LAMENTO
BARRIOBAJERO
Como un centenar de pájaros volando y cantando por los
aires cosmocontaminados de la gran capital de la República….; así, en bandada, nacieron, crecieron y
murieron los rencores dentro del pecho exhausto de un notable guerrero citadino
que intentó derrotar –el solo- a todo un ejército de enfermizos enemigos
comandados por John Rambo Toquica, el despiadado general en jefe de la horda
vandálica de Kennedy City; Juanito el podrido, punkero number one del barrio
Quiroga; Bazooka Pérez del Gaitán; Doctor Money, leguleyo cobardón del Samper
Mendoza y el Santa Fe; Sweet Jane y Pimply Apolinar, los amos de la carrera
quince, entre otros….....
No
lo logró.
Los
rencores si no se alimentan terminan por extinguirse. El valeroso y exhausto
pecho de guerrero pasó a ser algo menos importante que la excremental
manifestación de vida que riegan algo más de un centenar de pájaros, que nacen,
crecen, se reproducen y mueren, y vuelan y a veces cantan entre los aires
escosmocontacopolaminados de la gran urbe –que antes dio albergue a los mejores
sueños provincianos –
Rencor
extinto es igual a indefensión de cordero….entonces…cordero al sacrificio.
Todos
los que amaba le dieron la espalda.
Todos
los que lo amaban y admiraban, le dieron una bofetada y después le dieron la
espalda; todos los que no amaba ni lo amaban, le dieron a beber el amargo sorbo
de la indiferencia….
Así
estaban las cosas.
El
notable guerrero criollo huyó. Se apartó del mundo y como algunas aves
migratorias que volaron y cantaron entre los aires escosmocontacopolaminados de
la gran urbe -que ahora es el cementerio de los mejores sueños provincianos- se
fue muy lejos, cada vez más lejos, tan lejos que a la palabra lejanía le quedan
doliendo las grafías.
Buscaba
una montaña. La cima de una montaña.
Buscando
su cima murió. En una sima lo encontramos por casualidad. Las aves de rapiña no
respetaron el silencio de su cuerpo fatigado. Supimos que era él, por el
mensaje que encontramos en su mochila….Un mensaje. Decidimos darle cristiana
sepultura como le corresponde a un buen cristiano que lo único que ambicionó
fue que la gente viviera mejor. Un mensaje….El mal tiempo y el cansancio nos
obligó a enterrarlo en el mismo lugar donde lo encontramos…..el
mensaje…..Abrimos un hueco y depositamos allí los despojos mortales o lo que
quedaba de ellos, lo tapamos y luego con particular esmero colocamos una
pequeña cruz sin ninguna leyenda…........
Días
después, cuando todos los de la pandilla estábamos reunidos, Roque, el que se
las da de jefe leyó el mensaje en voz
alta.....
Decía:
Testamento
de un poeta barriobajero.
¡Oh,
tamaña ilusión!
Tan
solo puedo dejarle al mundo y qué pena me da: Cuatro poemas que parecen ser de
amor pero no los son; un par de cuentos mediocres y una gata que pare cada tres meses – lo
único fecundo de mi vida-. Una vida,.... toda una vida intrascendente como los
poemas, mediocre como los cuentos y dolorosa como cada parto de la gata.
Es
insignificante pero es lo único..... es todo a pesar de mis esfuerzos.
Los
gatos aumentaban y aumentaban y eso me hizo alguna vez feliz; quise escribir un
quinto poemilla, pero me dio risa; intenté un tercer cuento, pero mis dedos se
derritieron sobre el papel; una novela no exactamente autobiográfica, se quedó
para siempre perdida entre un montón de cervezas ordinarias; un hijo se malogró
por la incertidumbre…solo quedaron esa pequeñas cosas que todo el mundo posee
pero que no sirven siquiera para conseguir un modesto crédito en una cantina de
barrio de esas, en las que solía pasar la vida de solitario., poniéndole apodos
a la gente que pasaba por la acera más próxima y vomitando las pocas tripas que
me quedaban en un inodoro repleto de……la única verdad-
Oh,
querido mundo…Tu hijo, uno de tantos no es más que un ingrato. Cometiste el
error de creer en su valor, en su sabiduría y en su talento y lo lanzaste a
empresas para las que no estaba preparado, ahora como colofón nefasto persiste
en un poco de recuerdos.
Bórralo antes de que haga más daño.
Si
en algo me aprecias, oh, mundo, cuida a mi gata y a sus cuatro gatitos…de lo
otro ya se encargó la hoguera y de mí…tu te olvidarás….
Nos dispersamos en silencio. Todos sin saber qué hacer
pero coincidiendo en un solo pensamiento: “Que desperdicio gastarse uno un
trozo de vida admirando y siguiendo a un farsante como esos….”
Hoy, Rambo Toquica y todos los demás sobreviven como empleados del gobierno….y ya no recuerdan que dejaron rotas muchas
ilusiones en su camino, muchas heridas, mucha sangre ......que la lluvia se
encargó de borrar de las aceras.
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