen de
la embriaguez del padre y las infecciones de las vagabundas.
¿Irresponsables?
Examinemos
la verdad. Si nos vamos a las
estadísticas, en los hogares de clase media y clase alta es donde más se
presenta el fenómeno del niño abandonado con trencito eléctrico; de la
quinceañera rubia y casquivana neuropsicologizada; del delincuente con ojo
saltón de carro deportivo, tres porros en la cabeza y una pistola en la guantera…
Y
si los encargados de las estadísticas a cambio de estar armando absurdas
especulaciones sobre nuestras moradas malolientes se fueran a un cine, de esos
que nos gustan a nosotros, se encontrarían con que la mayoría de los casos de infidelidad y
abandono tienen como protagonistas a personajes de la élite social.
Acaso.....¿no
es la hija del magistrado la que queriendo ocultar su pasado, abandona una
canasta con todo y pasado en las puertas de una iglesia? ¿o no es la esposa del
gobernador la que por las noche se acuesta por que si con el forastero,
mientras su esposo está en el Club jugando poker? ¿o no es el mismísimo magnate
el que le da una tunda a la hermosísima y angelical señora rubia de ojos
tristes, porque la vio hablando con un hippie que le quería vender una
cadenita? ¿y que hablar del conocido hombre de la televisión que vomita sobre
la langosta después de haberle tentado el trasero a las chicas de la revista
musical y de haberse pasado una buena cantidad de tragos?
¿Ahí
si no el arte imita la vida?
Como
se puede ver, eso que nos censuran es tal vez
un mal que seguramente ellos mismos nos han enseñado. Para nadie resulta
un secreto que nosotros, los pobladores de los cinturones de miseria de las
grandes ciudades queremos de una manera o de otra emular la “gran vida” que se
dan nuestros super hombres, los paradigmas del éxito. Pero eso no es razón para
que nos endilguen toda la descomposición de nuestra sociedad y todas sus
culpas….
¿Si
o no?
Me
río.
Si
ello es así como decía mi profesor de Historia de Colombia, entonces este mundo
está bien.
Bueno,
prometí hablar del amor y aún no lo he hecho:
“El
amor es lindo”.
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