ICARO PEREZ
(Parafraseando a Chico Buarque)
Beso a su mujer de
frente y en la frente sin darle la menor
oportunidad de devolver el beso; besó a sus cuatro hijos de lado, en la mejilla
y no les dijo nada porque también ahorraba palabras.
Cerró la puerta
principal –lo único principal en su vida- haciendo un estruendo de bomba, tan
habitual en las capital por esa época; abrió su destartalado paraguas del
Diners Club, no sin antes maldecir por lo bajo al mal tiempo, como nunca antes
había maldecido, como si con la maldición fuera a conseguir algo definitivo…
Miró el reloj y sintió
que las manecillas se burlaban de él. Como pudo se trepó a un bus urbano y
viajó durante una hora colgando como una res sacrificada.
Le
robaron el cambio
Le
robaron el sencillo
Le
robaron el completo
Le
robaron el espacio y también le robaron las ganas de lamentarse.
Al
bajar, un kilometro después de su paradero, repitió cuarenta y dos veces la misma
palabrota y lanzó al bus que se alejaba tresmildoscientascincuentaycuatro
miradas de odio.
Caminó
varios minutos…y por fin se pará frente a la puerta de la Fábrica (Jamás supo a
ciencia cierta lo que fabricaba)
Mecánicamente
se puso el overol y fue a pararse frente a la maquina como un boxeador cuando
se para frente a un contrincante inescrutable.
Al
mediar la mañana….iba perdiendo por puntos
Toda
la mañana…..la derrota es inminente
Hora
de almorzar……Por ahora lo salva la campana
Almorzó
pan francés con Colombiana y le supo a gloria, tanto que repitió pan dos veces.
Sonrió, sonrió.
Volvió
a la máquina, para seguir perdiendo, esta vez por decisión.
A
las cinco de la tarde…”Ay, qué terribles cinco de la tarde…eran las cinco en
todos los relojes…” (En el suyo eran las cinco y veinte) entregó la orden a
satisfacción de jefes y patrones
Recibió
una palmadita en el hombro que casi no sintió.
Nada
más
Esta
vez perdió por K.O. (Knock out)
Salió
en silencio como todos los días. Como todos los días salió por la puerta de
atrás para no encontrarse con sus colegas. Como todos los días se tomó una
cerveza…pero esta vez, de un solo sorbo. Pagó al cantinero con un último
billete que escondía debajo de una estampita del divino niño…
Le
quedaron debiendo el cambio. No le importó.
Subió
Despacio a la torre (con los últimos
alientos)
Al horizonte (dio una última mirada) y
S
A
L
T
O
Al vacío creyéndose ángel
Pero
le habían cortado las alas hacía mucho tiempo.
Para
efectos policiales, rutina de rigor
Nombre:
Icaro
Apellido:
Pérez
Nacionalidad:
Colombiana
Estado
civil: Casado
Personas a su cargo: Cinco
Profesión:
Obrero de fábrica
Señas
particulares: Contaba buenos chistes
Causa
de la muerte: Autodefenestración por autoestima falaz.
Lo
enterraron en el Cementerio Central, al lado de unos cuantos próceres y héroes
nacionales (solo que a él no lo acompañaron las fuerzas vivas de la nación,
sino un puñado de famélicos, víctimas de la inanición por pobreza absoluta)
Su
tumba se reconoce porque nunca hay flores y porque hay tres palabras inscritas
en la lápida que llaman mucho la atención:
“Regresó
al laberinto”
No
dice más.
Santa
Marta, enero de 2008
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