Perdición
“En un bosque de la
China, una china se perdió…”….leí en el periódico hace algún tiempo.
Estaba, pasando por un
mal momento: recién divorciado, desempleado, enfermo y la mala relación con el
grupo de mercenarios no me garantizaba un contrato a corto plazo así que tuve
que hacer acción esa actitud tan colombiana de “pa´las que sea”.
Pese a que no había
recompensa alguna por encontrar a la chinita, empaque mis corotos y emprendí la
búsqueda por mi cuenta.
Experimentado como estaba
en misiones de búsqueda o desaparición de personas, no tardé mucho en
encontrarla. No era lo que esperaba: estaba alegre, me miró complacida y hasta
creo que me besó con inusual coquetería.
Le mostré el recorte de
periódico, traté de persuadirla a que regresara, pero todos mis argumentos
chocaron con la variada frialdad de su mirada. No me daba por vencido y seguía
insistiendo para que volviera, pero no obtuve ningún resultado.
Entonces cambiaron los
papeles y ella comenzó a convencerme para que me quedara.
Un cambio de expresión en
la mirada y tres besos bastaron para lograrlo,
Pese a no saber por qué ella
permanecía allí, le hice caso, me quedé a su lado o mejor, frente a ella, en un
frondoso bosque que circunda a un lago azul contemplándonos eternamente,
esperando algo, tal vez la muerte.
En un gigantesco árbol
está escrito.
En un bosque de la China,
una China se perdió y como yo estoy siempre perdido, nos encontramos los dos y
nos dedicamos eternamente a mirarnos estúpidamente.
Mamá, papá, hermanos,
amigos, si alguna vez visitáis la China y vuestros pasos os conducen a un bosque frondoso que circunda
un lago azul, veréis dos cuerpos inertes que se miran.
El de la derecha soy yo….por
si acaso.
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