June again
¡Horror! ¡Horror de los
horrores!
No a la edad,
no a la caída del pelo,
no a los dientes flojos,
no a la impotencia.
Nada de eso.
¡Horror!
Me estoy normalizando.
Cada
día me parezco más a esos espejitos de senilidad que tanto aborrezco.
Cada
día me veo más encasillado en obtener de la vida los beneficios propios de los
que han trabajado toda una vida.
¿Dónde
ha quedado la rebeldía?
¿Dónde
la respuesta cargada de ironía?
¿Dónde
el sentimiento libertario expresado en vehementes palabras inventadas?
Por ningún motivo renunciaré al inefable placer de ser un bicho raro,
de
creer aún en el amor y en el diálogo,
de
enamorarme día de por medio,
de
hacer lo que me viene en gana cuando me da la gana.
¡Aún
estoy vigente!
No
he perdido el sendero ni traicionado nada.
Sigo
soñando,
sigo
con sueños intactos,
sigo
inventando futuros,
sigo
arreglando pasados para no olvidar
y lo mejor de todo:
sigo
caminando por las calles con las manos en los bolsillos
fumando
un cigarrillo eterno,
pateando
piedritas y tapas de cerveza
con
los ojos puestos en una cadera llena de gracia
o
en una mirada pícara,
con
un poema entre pecho y espalda
pugnando
por salir.
Primer
día de julio:
¡El
renacer de un hombre nuevo!
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