martes, 11 de marzo de 2025

"Rastros del hombrecito..." de Fernando Arias Alvarez

 


 

 

Rastros del hombrecito…..

 

1

 

No podía permitirse algún lujo.

 Era un hombre pobre y según los vaticinios de la historia, estaba seguro de no dejar de serlo.

 Alquiló su brazo a un grupo que lo traicionó.

 Se repetía una y mil veces que lo mejor que podía hacer era seguir luchando por conseguir lo que siempre le había faltado...pero eso sí, llevando una vida honrada.

 Por eso no podía permitirse el lujo de invitar semanalmente a la dulce Carmela, la hija del tamalero, al cine que a ella le gustaba tanto...no tanto por el gusto mismo por el cine sino por la oscuridad cómplice que les permitía atreverse en caricias que en otro lugar serían apenas consecuencia lógica del simple deseo.....y mucho menos el lujo de pensar en casarse con ella con fiesta y tal...con su lejana familia costeña.

 Eran novios desde hacía varios meses, pero nadie lo sabía...y apenas una vez pudo hacerle holgadamente una invitación a un teatro de primera, con patacones, chicharrón, palomitas y gaseosa.

Desde entonces escasearon los cines...el hombrecito se quebraba la cabeza tratando de conseguir en sus ruinas la fórmula que lo sacara del sinsabor de la miseria, pero por más que lo hacía, no podía sacar de su opaco cerebrito más que lamentaciones y eso no era así.

 

Un día Carmela le comunicó que estaba embarazada y que su padre, el tamalero, la había echado de la casa. El hombrecito no tuvo otra alternativa que  la de cargar con ella.

 

2

Apareció en su vida Elkin, el mono, un reconocido ladronzuelo quien le vendió la idea de que uniendo talentos podían convertirse en ladrones de éxito, pero Carmelita le vivía repitiendo que pobres pero honrados y esa sentencia lo marcaba y aún más cuando recordaba que antes de conocer a Carmela  su profesión oficial consistía en amenazar a los deudores morosos de un  prestamista.

 Llegó a ser considerado como uno de los matones más sanguinarios y en los anales de la Policía Nacional ocupaba el puesto de criminal de leyenda.

Eso era pura fama. Había cambiado para bien.

Fue el amor por Carmela y no otra cosa lo que lo rescató de las calles peligrosas donde impera la ley del fierro y el puñal y lo convirtió en un pedazo de mierda aguevada incapaz de pensar por sí mismo.

 Dependía para todo de Carmela.

 

3

 

Todas las tardes la esperaba a la salida de la fábrica de tamales de un rival de su suegro porque la amaba y porque Carmela le daba dinero.

Ella, muy querendona, también se lo daba en calidad de préstamo.

-          “Tan pronto consiga se lo devuelvo, negrita”

pero los dos sabían que ese dinero jamás se iba a recuperar.

 Con el dinero que le prestaba Carmela, el hombrecito se iba para los billares con la esperanza de conseguir a un ingenuo jugador, picado y sobre todo platudo...pero todos los billaristas de barrio saben que esa combinación es muy difícil que se presente.

Como no conseguía sus propósitos, compraba toda clase de loterías y lo que le quedaba se lo gastaba en cerveza y aguardiente “que en todos casos es mejor que ese berraco bazuco que lo deja a uno con la cabeza vuelta mierda por los efectos de toda la porquería con que lo elaboran”

 Volvía a casa con unas borracheras fenomenales y la víctima de siempre: Carmela, la mujer que amaba……

Carmela perdió al bebé.

 

4

 

Quiso la fortuna que un día se encontrara con el hijo del prestamista quien al verlo tan precariamente dispuesto le ofreció un negocio parecido al que tenía su padre.

El hombrecito aceptó sin chistar y en pocos meses cambió radicalmente su estilo de vida.

Carmelita sospechaba que su esposo andaba en malos pasos, pero el juraba de rodillas que lo que estaba haciendo no era nada ilegal….

Elkin, el mono, al notar el repentino cambio de suerte de su amigo, le pidió que lo recomendara con los jefes para ver si mejoraba también sus condiciones,  mas el hombrecito le negó cualquier posibilidad de ayuda por lo que Elkín empezó a desarrollar un  gran resentimiento.

En cuestión de cinco meses, el hombrecito se convirtió en la mano derecha de su patrón por lo que las ausencias en su hogar se hicieron reiterativas. Los reclamos de Carmelita siempre fueron  contestados con evasivas al comienzo y luego a través de unas golpizas fenomenales.

Ella intentó disolver la relación, pero el hombrecito, celoso como el que más, la amenazó con matarla por solo pensarlo.

 

5

 

Elkin, notando el continuo maltrato al que era sometida Carmela acudió al padre de esta desconociendo la ruptura que existía en esa relación padre – hija.

No obstante, el tamalero, conflictivo como había sido siempre decidió intervenir, no tanto por amor a su hija, como por vengarse del hombrecito quien entre otras cosas le había quedado debiendo cuatro tamales hacía varios años.

 Elkin, demasiado sagaz en su profesión de buscavidas vio la oportunidad que estaba buscando y empezó a incitar la confrontación entre los enemigos, sabiendo que “en río revuelto…”

 Gracias a los ardides de Elkin, una  noche se encontraron frente a frente los dos hombres y el odio mutuo hizo su parte….El hombrecito asesinó a su suegro cobardemente….

Elkin lo vio todo y lo filmó y en cuestión de minutos el video apareció en los noticieros de todo el país.

La captura  del asesino se produjo en tiempo record lo que ameritó una medalla para el oficial que comandó el operativo.

La hija del tamalero heredó todos sus bienes……

 

6

 

Carmela hoy es la dueña de una próspera fábrica de tamales y comidas enlatadas.

Elkin, su esposo, es el gerente general de la fábrica y se encarga de las exportaciones.

El tamalero tiene una hermosa tumba en el Cementerio Central, con cenotafio y a la que no le faltan las flores.

El hombrecito purga una condena  a cadena perpetua por asesinato y otro sin fin de fechorías……

 

Hoy, se permite el lujo de planear venganzas.

 

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