El rey de los babosos
El rey de los
babosos hizo una señal con los labios y una ceja y todos, súbditos o no,
acudieron presurosos al Salón Dorado Magno del Palacio Imperial.
Era el Imperio de
los babosos.
Babeantes, todos, querían dar testimonio de lo mucho que amaban a su baboso soberano.
A su vez el baboso
tirano, quería hacer manifestación de lo mucho que amaba a su baboso pueblo
babeante.
Pero además todos
los babosos sabían que ese era un momento definitivo.
Que el principal y urgente propósito de la reunión que se llevaría a cabo eran las manifestaciones de inconformidad...porque babosos y todo aún se sentían no conformes.
Miren...
Siglo tras siglo la
relación gobernante – gobernado ha ido perdiendo el sentido estético, humano,
vital hasta convertirse en una mera manera de ganarse la vida.
Unicamente los recuerdos matizados con nostalgia dan fe de épocas esplendorosas, épocas de maravilla y sortilegio en las que hasta un magnicidio o la traición obtenían un tratamiento cercano a lo sublime.
Recuerdos, ayer, pasado..... y toda una sarta de sandeces se sucedieron en la tarima por insignes oradores babeantes hasta que llegó el turno del máximo profeta de la baba, el único capaz de sacar babosos de la encrucijada:
!El rey de los
babosos!
Babosos expectantes de todos los pelambres aguzaban los oídos para no perderse una sola palabra del profeta.
La decepción fue total cuando el orador en la tarima, con toda la atención puesta en él...... les salió…. con un chorro de babas.
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