En cuestiones de boca no se si deba presumir.
La mía es ancha, grande y malformada como son
muchas bocas. Pero hay en mi boca una gran capacidad para absorberlo todo.
Claro que a veces es tan común...porque de
esa boca se han escuchado tonterías y barbaridades como a casi todas las bocas,
y a veces, una gruesa espuma adorna la comisura de los labios, como se ve en la
“boca” de las bestias rabiosas.
Pero no es de eso de lo que voy a hablar,
tampoco es mi pretensión aterrorizar al posible lector de estas líneas. No.
Voy a hablar de la relación entre mi boca y
el beso. Es algo que me inquieta.
Sucede que en el momento del beso, mi boca se
agranda hasta conseguir el diámetro de un
cráter volcánico, la lengua crece hasta parecer una larga procesión de
serpientes y de acuerdo con el grado de excitación, aumenta o disminuye su
poder de contención.
Esto no sería peligroso, ni daría lugar a
esta inusual confesión de no ser porque poseo una propensión enfermiza a besar,
Y es que a través del beso puedo expresar todo lo que mi razón y mi corazón son
incapaces de hacer utilizando otro lenguaje.
Empiezo muy despacio, con los labios
apretados, haciendo piquito de pajarito...pero cuando el calor se apodera de
mí, la boca crece inconmesurablemente y el beso solo termina cuando a través de
ella han pasado los talones de mi amante. Esto, antes que apaciguarme o dejarme
satisfecho, crea en mí un enorme vacío y es lanzándome a la conquista de otra
víctima como logro mitigar un poco la ansiedad. Como ven, me encuentro en un
gran problema, agravado aún más por el hecho de que se me puede imputar la desaparición
de todas las mujeres que nunca regresan a sus hogares (de los hombres no me
preocupo ya que no acostumbro a besar hombres, no por dejar intacta mi
reputación viril, sino porque los hombres deben saber maluco)
¡Dejar de besar? Es muy fácil decirlo. No es
la solución. Es posible que la abstinencia del beso produzca una reacción
similar o peor en otra parte del cuerpo.
Por lo pronto he decidido continuar con mi
afición hasta que no me quede otra alternativa que la de besarme a mí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario