Todo empezó en una población olvidada de lo que antes fueron los Estados Unidos de América.
Las llamas
crecieron e invadieron aquel país no invadible, también el mar, su bandera, sus
colonias de ultramar, los países que se le arrodillaron..... y su furia
incontenible llegó a chamuscar hasta el culito de los ángeles, que, desde
entonces no han parado de llorar.
No quedó nada.....
Bueno si...
Quedaron un montón
de bultos ennegrecidos (Lo que comprueba que si era posible la unidad racial)
inertes, vacíos, derrumbantes.
Hoy es el
cuadragésimo quinto aniversario de ese caluroso día en que Bill Murray, un
fornido cowboy texano, alardeaba ante su pueblo de poder partir una mula en dos
con la simple presión de su dedo índice sobre el lomo del animal. Unos reían y
otros demostraban su escepticismo quedándose callados.
Bill se aprestaba a
cumplir su capricho mientras tocaban los “Rangers Boys” una banda de música contratada para la
ocasión.......ejecutoria interrumpida por la lluvia, luego tempestad y las
descargas eléctricas, centellas, truenos, relámpagos, rayos........uno de los
cuales alcanzó a Bill y lo partió en mil pedazos que quedaron esparcidos
por.........una mano cayó en la oficina del sheriff McBride; la otra en el
granero de Linda Harris, una viuda que dejó la guerra del Vietnam, su cabeza
fue a caer sobre el lecho del malo de las películas gringas, quien se aprestaba
a escapar sin cancelar sus deudas
pendientes, y lo demás.......jamás se supo, pues el fuego consumió rápidamente
las construcciones a lo Hollywood y las columnas de humo impedían ver el
cielo...
De eso hace cuarenta y cinco años....por eso en nuestros países del tercer mundo hoy es día festivo
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