KAMIKAZE
Jamás fue preciso. Siempre fue vacilante
Se puede afirmar que
nunca tuvo la convicción plena de hacer algo bien y por su propia cuenta.
Pero ese defecto era
generosamente compensado por su extraordinario atractivo físico.
¡Era precioso! Mujeres,
todas y no pocos hombres, con solo mirarlo sentían el inaplazable deseo de
echarse en sus brazos sin importar las consecuencias.
¿Fue precioso? Es una lástima
que ahora solo podamos hablar de él en tiempo pretérito.
Es que no era preciso el
precioso…….
Nadie lo sabía. Ni él
mismo. Todos lo sabían precioso mas no preciso.
¿Para qué?
Precioso falló. No tuvo
precisión….y dejó al descubierto entre otras cosas a toda una red de nacionalistas
que con exhibiciones terroristas de autoinmolación pretendían reivindicar una
lucha harto extendida y difícilmente comprendida.
Y he ahí al precioso…..
Faltaron apenas cinco
segundos para que la preciosa mano que temblaba, le diera fatal colofón a la
vida de algo más de un centenar de personas reunidas en la Plaza Central para
celebrar un aniversario más de la llegada del Imperio Liberador, que los amigos
del precioso consideraban invasor.
No le quitaban los ojos
de encima. Lo advertían precioso y se lo comían con los ojos. Es que andaba
desnudito por ahí y jugando a la extrema quietud.
Así se ganaba la vida,
vestido y pintado de bronce, y así se familiarizó con el lugar y así pudo
entrar sin mucho inconveniente ese día en que se le dio la gana de no jugar más
al rebelde, y preciso, fabricó una bomba para explotar literalmente su
preciosura y de paso acabar con el edificio y los mirones que aclamaban esa
nueva esclavitud.
Pero falló, no fue
preciso
Antes de accionar el
letal detonador que haría explotar el artefacto escondido bajo la banca que le
servía de pedestal….un precioso perro amaestrado, arrastrado por una preciosa hembra
de mirada salaz…se le acercó y empezó a lamer sus desnudeces con el esperado
regocijo y la burla de los presentes.
Los odió más y hasta
alcanzó a balbucir algún anatema contra el Imperio…pero la sensación era tan
placentera, que se dejó ir, se dejó llevar por la lengua del perro adiestrada
en estos menesteres por su dueña, que no tuvo otra cosa en su mente que ese
placer que le producía intensas explosiones interiores.
A los cinco minutos fue
arrestado.
La mujer ocultó su
sonrojo entre el gentío.
La bomba fue encontrada,
pero tenía muy pocas posibilidades de estallar.
Es que el precioso,
además de no ser preciso….era cobarde.
Santa Marta, marzo de
2008
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