martes, 11 de marzo de 2025

"Caras vemos...." de "Cuentos anómalos del altiplano" de Fernando Arias Alvarez

 

 

CARAS VEMOS………

 

(Veneno contra tonsurados e intonsurados)

 

Manuel Correa era un fanático religioso y  estaba predestinado para alcanzar las más altas dignidades en la defensa de la fe. El Torquemada del siglo XXI. De esto existen testimonios a lo largo de toda su vida que no son del caso tratar aquí.

 Fue bautizado en la Santa Madre Iglesia Católica cuando aún permanecía en el vientre de su mamita, pues los médicos pronosticaban un parto inseguro y trataban los suyos de evitar cualquier contingencia para que el niño, pariente suyo, sangre de su sangre no estuviera habitando indefinidamente en el limbo.

El niño y la madre sobrevivieron pero las precauciones propias de una familia tan creyente determinaron que hiciera la primera comunión a los dos años y fuera confirmado dos meses después. Es que dados los antecedentes tan difíciles había que colmarlo de sacramentos lo más que se pudiera.

 Manuel crecía sano.

 A los cuatro años entro al seminario….a instancias de un tío suyo que hacía  las veces de portero y que a cambio de su trabajo recibía un dormitorio con todos los servicios.

En esas condiciones no fue raro que Manuel expresara en su adolescencia  las ganas de abrazar la “vida consagrada”.

 “Una vocación es un acto de amor, no una carrera profesional” se le oía decir con frecuencia en la presencia de los altos jerarcas.

Todos le auguraban una vida llena de satisfacciones en la vida religiosa.

 Su madre alcanzó a imaginarlo como Papa, pero por faltas a la disciplina conventual y a petición de todos sus compañeros -le gustaba fotografiarlos orinando o tomando una ducha- fue expulsado del Seminario y tuvo que dar muchas vueltas antes de orientar nuevamente su vida....sin dejar de lado su amor por el prójimo.

 El hombre empezó por hacer colectas  públicas.......a nombre de su fe.

Pedía amor, especies y dinero para dárselo a los que no lo tenían

Recogió tanto que no pudo repartirlo...y cómo siempre encontraba alguna solución a sus problemas decidió inaugurar moteles y salas de masajes que con el tiempo se han hecho famosos en varias ciudades del país.

Manuel Correa era un fanático religioso, hoy es un próspero comerciante informal que en sus horas libres.....inunda el ciberespacio con imágenes pornográficas tomadas con cámaras ocultas en sus negocios y  que envía a sus amigas…..por pura diversión.

 

                                                                                          Bogotá. Marzo 2009

 

 

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