miércoles, 12 de marzo de 2025

"Kamikaze" de "Cuentos anómalos del litoral" de Fernando Arias Alvarez

 

KAMIKAZE

 

Jamás  fue preciso. Siempre fue vacilante

Se puede afirmar que nunca tuvo la convicción plena de hacer algo bien y por su propia cuenta.

Pero ese defecto era generosamente compensado por su extraordinario atractivo físico.

¡Era precioso! Mujeres, todas y no pocos hombres, con solo mirarlo sentían el inaplazable deseo de echarse en sus brazos sin importar las consecuencias.

¿Fue precioso? Es una lástima que ahora solo podamos hablar de él en tiempo pretérito.

Es que no era preciso el precioso…….

Nadie lo sabía. Ni él mismo. Todos lo sabían precioso mas no preciso.

¿Para qué?

Precioso falló. No tuvo precisión….y dejó al descubierto entre otras cosas a toda una red de nacionalistas que con exhibiciones terroristas de autoinmolación pretendían reivindicar una lucha harto extendida y difícilmente comprendida.

Y he ahí al precioso…..

Faltaron apenas cinco segundos para que la preciosa mano que temblaba, le diera fatal colofón a la vida de algo más de un centenar de personas reunidas en la Plaza Central para celebrar un aniversario más de la llegada del Imperio Liberador, que los amigos del precioso consideraban invasor.

No le quitaban los ojos de encima. Lo advertían precioso y se lo comían con los ojos. Es que andaba desnudito por ahí y jugando a la extrema quietud.

Así se ganaba la vida, vestido y pintado de bronce, y así se familiarizó con el lugar y así pudo entrar sin mucho inconveniente ese día en que se le dio la gana de no jugar más al rebelde, y preciso, fabricó una bomba para explotar literalmente su preciosura y de paso acabar con el edificio y los mirones que aclamaban esa nueva esclavitud.

Pero falló, no fue preciso

Antes de accionar el letal detonador que haría explotar el artefacto escondido bajo la banca que le servía de pedestal….un precioso perro amaestrado, arrastrado por una preciosa hembra de mirada salaz…se le acercó y empezó a lamer sus desnudeces con el esperado regocijo y la burla de los presentes.

Los odió más y hasta alcanzó a balbucir algún anatema contra el Imperio…pero la sensación era tan placentera, que se dejó ir, se dejó llevar por la lengua del perro adiestrada en estos menesteres por su dueña, que no tuvo otra cosa en su mente que ese placer que le producía intensas explosiones interiores.

A los cinco minutos fue arrestado.

La mujer ocultó su sonrojo entre el gentío.

La bomba fue encontrada, pero tenía muy pocas posibilidades de estallar.

Es que el precioso, además de no ser preciso….era cobarde.

 

Santa Marta, marzo de 2008

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